La cotización del dólar se aquietó luego de otra fuerte intervención del Banco Central
La divisa volvió a acercarse a los $40 para la venta al público y no los superó por una subasta de reservas por US$358 millones; el riesgo país subió 1,5% y cerró la jornada en 783 puntos
La carrera alcista que ensaya el dólar en la plaza local (replicada ayer en otras de la región) no se detiene ni cuando la administración Macri logra apoyos explícitos del gobierno emisor de esa moneda y silo se sosiega un poco cuando el Banco Central (BCRA) abastece con reservas, en parte, la inagotable sed dolarizadora del mercado.
Esto quedó nuevamente a la vista ayer con el aumento de $38,99 a $39,69 o de $38,20 a $39,05 que volvió a registrar ese billete en promedio para la venta minorista o mayorista, respectivamente, durante el día después del nuevo paquete oficial de medidas, diseñado para tratar de calmar al mercado.
Todo ocurrió en una jornada en que el funcionamiento del mercado se "normalizó" tras las limitaciones a la operatoria que implicó el feriado en EE.UU. en la rueda previa, y en la que el precio de esa divisa trepó globalmente al profundizarse el temor a una escalada en el conflicto comercial de ese país con China (las dos mayores economías del mundo).
Pero ya no hay excusas: lo que para otras monedas emergentes son reacomodamientos al cambio en la coyuntura global de mercados para el peso es una tendencia marcada al derrumbe a la que, seguramente también por estas razones, se le dificulta algo más encontrar un piso.
De allí que no sorprenda que así como hace menos de un mes un tuit del presidente Donald Trump bastara para voltear 14% en una rueda a la lira turca, su "fuerte respaldo" (oficializado mediante un comunicado de la Casa Blanca tras una charla con Macri y en el que calificó a la Argentina como un "socio estratégico") no haya logrado impedir que el peso se devaluara otro 2,2% frente al dólar.
Ese contraste no pasó inadvertido para los operadores más avezados del mercado, que seguían de cerca las febriles negociaciones que inició ayer en Washington la misión argentina que busca un nuevo aval contante y sonante del FMI que se traduzca en un adelantamiento de los fondos con que este organismo tenía previsto asistir al país en 2019.
En especial, porque si la caída del peso no fue mayor fue porque el BCRA volvió a jugar fuerte al volcar al mercado US$358 millones de las reservas (que bajaron US$947 millones en la víspera al comenzar a ser erosionadas -a la vez- por la caída que empezaron a mostrar los depósitos privados en dólares, que las alimentan vía encajes) y en un mercado que apenas negoció US$393 millones.
Un juego de expectativas
"La plaza opera condicionada por la percepción de que el billete mañana puede estar más caro, lo que hace que la oferta privada se mantenga retraída a la espera de precios aún mayores", observa el analista financiero Christian Buteler.
La suba del dólar contado fue incluso inferior al aumento del 3 al 5,5% con que se pactaron los precios de los futuros localmente, al cerrar a $40,25 y $45,26 las posiciones a fin de mes y a fin de año, respectivamente. Esto confirma que la acción oficial no logra modificar ni aplacar las expectativas y, por el contrario, a juicio de algunos ya las alimenta. "El Gobierno empeoró esta crisis del dólar al dar señales confusas al mercado", juzgó por caso el exsecretario de Finanzas y actual director de la consultora Quantum Finanzas, Daniel Marx.
"Seguir atribuyendo a las condiciones internacionales el origen de todos los problemas es un error. La postura del Gobierno no solo peca de simplista, sino que carece de la autocrítica necesaria para torcer la realidad que efectivamente depende de la Argentina", coincidió en un informe el analista Nery Persichini, de la consultora GMA.
La escéptica reacción no se limita a lo cambiario. Incluyó ayer nuevas bajas "de hasta 1 dólar y medio entre los bonos en dólares a vencer en los próximos años, lo que muestra la preocupación de los inversores por la capacidad de pago de la deuda de corto plazo", indicó Sebastián Cisa, de Grupo SBS. De esto deriva la suba del 1,5% en la tasa de riesgo argentino, que lo llevó a cerrar en 783 puntos. A esto hay que agregar otro aumento en la demanda de seguros contra un posible nuevo default, que son 35% mayores que los que se toman para cubrir el riesgo de mantener en cartera bonos de Turquía, y un nuevo derrape de hasta dos dígitos entre las acciones de empresas argentinas que más se operan en Wall Street. Todo porque esta crisis, aunque tiene enormes consecuencias económicas y tuvo incluso esa raíz, ya pasó a ser política, a juicio del mercado.
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