Domingo Cavallo. Crítica a Duhalde y guiño a Milei en un análisis de la pandemia
El ex ministro de Economía Domingo Cavallo se refirió a la situación en la que se encuentra el país por el avance del coronavirus y dijo que, si en el Gobierno "predominan las tendencias estatistas, intervencionistas y aislacionistas, el final de esta crisis puede ser la hiperinflación".
En una entrada que subió ayer en su blog, el ex funcionario habló de las razones por las cuales el país es más vulnerable a la crisis del coronavirus, si bien la pandemia afectará la economía de todas las naciones.
En primer lugar, Cavallo dijo que, si bien en todos los países el cierre obligatorio de muchos establecimientos y las restricciones a la salida de las personas de sus domicilios provoca a la vez fuertes disminuciones de la oferta de bienes y servicios y de los ingresos de las familias afectadas por la pérdida de sus empleos, en la Argentina se suma el agravante de que "no existe un buen sistema de seguro de desempleo y la economía informal representa el 40% de la población". Por consiguiente, no funciona este mecanismo amortiguador.
Además, el hecho de que muchos trabajadores de la economía informal no estén bancarizados ni registrados en la seguridad social hace que sea más difícil ayudarlos porque no se les pueden enviar cheques o depositarles dinero en sus cajas de ahorro.
Otra traba, según Cavallo, es que "la Argentina no cuenta con crédito ni interno ni externo" y el Banco Central "emite una moneda incapaz de mantener su valor". "También por el lado de la demanda, la falta de una moneda que sirva como depósito de valor, dificulta la utilización de los ahorros para complementar los ingresos. La mayoría de las familias que pudieron ahorrar en el pasado, mantienen sus ahorros en dólares y, si los quieren convertir legalmente en pesos, deben venderlos en el mercado controlado o incurrir en fuertes costos de intermediación en el mercado de bonos, amén de que muchos no saben cómo acceder a este mercado", señaló.
"Así como no es fácil en la Argentina recurrir a los ahorros del pasado para moderar las oscilaciones de los ingresos corrientes, tampoco es fácil utilizar el financiamiento bancario con ese mismo objetivo, porque el costo del crédito en pesos para los consumidores es muy alto y cuantitativamente muy limitado", agregó.
De acuerdo con esto, el economista dijo que "solo la emisión monetaria quedará como mecanismo de financiamiento de los déficits fiscales de la Nación, de las provincias y de las situaciones de insolvencia del sector privado que activen mecanismos de garantías oficiales". Según sus cálculos, el déficit fiscal, aún sin contar el pago de intereses, puede llegar a superar el 5% del PBI y la base monetaria difícilmente aumente menos del 100% durante el 2020.
En cuanto al desempleo, dijo que "probablemente supere el 25% de la población económicamente activa" entre el abierto y el que quede oculto tras la obligación de evitar despidos. "Mientras todos estos desequilibrios se van acumulando, la inflación y el desabastecimiento de los bienes de consumo, agravarán la situación de los sectores más carenciados y, aún con todo el esfuerzo que el Gobierno intentará hacer para paliar sus efectos, la insatisfacción social se manifestará de muchas maneras. Las oportunidades para los que quieren acceder al poder y empujar reformas sociales a través de la violencia se multiplicarán y, en ese contexto, recrudecerá la discusión política con anteojeras ideológicas de cuño setentista", continuó.
De esta forma, dijo que el final de esta crisis podría ser la hiperinflación. "Si predominan las tendencias estatistas, intervencionistas y aislacionistas que aún con el tono moderado que caracteriza al discurso del presidente, asoman frecuentemente en el mensaje oficial y si en la búsqueda de chivos expiatorios los dirigentes políticos más influyentes eligen al empresariado, el final de esta crisis pueden ser la hiperinflación como predicen Diego Giacomini y Javier Milei", apuntó.
Por último, Cavallo dijo que, "para escapar a este dramático destino", el Presidente debería pensar "en una reorganización económica de raíz alberdiana" que cree un clima de confianza que consiga que los cientos de millones de dólares que los argentinos mantienen en sus cajas de seguridad o en el exterior vuelvan para financiar inversiones productivas.
"El presidente [Carlos] Menem consiguió hacerlo a principios de los '90. Lamentablemente, el presidente Fernández, en lugar de consultarlo a él o a quienes lo ayudamos a encontrar aquellas soluciones, se reúne con Eduardo Duhalde, el responsable de que, a partir de 2002, Argentina haya regresado a la desorganización económica de los años 70s y 80s", concluyó.