Dudas sobre el futuro de Japón
En la carrera por alcanzar los más bajos pronósticos en materia de crecimiento económico y ganancias empresarias, Japón está en la delantera.
El 6 de noviembre Toyota, parangón de los fabricantes japoneses, dijo que prevé un yen más fuerte, precios de insumos más elevados y una caída de la demanda mundial, con la consecuencia de una baja del 74% en las ganancias netas en el año financiero comenzado en abril, incidente que los japoneses rápidamente bautizaron el "shock de Toyota".
Los efectos se extienden rápidamente: en las primeras tres semanas de octubre las exportaciones japonesas fueron un décimo menores que hacía un año, grave preocupación para una economía que depende de las ventas al exterior.
A fines de octubre, los precios de las acciones japonesas llegaron a su punto más bajo desde 1982. Medidas por la razón precios/ganancias, se veían baratas el mes pasado.
Pero ahora que se está revisando apresuradamente las ganancias hacia abajo -la última encuesta sugiere que las compañías prevén una caída de las ganancias del 26% tan sólo este año financiero- ya no parece tan buen negocio. Un creciente número de economistas no ve como posible una recuperación para Japón hasta 2010. El FMI prevé una reducción de la economía japonesa en 0,2%, en 2009.
El empeoramiento de las condiciones globales es motorizado por un masivo desapalancamiento. Parece injusto a primera vista que Japón sea parte de ello. Los bancos del país, en recuperación del estallido de la burbuja japonesa de los noventa, no han tenido tiempo de cometer las locuras de sus contrapartes estadounidenses y europeas. Las compañías pasaron una década sacándose deudas de encima y los hogares han ahorrado a tasas muy altas.
Pero el exceso de ahorro de Japón ha llevado a una sobreinversión crónica, en particular en las industrias de exportación, gracias en parte a gerentes que no deben rendir cuentas a los accionistas.
Apostar a las exportaciones estaba bien mientras la demanda global estuviera en alza. Ahora la manufactura ha caído: Oriental Economist, boletín que se edita en los países de Oriente, señala que los volúmenes superan apenas en 5% los niveles de 1991. El resultado es exceso de capacidad y de stocks.
Por tanto, dice Robert Madsen del Massachusetts Institute of Technology la capacidad excedente unida a una dependencia exagerada de las exportaciones, en particular a los Estados Unidos, hacen que Japón represente una "apuesta apalancada" al crecimiento en el exterior.
Medidas forzadas
Ahora la cuestión es si el Banco de Japón se verá forzado a reinstaurar medidas que había usado por primera vez para responder a la deflación posburbuja: mantener las tasas de interés en cero e inundar los bancos de liquidez excedente en un proceso conocido como "alivio cuantitativo".
A fines de octubre, el banco central bajó las tasas por primera vez en siete años, de 0,5 a 0,3%, y parece probable otra baja a corto plazo. Mientras tanto, el Banco de Japón comenzará a pagar intereses sobre las reservas excedentes de los bancos, lo que de hecho permitirá que comience el "alivio cuantitativo" antes de que las tasas vuelvan a cero.
El gobierno piensa flexibilizar las normas contables para los bancos que cuentan como capital las acciones en su poder en rápida depreciación y proveer garantías para préstamos en el caso de las pymes. Pero la política debiera estar centrada en el gasto público. La coalición gobernante ha anunciado un estímulo fiscal de alrededor del 1,4% del PBI, principalmente mediante la baja de impuestos. Es improbable que eso sea suficiente, pero el sistema político japonés, sumido en su propia crisis, es incapaz de actuar con audacia cuando la deuda pública ya está por las nubes.
A la larga, lo que necesita Japón es tan claro como siempre: menos dependencia de los fabricantes centrados en las exportaciones, compañías de servicios más productivas y apuntadas al mundo, y una fuerza laboral más flexible que incorpore mujeres, trabajadores mayores e inmigrantes. Si el "shock de Toyota" ha ayudado a dar un sentido de urgencia a estas cuestiones, entonces algo se habrá logrado, pero mejor espere sentado. Mientras tanto, Japón irá para donde vaya la economía mundial.