Duro reclamo de la banca española a Duhalde
MADRID.- Al menos por unas horas los bancos españoles BBVA y Santander Central Hispano (SCH), que son duros rivales no sólo en su país sino también en casi todos los mercados latinoamericanos, dejaron sus diferencias de lado e hicieron causa común para criticar al gobierno argentino y reclamarle al presidente Eduardo Duhalde una urgente solución a sus problemas.
La embestida de los dos principales bancos hispanos fue acompañada por el subgobernador del Banco de España, Gonzalo Gil, funcionario que señaló que el BBVA y el SCH no deben inyectar más fondos a sus filiales en la Argentina.
Hasta ahora, el BBVA y el SCH habían optado por estrategias diferentes para hacer frente a la crisis argentina. El primero, hace pocos días, hizo un aporte de capital por 211 millones de dólares en su filial local, el BBVA Banco Francés, y se encargó de subrayar varias veces que no planeaba irse del país. En cambio, el vicepresidente del SCH, Alfredo Sáenz, había declarado el 29 de abril que su filial, Banco Río, contaba con la liquidez suficiente para operar sólo durante tres meses.
Sin embargo, las diferencias entre ambos grupos en los últimos días empezaron a borrarse. "El sistema económico argentino está en una situación realmente crítica y terminal", declaró el director de Estrategia del SCH, José Juan Ruiz, en el seminario organizado en España sobre "Las inversiones españolas en América latina: la crisis argentina".
"Los bancos (en la Argentina) tenemos todos los problemas posibles tanto de liquidez, como de tipos de interés, plazos y divisas. No se puede seguir salvo que el Banco Central de la Argentina dé liquidez", dijo.
En el BBVA no se quedaron atrás y también salieron a criticar con dureza al gobierno de Duhalde por la forma en que manejó la devaluación del peso. "Primero debería haberse pesificado la economía y después devaluado la moneda, y todo ello de forma inmediata", señaló el director de Servicios de Estudios del BBVA, Miguel Sebastián.
Tiempo de ajuste
Al menos por el momento en ninguna de las dos entidades se atreven a hacer público que tengan intenciones de retirarse del país, aunque admiten que deberán reducir sus estructuras para adaptarse a la nueva realidad del mercado financiero argentino. "En un año los depósitos en la Argentina cayeron de 80.000 a 15.000 millones de dólares y los bancos deberán encontrar la manera de ser rentables con un nivel de desinversión", señaló a LA NACION un alto ejecutivo del SCH.
En el BBVA coinciden en trazar un escenario igual de pesimista para sus operaciones en la Argentina. "En la situación actual todos los bancos tendrán que achicarse para poder pagar los sueldos de sus empleados, aunque la dimensión que tendrá el sistema financiero es imposible de saber hoy y sólo se podrá empezar a vislumbrar cuando concluya el canje de bonos, a mediados de julio", dijeron en la entidad presidida por Francisco González.
Sebastián fue aún mas lejos en sus declaraciones y señaló que el sistema financiero argentino deberá reformularse, abandonando la actividad comercial y la concesión de créditos para convertirse en "una banca muy transaccional", de manera de recomponer sus bases en un plazo no inferior a tres o cuatro años.
Pero la estocada final la dio Gil, que consideró que tanto el BBVA como el SCH actuaron correctamente, "con la máxima prudencia y con no pocas incertidumbres". Se mostró convencido de que los 2830 millones de euros (2716 millones de dólares) de provisiones que dotaron ambas entidades para cubrir sus operaciones son "suficientes" y señaló que las filiales locales deberán autofinanciarse: "Cada filial debe ser independiente de la casa matriz y de otras entidades del grupo y, por lo tanto, ser capaz de obtener su financiamiento y su liquidez con plena autonomía".
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