Créditos a personas y a empresas, esa materia tan difícil para la Argentina
1 Concepto. El crédito nace y es entendido en todo el mundo como una manera de alcanzar bienes a los cuales somos incapaces de acceder en el tiempo presente, dadas nuestras restricciones presupuestarias. De esta manera, una persona o una empresa que tiene una idea para llevar adelante busca inversores para su iniciativa, a cambio de la promesa de un retorno cuando el proyecto se concrete. Como herramienta de desarrollo, los préstamos son una asignatura pendiente en nuestro país. De los números más recientes del Banco Mundial se desprende que, en el promedio global, los créditos al sector privado giran en torno a 130% del PBI; en la región la mayoría de los países supera el 30%, y en la Argentina, en tanto, ese ratio se ubica en tan solo 11%.
2 Tipos de préstamos. En primer lugar están los adelantos, que básicamente son giros en descubierto, operaciones en las cuales no se pacta ni un límite ni un plazo con anticipación. Se los utiliza para períodos menores a 30 días. Luego están los préstamos hipotecarios, que son de largo plazo y para adquisición de inmuebles, por lo general fomentados desde los gobiernos para los casos de primera vivienda. También están los créditos prendarios, en los cuales el bien que se adquiere permanece como garantía de quien presta, hasta que su pago sea ejecutado totalmente. Y existen los créditos personales, en los cuales se recibe dinero a un determinado costo (tasa de interés), algo que también ocurre en las otras variantes. A diferencia de los préstamos que se obtienen de la tarjeta de crédito, los préstamos personales se pautan en cuanto al plazo y la tasa, mientras que con la tarjeta esto es variable. Actualmente, la distribución dentro de nuestro sistema indica que los préstamos más significativos son los de las tarjetas de crédito, seguidos de los personales, que en su conjunto representan el 40% de lo prestado. Los créditos hipotecarios, que en 2002 eran cerca del 35% del total prestado, hoy rondan el 10%.
3 Costo financiero. A la hora de tomar un crédito, probablemente la variable más importante a tener en cuenta sea el costo que tendrá la operación; es decir, la tasa de interés. La TNA (tasa nominal anual) representa el valor de referencia de ese costo en el término de 12 meses. En segundo lugar está la TEA (tasa efectiva anual), que contempla la capitalización de los intereses. Por último, el dato que es más importante tener en cuenta: el CFT, costo financiero total, que incluye la tasa de interés, los impuestos y los cargos vigentes al momento de la contratación, como los seguros o los costos operativos.
4 Riesgo-beneficio. Para evaluar el posible otorgamiento de un préstamo, los bancos cuentan con un departamento de riesgo. Allí se hacen los análisis necesarios para determinar las condiciones del desembolso. Hay que tener en cuenta algo esencial: a medida que se toma más riesgo, mayor es la retribución esperada. Para no realizar un análisis uno a uno, algo que sería extremadamente costoso, a los clientes de todas las entidades se los ordena en seis categorías, que van desde la del deudor normal (categoría 1), cuyo atraso en el pago no supera los 31 días, hasta la del considerado irrecuperable (categoría 6). Cuanto mejor pagador sea un cliente, a mejores condiciones podrá acceder.
5 Fondo de garantía. La morosidad ha crecido en los últimos meses a niveles que están por arriba de los observados durante la crisis de 2008/2009. El contexto actual es muy sensible y el riesgo de prestar, elevado. Fijar un tope de tasa de interés limitará la cantidad de clientes con acceso a un préstamo. En este escenario, la necesidad de un fondo gubernamental que asegure la cobrabilidad es indispensable.