En el campo empresario. El enfriamiento llega sin que lo inviten
Son varias las compañías que detectan un debilitamiento del nivel de ventas; varias, también, las que advierten que otra vez los consumidores comienzan a volcarse hacia las segundas marcas, cuando hasta 2007 todos los sectores sociales estaban demandando mayoritariamente la primera de su nivel socioeconómico.
El enfriamiento es más que notable en todo lo relacionado con el agro, y en muchos casos los empresarios hablan de una cadena de pagos que se ha puesto algo más lenta.
La constante suba de los precios, el conflicto interminable con el campo y la caída del nivel de confianza de los consumidores llevan al enfriamiento de la economía. Es el enfriamiento que el Gobierno dijo querer evitar y que finalmente, por otros medios, termina por producirse.
En las empresas dicen que los aumentos salariales concedidos en las paritarias todavía no han ido a parar a los precios y que, entonces, hay una dosis inflacionaria que todavía no llegó a las góndolas y aparecerá en los próximos dos meses.
Parte de los aumentos están contenidos por la presión del secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno. Los ejecutivos dicen que el funcionario ha exigido que se aplicaran aumentos muy moderados, no superiores al 5 por ciento en todo el año para los bienes que tienen alta ponderación en el nuevo índice de precios. Los que tienen una ponderación menor pueden encarecerse entre el 6 y el 8%, y los que casi ni figuran puedan aumentar el 10 por ciento o más.
Para las compañías con oferta diversificada en todos los segmentos, la situación es hasta ahora tolerable, aunque acusan caídas constantes y sostenidas de la rentabilidad. Para las empresas más chicas, que sólo producen los bienes de consumo popular que el nuevo índice mide especialmente, la situación es delicada. No pueden trasladar los aumentos de costos y, además, las grandes empresas, con marcas más conocidas, mantienen los precios bajos por la presión de Moreno. Es el peor de los mundos.
La crisis energética también aporta lo suyo a la contención del crecimiento económico. Para algunas industrias, el paro del campo les anticipó los problemas al dificultarles el abastecimiento.
El escenario es complejo, mientras el Gobierno parece no tener un plan formal de contención de la inflación y apuesta cada día de manera diferente. El hecho de que haya hecho bajar el dólar para "castigar" a quienes compraron a más de $ 3,20 es una muestra. "Mientras decían que no permitirían el enfriamiento, también fustigaban a quienes aconsejaban dejar bajar el dólar y, sin embargo, ahora lo hacen ellos", dice un empresario, aludiendo a los funcionarios.
El nivel de incertidumbre y la debilidad de la confianza influyen también en el ánimo de los depositantes, mientras los bancos ofrecen mayores tasas para retenerlos. Es uno de los escenarios que el Gobierno dijo querer evitar.
Las grandes preguntas siguen siendo cuál será la inflación y, en consecuencia, adónde llegarán las demandas salariales.
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