El equilibrio previsional tardará
Según un informe privado, sólo llegará en 2010; sin embargo, se estabilizó el gasto jubilatorio
Habrá que esperar poco más de ocho años para que el déficit público previsional sea historia en la Argentina, según estimó el economista Ricardo Arriazu.
El analista llegó a esta conclusión tras proyectar un escenario de crecimiento constante del 2% promedio para la economía en los próximos años, y defender la reforma del sistema jubilatorio, al explicar que los sistemas de reparto "son inviables" en los países en vías de desarrollo porque su población envejece más rápido que la de los países desarrollados. "En Bélgica, la población mayor de 60 años tardó más de 100 años en duplicarse. En China esto se producirá en sólo 34 años", graficó.
Arriazu disertó en un seminario sobre "crisis de los sistemas de reparto", que organizó la firma Human Consulting en el hotel Inter-Continental y ante más de 200 empresarios y ejecutivos de finanzas.
Según el trabajo, la eliminación del déficit previsional en 2010 no se deberá a la reducción de las prestaciones de la seguridad social, que se mantendrán para entonces entre US$ 16.700 millones y US$ 17.000 millones anuales, sino que el efecto se dará básicamente porque habrá cada vez menos jubilados por el sistema de reparto, debido a un número creciente de beneficiarios del sistema de capitalización.
Arriazu explicó además que el impacto que puede tener la reforma en ciernes sobre los números del sistema no varía la tendencia de fondo, aunque constituye un alivio en las arcas públicas superior a los 600 millones hacia fines del año próximo, que tendería a reducirse levemente de allí en más. Las modificaciones al sistema previsional fueron instrumentadas por decreto, pero aún están frenadas por la Justicia.
La iniciativa, que aún espera un vía libre, procura elevar progresivamente hasta los 65 años la edad jubilatoria de la mujer y reemplaza la prestación básica universal ($ 200 para todos los haberes) por otra solidaria proporcional y decreciente para jubilaciones de entre los $ 300 y $ 800.
En la presentación, Arriazu dejó en claro que el progresivo avance de la jubilación privada en el universo de beneficiarios ya alivia la situación del Tesoro nacional "aunque a junio había sólo 92.740 personas que recibían los beneficios de las AFJP", detalló.
De todos modos, se trata de un número creciente. De junio del año pasado a junio de 2001, el total de prestaciones aumentaron a un ritmo del 31,78%, en tanto que la cantidad de jubilaciones estatales tiende a bajar y se prevé que continuará reduciéndose en el futuro para llegar a 1,5 millón de prestaciones frente a los 2,6 millones de la actualidad. En ese momento, las cajas jubilatorias estatales alcanzarán el equilibrio.
El camino correcto
El economista insistió en la idea de que los sistemas de reparto, que en su momento sirvieron por el fuerte aumento que se registraba en la población trabajadora y en el salario real, ahora " están en crisis en todo el mundo", dado que constituyen una parte sustancial del presupuesto público. Aseguró, además, que quienes no reconocen esta realidad lo hacen porque justifican la transferencia negativa aduciendo a un contrato intergeneracional que "nació del voto de los que se beneficiaron de él y no de los que ahora deben costearlo".
Al analizar las prestaciones de diferentes países, Arriazu concluyó que "las fórmulas tienen características que favorecen a los grupos de altos ingresos con pensiones más elevadas sin tomar en cuenta su mayor expectativa de vida". También censuró que "las fórmulas de cálculo del haber no dan mayor gravitación a los aportes efectuados a edad temprana, ya que a la fecha del retiro revisten un valor corriente más alto", señalando que de esta manera se perjudica "a los trabajadores de salarios más bajos que tienen menor calificación".
A su vez vaticinó que "los países que tienen grandes compromisos por tener sistemas de reparto deberán recortar forzosamente la provisión de otros servicios públicos e incrementar la inflación para financiar ese déficit". Pero advirtió que ambas soluciones "afectan el crecimiento". En este sentido, consideró que la reforma instrumentada en 1994 hace que la Argentina esté en camino de solucionar ese problema.
Datos para considerar
Descendencia: el promedio de descendientes por familia que se requiere para mantener el número poblacional constante es de 2,1.
Ancianos: la población anciana en la Argentina, si se considera como tales a quienes tienen 65 o más años, representa el 13 por ciento.
Proyección: ese mismo segmento poblacional alcanzaría el 23 por ciento en 2050, basándose sobre proyecciones referidas al ritmo de expansión poblacional actual.
Diferencias: la población mayor a los 60 años en los países de ingresos bajos es del 7 por ciento. Se eleva a entre el 12 y el 16 por ciento entre los países de ingresos medios (como la Argentina) y es superior al 17 por ciento en los países de ingresos altos como Alemania, Inglaterra, Canadá y los Estados Unidos.