El Gobierno logró diferir el 9% de los pagos de deuda de 2009
Postergó vencimientos por $ 5400 millones, tras concretar un canje de títulos por 15.100 millones
El Gobierno dio un paso importante ayer en sus esfuerzos por convencer a los mercados de que, pese a la crisis global y los problemas que ya quedaron en evidencia en la economía local, la Argentina está en condiciones de evitar este año la repetición de la cesación de pagos.
Lo hizo al lograr una aceptación del 97% en el canje de préstamos garantizados (PG) que puso en marcha la semana anterior entre bancos y aseguradoras locales, una operación que le permite aliviar en un 9% el calendario de pagos financieros que deberá enfrentar este año. Ahorrará $ 5400 millones sobre un total superior a los 61.000 millones por cancelar entre vencimientos de capital e intereses de papeles que no están en poder de reparticiones públicas.
Aunque el beneficio luzca marginal, ese ahorro deja al Tesoro mejor parado para honrar el pago del resto de los compromisos, aun si el acceso al financiamiento voluntario en los mercados le siguiera vedado durante 2009, coinciden los analistas.
Y es un aporte nada desdeñable cuando ya quedó a la vista que las cuentas públicas volverán a transitar por un camino más riesgoso (en diciembre el déficit fiscal fue de $ 3563 millones y el financiero -después del pago de la deuda- se elevó a los 9458 millones), ahora que el "viento de cola" dejó de soplar y conseguir dólares comerciales se hará más cuesta arriba (las ventas al exterior cayeron un 24% interanual el último mes de 2008).
Los resultados de la operación fueron anunciados por la presidenta Cristina Kirchner desde los salones de la quinta de Olivos. "Es el canje voluntario más importante que se haya hecho en la Argentina", dijo y atribuyó la elevada adhesión a la "confianza". Pero muchos de los participantes admiten por lo bajo que participaron porque el solo riesgo de un default les resultaba más pernicioso que aceptar una refinanciación.
El resultado fue ratificado después desde la Casa Rosada por el jefe de Gabinete, Sergio Massa, uno de los funcionarios que más trabajaron para impulsar esta operación. "Es una medida que tiende a mantener la virtuosidad de nuestra economía. Significa que este año la Argentina tiene que pagar menos y mejorar el perfil de vencimientos de la deuda, que habían quedado muy concentrados entre 2009 y 2012", sostuvo.
La operación y sus efectos
El tramo local del canje (próximamente se intentará abrir el internacional, que contempla títulos elegibles por otros $ 18.100 millones) abarcaba un universo de títulos agrupados en lo que se dio en llamar PG por un total de 15.500 millones, de los cuales fueron canjeados 15.100 millones. Sus beneficios (ahorro nominal de 300 millones en el stock de deuda, porque los bonos se canjearon con una quita del 2% y postergaciones de pagos por un total de 13.200 millones en total) en realidad se extienden por tres años, dado que el trueque consistió en que los inversores entregasen bonos que iban a vencer desde junio próximo y hasta fines de 2011 y tomen a cambio uno nuevo (Bonar 14) por cobrar en 2014.
Pero también habría que considerar la leve mejora que permitió en el clima financiero, reflejada en la valorización de 15% que lograron los títulos que cotizan en el mercado en las últimas semanas (desde que se confirmó que el canje avanzaba) y la baja en casi 200 puntos que mostró la tasa de riesgo país, que sigue muy elevada.
Para la economista Marina Dal Poggeto, del Estudio Bein, la operación "ayuda a despejar el horizonte, pero el Gobierno sólo evitará que se diluya su efecto positivo si se esmera en mostrar que tiene bajo control el gasto público", advirtió. "Descomprime porque confirma que el Gobierno no necesitará recurrir a los mercados para cerrar sus necesidades financieras, lo que es importante en este contexto", opinó el economista Miguel Kiguel.
"Es positiva más allá de que el ahorro no es muy relevante. Muestra decisiones racionales en momentos en que ni la situación global ni la local dejan lugar para otras cosas", consideró Alejandro Vinitzky, de la consultora Maxinver.
Los canjeadores (14 bancos, 10 aseguradoras y dos organismos públicos) también tienen sus ventajas. Se sacan de encima bonos que ajustaban capital por el contaminado coeficiente CER (que replica la inflación oficial y les había restado capital potencial en los dos últimos años) para tomar otro que -tras pagarle un interés fijo del 15,4% por un año- pasará a regirse por una tasa libre (la Badlar, que es la que pagan por los plazos fijos superiores a $ 1 millón, más 275 puntos básicos). Esto supone que a los actuales valores de mercado cobrarían una tasa del 15,6%, es decir, no muy diferente de la que percibirán el primer año.
La paradoja surge porque cuando el Gobierno comenzó a negociar este canje la Badlar rondaba el 20%. Por eso buscó no validar una tasa ruinosa tras la amarga experiencia de aceptar que Venezuela le suscriba un título en dólares a más de 15% anual.
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