El lento avance de una economía que marcha al ritmo del gradualismo
Parafraseando al expresidente Carlos Menem, que dijo
"estamos mal, pero vamos bien"
, hoy se podría decir "no estamos bien, pero vamos por el buen camino". Más aún: para aquéllos más temerosos, las chances de tener una fuerte crisis económica son muy bajas. En esta conclusión se desemboca luego de analizar la política económica gradualista que aplica el gobierno de
y que augura, según especialistas, un largo camino de un crecimiento bajo, pero constante.
La discusión entre shock y gradualismo parece tema acabado. Lo que sí hay que distinguir bien es si se está ante un gradualismo consistente o inconsistente. Y la respuesta es que es del primer tipo, según opinaron
, economista y expresidente del
l;
, exsubsecretario de Finanzas y director de Econviews, y
, economista y presidente de la consultora MacroView. Los tres integraron el panel "Actualidad económica, local e internacional", en ExpoEFI 2018, que fue moderado por José Del Rio, secretario general de Redacción de
LA NACION
.
Para Redrado, las distintas variables de política económica deberán apuntar hacia un mismo objetivo. "No hay que discutir entre gradualismo o shock, porque los procesos de shock se hacen cuando hay grandes crisis, la Argentina no tuvo una gran crisis, por lo tanto, el gradualismo es la única política posible. La pregunta es si es un gradualismo consistente o inconsistente. Trabajemos en un gradualismo consistente donde todas las variables apunten en un mismo sentido", dijo el economista.
Por su parte, Santángelo coincidió en que el debate entre shock o gradualismo no sirve para nada. "Nadie era propiciador del shock, todos fuimos gradualistas. La única discusión es si es un gradualismo consistente o uno que se hace camino al andar. La política fiscal gradual terminó no siendo nada en los últimos dos años. En 2018, en cambio, ya se ve un avance en el armado de un programa un poco más consistente", comentó.
En la visión de Kiguel, en estos dos años de gobierno de Cambiemos se ha avanzado y normalizado la economía local, que funciona como en la mayor parte de los países. "Pero todavía estamos lejos de donde queremos estar. Es un camino largo que recién se empieza a recorrer y todavía hay vulnerabilidades importantes que llevará tiempo resolver", advirtió el economista.
La necesidad de financiamiento externo que tiene la Argentina obliga a girar la vista hacia lo que está pasando a nivel internacional. "Esto es fundamental para saber qué nos pasará en el futuro", afirmó Redrado. "Lo fundamental que ha cambiado en el mundo es el fenómeno de la inyección de liquidez que han hecho los tres principales bancos centrales (Estados Unidos, UE y Japón). El PBI creció 2,1 trillones de dólares en esos países. Con lo cual, a priori, no deberíamos tener problemas en conseguir financiamiento", agregó.
En este sentido, el extitular del BCRA señaló que emerge un sistema multimonedas, con dólares, euros y yenes. "Ha subido la cantidad de dinero, pero también ha subido la demanda. Mi principal mensaje es que la liquidez internacional no se evapora de un día para otro. Entonces, entonces pensar que a la Argentina se le va a terminar el financiamiento de un día para el otro es mirar al pasado", indicó.
Todo esto no quita, a entender de Redrado, que el país tenga que hacer los deberes para poder captar ese financiamiento e incluso buscar una tasa de interés más baja, porque los nuevos desafíos internacionales hacen que haya más selectividad de los fondos internacionales cuando miran a la región. "Hay que bajar la inflación, crecer más y reducir el déficit fiscal. Además, hay que trabajar a nivel de empresas calificadoras de riesgo", acotó el especialista.
En el flanco interno, la primera idea fuerza de Santángelo fue que, al elegir a Macri, la sociedad evitó una situación muy complicada. "Si quisiéramos imaginar qué hubiera pasado en la Argentina si continuábamos con la anterior política, deberíamos ver la economía venezolana de los últimos dos años. Probablemente, estaríamos en una contracción económica y con inflación de 50%. Nos salvamos de una cosa muy complicada", remarcó.
Al poner más la lupa en la gestión de Macri, los panelistas coincidieron en tres ejes fundamentales: "rumbo" (política exterior, recomposición tarifaria), que ancla las expectativas; "gestión" (CEOs que ponen eficiencia y resuelven problemas), y consistencia. "En esto último está la falla –dijo Santángelo-, porque así como no me imagino macroeconomistas encargados de la gestión no me imagino a CEOs encargados de la macroeconomía".
Otra coincidencia entre los panelistas: el principal problema macroeconómico es un déficit fiscal que produce efectos perversos. Hubo tres balas de plata muy exitosas: acuerdo con los holdouts, sinceramiento fiscal y reducción de subsidios energéticos. Pero eso no es suficiente, porque no alcanzaron a generar un click.
De todos modos, Kiguel sostiene que en estos dos años del nuevo gobierno hubo bastantes logros, entre los que enumera la vuelta al mercado de crédito internacional, el tipo de cambio único flotante y sin restricción alguna, la política antiinflacionaria (con éxitos limitados, pero por lo menos está el intento), y dos años seguidos de crecimiento. "Creo que se ha logrado reestablecer que la Argentina sea un país normal, pero quedan desafíos: déficit fiscal, déficit en cuenta corriente, inflación y crecimiento", añadió.
Asimismo, Kiguel abordó dos temas de los que se habla mucho últimamente: elnivel de endeudamiento y, claro está, el déficit fiscal. En el primer caso, dijo que no es alto, que hay muchos mitos y que, en términos netos, la deuda representa 30% del PBI y se podría llegar a 2025 con 37%.
En cuanto al segundo aspecto, el economista señaló que 6% del PBI es un número alto, pero rescató que ya se empezó con una reducción en las cosas que el Gobierno puede manejar (menor gasto, mayores impuestos).
Ante este escenario local e internacional, ¿qué cabe esperar de aquí en adelante? "A pesar de las vulnerabilidades, hay una economía que puede crecer por bastantes años a entre 3% y 3,5% por año. Si se sostiene en el tiempo permite arreglar el déficit fiscal, el déficit en cuenta corriente, bajar el gasto público. Puede encaminarse a ser un país normal con cuentas fiscales normales y una inflación más baja", concluyó Kiguel.
En definitiva, cultivar la paciencia deberá ser el gran desafío de los argentinos, en un país donde la economía avanzará a pasos lentos y donde todo dependerá de la continuidad que tengan las políticas encaradas.
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