El rezago del empleo y la inversión en energías
Los funcionarios no creen viable una reforma laboral como la de Brasil ,Una mirada a los números de la firma de Arroyito
-La estadística oficial del empleo del Ministerio de Trabajo muestra a la industria rezagada, con menos puestos que un año atrás.
Martín Etchegoyen: -El sector industrial tuvo en 2016 y hasta abril de 2017 un proceso de caída; ya se empieza a notar un cambio en noviembre pasado y se revierte el signo en mayo de este año, se profundiza en junio y nuestra perspectiva es que se siga creciendo. Hubo sectores que venían con una situación con anabólicos, y hubo casos como el que contó María Eugenia Vidal, que al día siguiente que asumió tenía 400 despidos en una planta en Olavarría. Cuando la situación de caída se revierte, en la industria se agrega primero un turno más, se sacan suspensiones... La recuperación del empleo es un proceso que lleva tiempo.
-Ustedes comentaban que ven plantas robotizadas hasta en un 90%, ¿qué pasará con el empleo más allá de estos meses?
M. E.: -La industria pierde peso en términos de empleo, no en la Argentina, sino en todo el mundo. Las actividades vienen muy interrelacionadas y algunas que antes se consideraban industriales, hoy se registran como de servicios. Con la robotización, los empleos que se creen serán por fuera del sector industrial; la incorporación de máquinas a la industria tiene ya 100 años; lo más probable es que el aumento de productividad genere mayores bienes y más actividad en otros sectores, y el balance de empleo no resulte entonces negativo.
Fernando Grasso: -Comparado con países más industrializados, la Argentina tiene mucho más empleo industrial: acá la participación es de entre 20 y 22%.
-¿Seguirán los acuerdos sectoriales de competitividad?
Francisco Cabrera: -Sí, el próximo será el de madera y muebles. Es una herramienta para mejorar la productividad y funciona muy bien para todos; nos permite sentarnos y discutir sin entrar en debates de leyes.
-¿Preocupa la reforma laboral que hizo Brasil para bajar costos?
F. C.: -Cuanto mejor le vaya a Brasil mejor le irá a la Argentina.
-¿Pero no afecta en una competencia por atraer inversiones?
F. C.: -En alguna medida sí, pero hay diferentes razones por las cuales se capta la inversión y no es solamente por el costo de la mano de obra. La Argentina es una prueba de eso y también lo son países desarrollados. Creemos que es muy poco probable que podamos hacer algo parecido a Brasil, por ejemplo porque Brasil tiene sindicatos débiles.
M. E.: -Tenemos acá para trabajar los costos no salariales. Tomo lo del ministro [de Trabajo] Jorge Triaca, que dijo que algunos convenios deben ser aggiornados. Y está el tema de la judicialidad contra las aseguradoras de riesgos de trabajo.
-En mayo se presentó el Plan Potenciar para facilitar que empresas argentinas se conviertan en multinacionales. ¿Cuántas se presentaron al plan y cuántas creen que podrían expandirse?
Sergio Drucaroff: -Identificamos 65 empresas con fuerte potencial. Si se ven los números finos, tenemos certeza de que van a poder acceder a los beneficios 30 compañías. A la hora de la selección consideramos el proyecto en particular y la innovación que presenta. No buscamos bajarles el costo, sino darles herramientas para que se animen a hacer cosas que de otra forma no harían, como abrir una oficina en el exterior o comprar una empresa fuera del país.
-¿Qué beneficios fiscales o subsidios a tasas se otorgaron para la provisión de bienes vinculados a las energías renovables?
S. D.: -Existen dos grandes beneficios para quienes integran componentes nacionales en los equipos. Quienes tengan en sus proyectos más del 30% de componentes electromecánicos locales, pueden obtener un certificado fiscal endosable que reintegra impuestos por un 20%. Por ahora, y según lo presentado en proyectos de energía eólica, el nivel de integración está entre 13 y 14%; esperamos que eso se duplique. Y lanzamos una línea de crédito con tasa subsidiada para financiar componentes nacionales. La idea fue poner en condiciones de competencia a los fabricantes locales, en relación a las tecnológicas internacionales que tienen financiamiento de la banca del exterior.