Empleo y desempleo en alza
Un argumento principal a favor de la bancarización forzosa es que reducirá sensiblemente el espacio de la economía informal. La disponibilidad de moneda fiduciaria es la condición sine qua non para la existencia del circuito económico informal. Al restringir severamente esa disponibilidad y obligar a las empresas a realizar la mayor parte de las transacciones a través de los bancos, se contraen de manera significativa los ingresos en negro. La consecuencia inevitable es que se reducen las posibilidades de emplear trabajadores en negro.
Basado en esta relación necesaria, y subsidiariamente en el blanqueo que condona la informalidad laboral hacia atrás, el Gobierno espera mejorar la legalidad y la calidad del empleo. No es un tema menor en un país donde casi el 40% de los asalariados (el doble que a comienzos de la década del 80) tiene empleos no protegidos, sin acceso a la seguridad social y sin cobertura ante riesgos laborales.
Este logro compensaría socialmente los inconvenientes de la indisponibilidad de moneda fiduciaria. El Gobierno espera también que la formalización laboral aumente los ingresos propios de la seguridad social, cuyo déficit equivale a cerca de 4% del PBI.
Es probable que la bancarización eleve la formalidad del mercado de trabajo. El aumento observado en las "altas tempranas" en la AFIP a partir de las medidas sugiere que puede aguardarse ese resultado. La pregunta es cuál es el alcance probable de la formalización laboral y cuáles las consecuencias posibles sobre el nivel de empleo y salarios.
Para responderla, una buena pista es la distribución del empleo en negro por tamaño de empresas. El 85% pertenece a firmas de hasta 40 personas (el límite de pequeña empresa definido por la ley 24.467). Dos tercios de éstos, es decir el 54% del total, trabaja en establecimientos de menos de 5 personas. El núcleo principal del empleo en negro está en las microempresas. En este sector, 7 de cada 10 asalariados trabajan en negro; de ellos, 2 de cada 3 realizan tareas permanentes.
Con esta concentración en la periferia de la economía, no sorprende que 73% de los asalariados no registrados (excluido el servicio doméstico) gane en promedio $ 385 por mes.
Para la mayoría de estos sectores, el empleo en negro y la evasión impositiva constituyen de los pocos mecanismos -no siempre exitosos- al que pueden recurrir para subsistir. La ampliación de la brecha de competitividad con el sector moderno resultante de la reestructuración de la economía en la década anterior profundizó la tendencia; la recesión la aceleró.
La formalización del empleo aumenta alrededor del 20% el costo laboral. La bancarización de las ventas resta tal vez 30% de los ingresos por impuestos que deben ingresarse. Para muchas empresas tan débiles la situación las pone fuera del mercado.
Lo más probable es que quienes por la naturaleza de su actividad puedan eludir la bancarización de las ventas se mantendrán dentro de la informalidad. Ese sector tiene poco peso en el agregado de transacciones, pero posiblemente concentra una elevada proporción de los empleados en negro.
Decisiones difíciles
Quienes no puedan eludir la bancarización, en un contexto recesivo y de deflación, optarán por bajar los salarios para compensar el incremento del costo, o despedirán a parte de sus empleados. Es el caso de las empresas semiformales, con parte de su personal en blanco y parte en negro.
El grupo más vulnerable es el de los trabajadores intermitentes: 35% de los asalariados no registrados, a los que se agrega una importante masa de autónomos sin capital -en total 2 millones de personas-, trabajan unos pocos días para empleadores igualmente efímeros, con un ingreso medio de apenas $ 306 por mes.
Casi el 90% es ocupado por micro o pequeñas empresas de bajísima productividad. Sin un empleador reconocible no hay a quién cobrarle las contribuciones. Salvo que quien los emplee temporalmente pueda seguir cobrando y pagando en negro (o que se reglamente la factura eventual), la única opción es inscribirse como monotributistas. Para la mayoría, es un costo inabordable.
Para las empresas marginales, la informalidad es una estrategia de sobrevivencia. Para los trabajadores, la mayoría de las veces es un sustituto muy imperfecto de los seguros sociales. Su forma extrema -el trabajo intermitente- es el modo en que se manifiesta el desempleo de larga duración.
El blanqueo forzoso incorporará a algunos al circuito económico formal, pero también puede quebrar ese mecanismo, agravando la situación social más de lo que lo hace la caída del nivel de actividad.
El autor es titular de la Sociedad de Estudios Laborales (SEL).