Miradas. Acción sobre el terreno
El alcalde de San Pedro Sula, ciudad ubicada al norte de Honduras, lleva adelante un proyecto que llamó Ciudad Bonita. Rodolfo Padilla Sunseri, tal es su nombre, decidió reforzar los trabajos de limpieza y remodelación de parques y avenidas con el personal que habitualmente ocupa puestos de oficina. Los principales involucrados han sido los que dependen del área Secretaría y Recursos Humanos. Se han despegado de sus sillas y han trabajado hasta los fines de semana. No hay noticias de resistencias individuales o grupales. Tampoco si dieron cabida a los posibles reclamos.
La decisión plantea un tema siempre vigente en las organizaciones, ya sea que se trate de organismos oficiales o empresas privadas. Hay una sorda tensión entre los que están en la oficina y los que operan . Es algo así como si existieran dos mundos, donde algunos hacen cosas y los otros no se saben qué hacen, si es que hacen algo, dicho esto desde la perspectiva de los operativos.
Las diferencias de confort suelen ser muy evidentes. Hasta el más insignificante empleado de oficina puede gozar del aire acondicionado, sentarse cómodamente y poseer un escritorio de uso exclusivo, con fotos o recuerdos artesanales de las últimas vacaciones. Los operativos no gozan de estas comodidades, excepto en sus casas, donde el mundo se acomoda mucho más a sus necesidades humanas.
La experiencia promovida por el alcalde sampedrano puede tener consecuencias más provechosas que el mero hecho de acelerar la cosmética de la ciudad. La acción sobre el terreno agrega una experiencia a la que los de las oficinas nunca acceden. Sólo la ven a través de las ventanas, como en una película que refleja situaciones que les suceden a otros.
A partir de aquí podríamos preguntarnos si no vale la pena enfrentar y disolver tantas divisiones virtuales: profesionales vs. no profesionales, jóvenes vs. veteranos, empleados vs. operarios, hombres vs. mujeres, etcétera. El traslado de los de la oficina a tareas de limpieza de las calles va a generar un cambio, si es que creemos en las infinitas posibilidades que brinda el aprendizaje vivencial. Esta es, verdaderamente, una actividad outdoor , que no necesita aparejos ni botes de goma ni otro elemento que no sea una escoba y una pala. Será una tarea enriquecedora, muy particularmente para los del área de Recursos Humanos, que tienen como preocupación central las condiciones de trabajo. La diferencia entre saber que el frío existe y sentir frío es abismal, tal como es la distancia entre saber que existen trabajos insalubres y sufrirlos en carne propia. De esto se trata el verdadero aprendizaje, cuando pasa por la propia piel, una alternativa que no aparece con suficiente claridad en las más sofisticadas escuelas de management.
lanacionar