La familia y la elección. Acompañar sin presionar, el desafío para los padres
Según los especialistas, el apoyo no debe invadir la autonomía de los chicos
Ana está ansiosa. Sujeta con firmeza su carpeta contra el pecho mientras mira atentamente un folleto con información sobre la Universidad de Palermo. En su cara se advierte la incertidumbre de alguien que está por tomar una decisión importante... Sin embargo, esta vez no es ella la que debe elegir, sino su hija de 17 años. "Melina está en quinto año y todavía no sabe lo que quiere. Me gustaría ayudarla, sin transmitirle ansiedad".
La preocupación de Ana es la de muchos padres con hijos adolescentes que cursan el último año del secundario. Según especialistas consultados por LA NACION, el papel de los padres ante el "salto al vacío" que deben dar sus hijos al elegir la carrera es fundamental. Pero, ¿cómo orientar sin presionar? ¿Cómo acompañar sin invadir? ¿Cómo ayudar a elegir?
Para Inés García Ripa, del Departamento de Ingreso de la UCA, es necesario que los padres apoyen a sus hijos para comenzar a ejercitarse en la toma de decisiones. "Deben aprender a elegir. No importa si se equivocan. A veces lo hacen mal, porque piensan en las materias o se guían por lo que hace la mayoría. Pero más allá de las consecuencias, tiene que ser una elección de ellos y los padres no deben presionar", subrayó. "Se trata de la primera decisión importante y los padres deben dar espacio y contextualizar su responsabilidad", dijo.
Orientar, motivar, guiar y contener son algunas tareas para los padres. Sin embargo, este acompañamiento a menudo provoca un exceso de preocupación, que hasta llega a superar la angustia de los propios hijos. ¿A qué se debe tanta ansiedad y qué se puede hacer con ella?
Elsa Montauti, coordinadora del Servicio de Orientación de la Universidad Nacional de Tres de Febrero (Untref) explicó que se trata de un momento clave para la familia, pues cuando los hijos transitan la adolescencia por lo general los padres están en la mitad de sus vidas. Así, mientras los chicos deben elegir qué clase de persona quieren ser, los adultos viven un balance de sus propias vidas. Por eso se sienten movilizados y pueden influenciar negativamente.
"En un extremo están los que dicen a sus hijos: «Hacé tu vida, sé libre» y en el otro están los que salen a buscarle una carrera, pero en ninguno de los dos casos se tienen en cuenta las necesidades del adolescente", explicó Montauti y agregó que lo aconsejable es "acompañar a los hijos, pero darles margen para que puedan tomar decisiones por sí mismos".
Para Graciela Bonafina, que dirige el centro Elegir, "es fundamental que los padres estimulen a los adolescentes en la búsqueda de información. Cuanto más sepan más libres serán para elegir", dijo. "Además, deben transmitirles la idea de que estar confundidos es normal y es lógico que no sepan lo que quieren", agregó y explicó que hay otras formas de ayudar. "Cuando el chico ya tiene opciones, los padres pueden buscar amigos que se dediquen a estas profesiones, para que se interioricen sobre cómo será el trabajo", recomendó Bonafina.
Brindar sombra sin hacer sombra
La Fundación Proyecto Padres organiza desde 2003, junto con el ITBA, talleres para padres en todo el país. Su director, Adrián Dall Asta, comentó que aconsejan transmitir a los hijos la idea de que "la vida universitaria es una puerta al mundo y que los ayudará a ser mejores personas, sin amenazar con las dificultades". Por otra parte, sugieren que los padres traten de compartir más su vida laboral con sus hijos, ya que la motivación se nutre del testimonio. Lejos de dar discursos, tienen que incentivar a los hijos con sus propias vocaciones, aunque esto implique replanteo personales.
Dall Asta comentó que es importante que los padres ayuden a distinguir entre la profesión, la vocación y la misión de vida. "El mundo laboral puede reconciliar estas tres cosas que parecen iguales pero son distintas. La profesión a veces coincide y otras no con la vocación, pero no tiene que ser traumático", concluyó Dall Asta.
"Participar, discutir y dar opiniones forman parte del acompañamiento", señaló Montauti. "Los padres pueden tener una visión diferente acerca de la futura profesión de sus hijos y es legítimo que lo digan, pero sin taparlos. Los adolescentes necesitan del cobijo de los padres, pero esto se vuelve negativo si les impide crecer."
Los especialistas coincidieron en que muchos chicos viven el "síndrome de Peter Pan": les cuesta crecer y madurar. "Muchos jóvenes llegan desarmados a la vida universitaria, por razones culturales y sociales, y es entonces cuando los padres pueden ayudarlos para que sea una etapa de crecimiento personal, rescatando valores como la responsabilidad, la fortaleza y el respeto", describió Dall Asta.
Para Celina Curti, coordinadora del curso de ingreso de la Untref, es importante que los padres acompañen en la etapa previa al ingreso y advirtió que "muchas veces aparecen en el momento de hacer reclamos, si sus hijos no aprobaron un curso o si les fue mal en una materia". De ese modo, "los chicos no terminan de hacerse cargo ni aprenden a pelear solos".