Acoso moral
El mobbing o violencia psicológica en el trabajo es una epidemia global que puede provocar serias lesiones físicas e incluso quebrar la voluntad de un empleado; puede llevar al suicidio
No causa heridas visibles, pese a que, como afirma una víctima, "se recibe una puñalada todos los días". A diferencia de la violencia física, el acoso psicológico produce lesiones difíciles de percibir, pero son tan nocivas que, además de originar serias enfermedades corporales, hasta pueden quebrar la voluntad de una persona.
El mobbing -también conocido como psicoterror laboral, acoso psicológico o moral- está instalado en el mundo del trabajo desde hace muchísimo tiempo, pero recién en los años 80 estudios científicos y organismos mundiales comenzaron a advertir que se trata de un flagelo global creciente. En 2000, la violencia psicológica afectaba a 13 millones de trabajadores de la Unión Europea, un millón más que los registrados cinco años antes, según precisa un informe publicado por la Organización Internacional del Trabajo (OIT).
Más que los eventuales roces que pueden originarse con el jefe, el mobbing tiene que ver con el hostigamiento permanente de un superior sobre un colaborador o grupo de empleados, en muchos casos con la velada intención de alejarlo de su puesto de trabajo. "Son conductas hostiles, muy sutiles -pueden pasar inadvertidas por el entorno-, que atacan sistemáticamente la autoestima de una persona", advierte Stella Heidenreich, titular de Valores Humanos, consultora especializada en el tema que organiza seminarios y talleres para empleados y empresas. "Las consecuencias pueden ser muy graves: vemos gente que empieza con un cuadro de estrés y que con el tiempo se enferma seriamente o sufre depresiones profundas. Hay empleados que renuncian y que, además de perder sus ingresos, les resulta muy difícil volver a trabajar porque quedan aterrorizados. En Suecia, por ejemplo, un estudió demostró que el acoso en el trabajo es el causante del 15% de los suicidios", agrega.
Según la OIT, en 1998 una empresa alemana con mil empleados estimó el costo directo originado por el mobbing en 122 mil dólares anuales, y el indirecto, en 56 mil. Apenas un botón de la muestra para señalar cómo el problema también perjudica a las organizaciones, ya que daña el ambiente laboral, la reputación corporativa, origina gastos por pérdida de eficiencia, ausentismo, aumento de enfermedades de trabajo, rotación de empleados, litigios con la justicia, etcétera.
En el ámbito público
"¿Qué entendemos por acoso psicológico? Es esa violencia invisible que tiene que ver con la supresión de los derechos, la persecución, la descalificación, el aislamiento, así como con la violación de la intimidad, la difamación, la intimidación, etcétera", detalla la fiscal Marta Rava.
Ella es la responsable de la oficina que abrió en julio último la Fiscalía Nacional de Investigaciones Administrativas para atender los casos de violencia laboral del Poder Ejecutivo porque, como explica Rava, "es un tema preocupante y tan manifiesto en la administración pública como en la actividad privada, pero mientras que allí las denuncias se pueden canalizar en Recursos Humanos, en el ámbito público no había donde recurrir". Sorprendidos por la gran cantidad de consultas, más de diez por día, Rava y Julio Rastelli, su mano derecha, desde julio formalizaron 35 denuncias, de las cuales se resolvieron diez.
Para atender el problema de manera multidisciplinaria, pero también para acelerar la solución de las denuncias, provenientes principalmente de los ámbitos de educación y salud, la flamante dependencia está en tratativas para firmar acuerdos con los ministerios de Justicia, de Trabajo y la Facultad de Psicología de la UBA.
"Si aplicamos los códigos tal cual como rigen hoy, se pierde mucho tiempo. La cuestión es contener y resolver aquí y ahora, porque la mayoría de los denunciantes hace meses que sufren el acoso y están medicados, bajo tratamiento psiquiátrico. Entonces estamos buscando, con los recursos humanos que posee el Estado, los mejores y más rápidos mecanismos de solución", expresa la fiscal.
Derechos vulnerados
En países de Europa es tal la conciencia sobre el acoso psicológico en el trabajo que algunos de ellos lo consideran un delito. "En Francia se lo castiga con multas y penas de hasta un año de prisión", precisa la abogada Patricia Barbado en un artículo publicado recientemente en Jurisprudencia Argentina.
Aunque no existen leyes específicas, salvo las sancionadas para el sector público de la ciudad de Buenos Aires y de las provincias de Tucumán, Jujuy y Buenos Aires -que, según Rava, aún no fueron reglamentadas-, la situación podría revertirse si, como abogan varios organismos públicos e instituciones civiles, los legisladores nacionales aprobaran algunos de los seis proyectos sobre violencia laboral presentados en el Congreso este último tiempo. Entre tanto, como aclara Esteban Christensen, del estudio jurídico Hope, Duggan & Silva, el problema está previsto, aun sin una figura autónoma, en la legislación vigente. "El acoso moral vulnera, entre otros derechos, la dignidad del trabajador, y este tema está contemplado en la Constitución Nacional y en la legislación del trabajo, con normas que tienden a su protección psicofísica", aclara. De hecho, aunque difícil, pero no imposible de probar por su velada acción, el mobbing ya registra antecedentes recientes en la jurisprudencia argentina.
Lo que demuestra que desenmascarar la violencia oculta y desterrar a los enemigos de la oficina es un desafío impostergable si la sociedad está dispuesta a vencer la llamada "epidemia organizativa del siglo XXI".
"Una regla básica, es que las organizaciones hagan tomar conciencia a los empleados sobre esta realidad para que no acepten el acoso. La otra, prevista en los manuales de organización interna, es generar mecanismos que les den a los colaboradores seguridad para denunciar el hecho. He visto, sobre todo en empresas extranjeras, cómo se aseguran de que la persona que recibe la denuncia la trasmita confidencial y rápidamente, porque si no puede pasar a ser un encubridor", dice Esteban Christensen.
-Un punto clave es formar a la gente de Recursos Humanos para que sepa identificar cuándo se trata de una situación de acoso y cuándo no; y es posible que precisen ayuda de profesionales externos para diagnosticar y solucionar el problema porque puede suceder que el acosador los confunda con sus manipulaciones", advierte Stella Heidenreich.
"También es importante la contención de la familia o los amigos para vencer el miedo de enfrentar la situación, hacer la denuncia y acompañar a la víctima en su recuperación", recomienda la fiscal Marta Rava.
muchos casos con la velada intención de alejarlo de su puesto de trabajo. "Son conductas hostiles, muy sutiles -pueden pasar inadvertidas por el entorno-, que atacan sistemáticamente la autoestima de una persona", advierte Stella Heidenreich, titular de Valores Humanos, consultora especializada en el tema que organiza seminarios y talleres para empleados y empresas. "Las consecuencias pueden ser muy graves: vemos gente que empieza con un cuadro de estrés y que con el tiempo se enferma seriamente o sufre depresiones profundas. Hay empleados que renuncian y que, además de perder sus ingresos, les resulta muy difícil volver a trabajar porque quedan aterrorizados. En Suecia, por ejemplo, un estudió demostró que el acoso en el trabajo es el causante del 15% de los suicidios", agrega.
Según la OIT, en 1998 una empresa alemana con mil empleados estimó el costo directo originado por el mobbing en 122 mil dólares anuales, y el indirecto, en 56 mil. Apenas un botón de la muestra para señalar cómo el problema también perjudica a las organizaciones, ya que daña el ambiente laboral, la reputación corporativa, origina gastos por pérdida de eficiencia, ausentismo, aumento de enfermedades de trabajo, rotación de empleados, litigios con la justicia, etcétera.
En el ámbito público
"¿Qué entendemos por acoso psicológico? Es esa violencia invisible que tiene que ver con la supresión de los derechos, la persecución, la descalificación, el aislamiento, así como con la violación de la intimidad, la difamación, la intimidación, etcétera", detalla la fiscal Marta Rava.
Ella es la responsable de la oficina que abrió en julio último la Fiscalía Nacional de Investigaciones Administrativas para atender los casos de violencia laboral del Poder Ejecutivo porque, como explica Rava, "es un tema preocupante y tan manifiesto en la administración pública como en la actividad privada, pero mientras que allí las denuncias se pueden canalizar en Recursos Humanos, en el ámbito público no había donde recurrir". Sorprendidos por la gran cantidad de consultas, más de diez por día, Rava y Julio Rastelli, su mano derecha, desde julio formalizaron 35 denuncias, de las cuales se resolvieron diez.
Para atender el problema de manera multidisciplinaria, pero también para acelerar la solución de las denuncias, provenientes principalmente de los ámbitos de educación y salud, la flamante dependencia está en tratativas para firmar acuerdos con los ministerios de Justicia, de Trabajo y la Facultad de Psicología de la UBA.
"Si aplicamos los códigos tal cual como rigen hoy, se pierde mucho tiempo. La cuestión es contener y resolver aquí y ahora, porque la mayoría de los denunciantes hace meses que sufren el acoso y están medicados, bajo tratamiento psiquiátrico. Entonces estamos buscando, con los recursos humanos que posee el Estado, los mejores y más rápidos mecanismos de solución", expresa la fiscal.
Derechos vulnerados
En países de Europa es tal la conciencia sobre el acoso psicológico en el trabajo que algunos de ellos lo consideran un delito. "En Francia se lo castiga multas y penas de hasta un año de prisión", precisa la abogada Patricia Barbado en un artículo publicado recientemente en Jurisprudencia Argentina.
Aunque no existen leyes específicas, salvo las sancionadas para el sector público de la ciudad de Buenos Aires y de las provincias de Tucumán, Jujuy y Buenos Aires -que, según Rava, aún no fueron reglamentadas-, la situación podría revertirse si, como abogan varios organismos públicos e instituciones civiles, los legisladores nacionales aprobaran algunos de los seis proyectos sobre violencia laboral presentados en el Congreso este último tiempo.
Entre tanto, como aclara Esteban Christensen, del estudio jurídico Hope, Duggan & Silva, el problema está previsto, aun sin una figura autónoma, en la legislación vigente. "El acoso moral vulnera, entre otros derechos, la dignidad del trabajador, y este tema está contemplado en la Constitución Nacional y en la legislación del trabajo, con normas que tienden a su protección psicofísica", aclara.
De hecho, aunque difícil, pero no imposible de probar por su velada acción, el mobbing ya registra antecedentes recientes en la jurisprudencia argentina.
Lo que demuestra que desenmascarar la violencia oculta y desterrar a los enemigos de la oficina es un desafío impostergable si la sociedad está dispuesta a vencer la llamada "epidemia organizativa del siglo XXI".
Estrategias preventivas
“Una regla básica, es que las organizaciones hagan tomar conciencia a los empleados sobre esta realidad para que no acepten el acoso. La otra, prevista en los manuales de organización interna, es generar mecanismos que les den a los colaboradores seguridad para denunciar el hecho.
He visto, sobre todo en empresas extranjeras, cómo se aseguran de que la persona que recibe la denuncia la trasmita confidencial y rápidamente, porque si no puede pasar a ser un encubridor”, dice Esteban Christensen.
-Un punto clave es formar a la gente de Recursos Humanos para que sepa identificar cuándo se trata de una situación de acoso y cuándo no; y es posible que precisen ayuda de profesionales externos para diagnosticar y solucionar el problema porque puede suceder que el acosador los confunda con sus manipulaciones”, advierte Stella Heidenreich.
“También es importante la contención de la familia o los amigos para vencer el miedo de enfrentar la situación, hacer la denuncia y acompañar a la víctima en su recuperación”, recomienda la fiscal Marta Rava.