Carreras bien pensadas
Quienes entran en la Universidad tienen cada vez más en cuenta las ciencias duras y a nuevas especialidades como alternativas para asegurarse una promisoria salida laboral al concluir los estudios
Alentadas por la demanda laboral y la escasez de profesionales, entre otros motivos, las olvidadas ingenierías y otras carreras relacionadas con las llamadas ciencias duras vuelven a atraer el interés de los jóvenes, que buscan asegurarse un pasaporte al mundo del trabajo. El avance de las mujeres en esas áreas no se queda atrás.
"Del año último al actual creció un 10% (promedio) el número de inscriptos en las ingenierías y en carreras relacionadas con las tecnologías, la informática y las ciencias de la tierra. Y ante esta realidad se vislumbra un futuro promisorio porque en los últimos años había disminuido notablemente el interés de los jóvenes por estas carreras", dice Alberto Dibbern, secretario de Políticas Universitarias del Ministerio de Educación.
También se entusiasman en el ITBA, donde este año, con respecto al pasado, tuvieron un incremento de casi el 15% en la matrícula. "Esto es muy auspicioso por la caída de vocaciones tecnológicas que había en el país", expresa el vicerrector José Luis Roces. Lo mismo sucede en la UTN, donde además se registra un crecimiento explosivo en ciertas tecnicaturas. Según el secretario académico José María Virgili: "En algunas carreras cortas relacionadas con las tecnologías la matrícula aumentó entre un 300 y un 400%".
Otro botón de la muestra: en universidades públicas y privadas, entre 2008 y 2009 el número total de aspirantes en el área de informática trepó de 3110 a 4136 (33%); en Ecología y Ciencias del Ambiente, de 1242 a 1475 (18,8%), y en Ingeniería Civil, de 4572 a 5286 (15,2%), según datos suministrados por el Ministerio de Educación.
Y con porcentajes mucho más altos de crecimiento, pero algunas aún con pocos aspirantes, en Geoquímica subió 110% (de 10 a 21); en Ingeniería Energética, 100% (de 37 a 74); en Bromatología, 87,8% (de 450 a 845), y en Ingeniería Hidráulica, 85,5% (de 69 a 128).
Por otro lado, el avance lento, pero constante de las mujeres en aulas tradicionalmente masculinas no se detiene. Un análisis comparativo entre 2000 y 2007 de la cartera de Educación refleja, por ejemplo, que el número de inscriptas en Ingeniería Industrial ascendió de 835 a 1014, en Ingeniería Química de 831 a 980, y de 55 a 109 en Ingeniería Mecánica (ver recuadro).
Así, pese a que la gran mayoría de los estudiantes aún se inclina por las carreras tradicionales, aunque -según Dibbern- en algunas como Derecho y algún área de Ciencias Sociales bajó el número de inscriptos, la incipiente tendencia parece venir de la mano del demandante mercado y del impulso que cobró este último tiempo la enseñanza técnica del nivel medio. Así como por la promoción de carreras consideradas oficialmente estratégicas para el desarrollo del país y la aparición de otras nuevas.
Justamente, en las carreras más recientes de la UBA, Edith Litwin, secretaria académica de la Universidad, destaca: "Si bien no explotan en matrícula porque necesitan un tiempo de desarrollo y de reconocimiento, permiten ver un movimiento diferente en el interés de los chicos. Por ejemplo, la licenciatura en Ciencias Ambientales en 2006 tuvo 121 inscriptos y 155 en 2008".
Y se complace con la bienvenida que recibieron dos carreras flamantes que se abrieron el año pasado en la Facultad de Medicina y que prometen un futuro laboral atractivo: la licenciatura en Producción de Bioimágenes, que arrancó con 117 alumnos, y el título intermedio de Técnico Radiólogo Universitario, con 870 inscriptos. Al tiempo que ejemplifica otras más antiguas con salida laboral inmediata: "Ingeniería Naval, Geología, Meteorología, Oceanografía y Paleontología -detalla Lutwin- también son carreras en las que la gente tiene trabajo no bien termina y, sin embargo, la matrícula aún es pequeña".
Pasar un día con un profesional de la carrera que se quiere seguir puede ayudar a que los chicos confirmen su decisión o busquen a tiempo nuevos rumbos. Eso es lo que ofrece la Universidad Abierta Interamericana (UAI) mediante talleres profesionales gratuitos. "En el ideario del chico que termina el secundario generalmente ganan las carreras tradicionales, cuando hay otras que no conocen o que no comprenden, entonces organizamos talleres en los que se simulan situaciones relevantes relacionadas con la profesión y donde ellos son los protagonistas, guiados por tutores. Y esto les genera un espectro más amplio sobre cómo es el trabajo, las posibilidades de inserción laboral, por ejemplo", dice Marcelo De Vincenzi ,vicerrector de Gestión y Evaluación de la Universidad Abierta Interamericana (UAI).
Aliento para estudiar
"En momentos de crisis, los estudiantes buscan generalmente aquellas carreras que les aseguran la inserción laboral. Y en las ingenierías, la informática es la que genera más atractivo porque la revolución tecnológica nos está marcando un nuevo paradigma y porque está a la vista la necesidad insatisfecha de ingenieros informáticos. Entonces, los jóvenes ven la carrera como una vía segura para desarrollarse", explica De Vincenzi.
Por otro lado, las tentadoras ofertas laborales para quienes aún no se recibieron pueden ser un arma de doble filo. Pues, como advierte Marcelo De Vincenzi, "muchos alumnos abandonan sus estudios y después quedan estancados en la organización porque no pueden ascender sin el título. Por eso la Cámara Argentina de Software, por ejemplo, creó una comisión para alentar a los empresarios a que las ofertas que se hacen a los estudiantes contemplen que terminen su la carrera".
Otro tipo de apoyo para quienes se orientan por carreras vinculadas con las nuevas tecnologías de la información es el programa nacional de Becas TIC del Ministerio de Educación y la Secretaría de Políticas Universitarias. "Actualmente -precisa Dibbern- hay asignadas unas dos mil becas y la inscripción, con más de 10.000 postulantes, superó ampliamente las posibilidades. Realmente, hay un importante número de jóvenes interesados en estas áreas."
El beneficio por alumno arranca con 5000 pesos anuales y termina con 12.000, y es para aquellos que cursan en universidades nacionales y provinciales licenciaturas en Análisis de Sistemas, Informática, Computación, e ingenierías en Sistemas, Informática, Electrónica, Telecomunicaciones, por ejemplo ( www.me.gov.ar ).
Por otro lado, el programa nacional Becas Bicentenario, que se lanzó el año pasado y contó con más de 40.000 postulantes, también apunta a fomentar el estudio de más de 300 carreras -universitarias, profesorados y tecnicaturas- en las ramas de Ingeniería, Ciencias Naturales, Ciencias Agrarias, Ciencias Aplicadas y Ciencias Exactas.
Las más elegidas por los jóvenes, las ingenierías Industrial, Agronómica, Civil y Química, seguidas por las licenciaturas en Bioquímica, Veterinaria, Biología, y las tecnicaturas informáticas. "La convocatoria fue muy exitosa y una grata sorpresa por la presentación de muchos postulantes para profesorados de Matemática, Física, Química y Ciencias Biológicas", dice, satisfecho, Pablo Elicegui, coordinador del programa. Las becas para carreras universitarias empiezan con $ 800 mensuales por alumno y terminan en $ 1200, y para profesorados y tecnicaturas, de $ 350 a $ 500 por mes. Están destinadas a egresados de escuelas secundarias estatales, de hasta 25 años, provenientes de hogares de bajos ingresos. Quienes egresan de escuelas técnicas públicas sin adeudar materias tienen acceso directo al beneficio ( www.becasbicentenario.gov.ar ).
Un universo común
La creciente cantidad de mujeres que caminan por las aulas de las facultades de Ingeniería tienen sus preferencias. En el podio, las ingenierías Informática, Industrial y Química son las que registran mayor cantidad de inscriptas, según datos comparativos de 2000-2007 del Ministerio de Educación.
En la UTN, la presencia femenina, según Virgili, también viene aumentando notablemente en Ingeniería Química, con un 35% de alumnas, y en Ingeniería Civil, con casi un 10%. Y en la carrera de Ingeniería en Informática de la UAI en los últimos tres años la matrícula femenina aumentó un 15%. "Porque también creció la demanda de estas mujeres profesionales en las empresas. La mayoría de nuestras graduadas se desempeñan en áreas gerenciales y de análisis", apunta De Vincenzi.
Por las aulas del ITBA, mientras las ingenierías Informática, Industrial y Mecánica se mantienen estables con un 12% de alumnas, en Ingeniería Química y en la licenciatura en Administración y Sistemas la participación de las chicas crece cada año y ocupa actualmente el 50% de los bancos.
"Quizá porque estas dos carreras se perciben como menos hostiles en la inserción laboral. Pensar que las mujeres no pueden trabajar en ciertas áreas de ingeniería es un mito que cuesta desterrar", se lamenta Roces.
Justamente, en una de las primeras camadas de egresados de Ingeniería en Informática del ITBA Georgina Sticco se graduó con diploma de honor en 1999. Su camino laboral no tuvo muchos escollos.
Tras pasar por distintas empresas, Georgina actualmente se desempeña como responsable de Relaciones Institucionales en la ong Idealistas.com. "Una plataforma informática donde se encuentran las ganas de hacer de la gente y las necesidades de las organizaciones civiles", dice. Y donde junto a un grupo interdisciplinario organiza, entre otras tareas, talleres de herramientas de Internet para que las ong puedan mejorar su gestión.
Entusiasmada con su trabajo y su carrera, dice: "Nunca me imaginé que en una ong podía desarrollarme con la Informática. Y estoy feliz, me encanta lo que hago y ver que eso tiene impacto directo en la sociedad. Y ahora un tema que me copa es ver cómo hacer para que más mujeres estudien esta carrera, porque no es tan difícil como se cree y para desarrollarse profesionalmente tiene muchas posibilidades".
Por el contrario, Guadalupe Malaisi, ingeniera en materiales, admite que no es tan fácil moverse en un ámbito en el que la mayoría son hombres. "En la facultad te acostumbrás a estar en un mundo masculino, pero hay que aprender a lidiar con los comentarios machistas de algunos profesores. Y en el trabajo tampoco es sencillo, porque hasta que no demostrás que sos una buena profesional no te prestan mucha atención, creen que no tenés idea, aunque tengo que destacar que jamás me faltaron el respeto", cuenta. Eso no significa que reniegue de su profesión; es más bien un desafío que renueva todos los días en la central nuclear Atucha II, en un proyecto que pertenece a Techint. Mailaisi estudió en el Instituto Sábato de la Universidad Nacional de San Martín y de la Comisión Nacional de Energía Atómica, fue la única mujer en un exclusivo curso de ocho estudiantes y se quedó con el mejor promedio.
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