Compañías dueñas de su futuro
Las empresas no están condenadas a un destino inamovible. El futuro deseado es posible. Así parece afirmar el coach y consultor Jim Selman, para quien la habilidad de una empresa de cambiar, reinventarse y reconfigurarse con rapidez se ha transformado en una ventaja competitiva.
Para eso, la organización debe emprender un proceso transformacional en el que diseñe nuevos modelos operativos, estrategias y procesos de negocios, así como competencias y prácticas.
El próximo 8 de mayo, Selman brindará la conferencia Hacia una transformación organizacional en el Sheraton Hotel Buenos Aires. Antes de llegar a la Argentina, el consultor dialogó en exclusividad con LA NACION.
-¿Cuál es el mejor momento para encarar la transformación organizacional y cuáles son los elementos que la componen?
-No hay un momento correcto. La transformación organizacional comienza con el compromiso de crear algo que no existe. Las áreas que es necesario considerar son la cultura, relaciones entre la gente, el modo en que las personas ven lo posible y lo imposible, estrategia, servicio y calidad, entre otras. La clave es entender que las organizaciones están compuestas, individualmente, por gente y que ésta puede transformarse.
-¿Cuáles son los síntomas que indican claramente la necesidad de cambio?
-Se trata de la imposibilidad de construir los objetivos que uno quiere y de que los mismos problemas vuelvan una y otra vez. Además, las personas no están satisfechas y vive más como espectadores que como actores.
-¿Cuáles son los principales beneficios de iniciar el proceso?
-El primer beneficio es que la gente tiene posibilidades y alternativas que de otra manera no verían. La transformación no es una solución a un problema concreto, sino una opción para un futuro diferente.
-¿Cuáles son los pasos del proceso?
-Empieza cuando el líder de una organización comienza a crear una visión y un futuro que no se puede lograr si se sigue actuando de la manera en que se operaba en el pasado. Trabajamos con la gente para que se formen como observadores, y lo hacemos mediante la educación y en el área del coaching ontológico para que puedan pasar de tener un enfoque que se centra en la resolución de problemas a uno que se enfoca en la creatividad.
En segundo lugar, los líderes de la organización deben identificar proyectos, importantes desarrollos o descubrimientos, y permitir a la gente que trabaje en ellos para que logre el cambio con el que se comprometen. La idea de estos proyectos está basada en el concepto de aprendizaje activo, que se refiere aprender nuevas formas de relación y trabajo. A la vez, se producen resultados excepcionales.
El siguiente paso implica usar esos principios introducidos en la organización. Se trata de aprender un nuevo lenguaje mediante el cual la gente pueda expresar su compromiso.
Vale aclarar que el análisis transformacional es un proceso continuo.
-El seminario que brindará en la Argentina está orientado al top management, es decir, directores, gerentes, empresarios. ¿Cómo puede toda la organización tomar parte en el proceso transformacional?
-Uno de los principios que enseño es que si se va a procurar una transformación es que se confía en la gente. Usualmente se pensaba en las personas como si fuesen chicos a los cuales enseñar. Creo que la gente puede hacer el trabajo y nosotros sólo debemos darles apoyo. Los líderes tienen que aprender a escuchar de un nuevo modo qué es lo que la gente quiere y tiene para ofrecer. El trabajo real del líder es coordinar la visión y el compromiso de las personas.
Hoy, muchas compañías argentinas atraviesan una situación económica negativa y dedican sus fuerzas a sobrevivir.
-¿Cree que realmente están interesadas en cambiar en este momento?
-Es importante hacer todo lo que se pueda para superar la situación, pero si se espera que la realidad cambie para que la compañía mejore se le da todo el poder a la circunstancia. Es importante tener una visión y aún más cuando la situación no es buena.
Selman asegura que los problemas pueden ser transformados en oportunidades. Sólo basta con tomar una decisión comprometida con una visión y decidirse a alcanzarla.