Entrevista. Educación ejecutiva con mirada europea
"En la Argentina, el interés de continuar la especialización en Europa se incrementó por la posibilidad de conseguir un trabajo fijo si se tiene un pasaporte comunitario", admite Turpin.
"Las escuelas de negocio europeas son una buena alternativa al modelo norteamericano. En América latina, cuando se piensa en educación gerencial se la relaciona con los Estados Unidos, lo que es una verdadera lástima porque se descarta la oferta europea, que es muy buena."
La charla con Dominique Turpin, director del programa MBA del Institute for Management Development (IMD) de Suiza, estará atravesada por un tema que en los últimos años se convirtió en la obsesión de las instituciones del Viejo Continente: cómo atraer alumnos de todo el mundo y desviar la atención hacia Europa. Con esa intención se organizó hace unas semanas el MBA Tour, una suerte de feria de escuelas de negocios en la que participaron 46 instituciones de 11 países. En total se acercaron 800 personas con intenciones de bucear en otras propuestas educativas.
"En la Argentina, el interés de continuar la especialización en Europa se incrementó por la posibilidad de conseguir un trabajo fijo si se tiene un pasaporte comunitario", admite Turpin.
Con sello propio
En los últimos tiempos, a partir de la necesidad de seguir especializándose, el MBA se volvió una comoditie, por lo tanto, hay que buscar la manera de diferenciarse del resto para atraer a los mejores.
-¿Cómo logran distinguirse entre la amplia oferta educativa norteamericana?
-Una gran ventaja es que tenemos programas de un año en lugar de dos. Además, reclutamos gente de todo el mundo; los nativos son minoría. Esto permite la formación de grupos interculturales que suelen ser muy ricos en cuanto al intercambio.
-El hecho de que sean programas anuales, ¿no atenta contra la calidad de la formación?
-No, al contrario, no significa menor exigencia, sino mayor capacidad para resolver problemas en menos tiempo. Este ritmo de trabajo sirve para manejar las presiones y los tiempos. Hay ejercicios que obligan a quedarse una noche en vela porque son de una resolución de 24 horas. Eso da un training similar al de una multinacional.
-¿Existen diferencias en cuanto a los contenidos?
-Sí, en general los europeos somos más flexibles en lo que enseñamos. Intentamos buscar casos de empresas de todas partes del mundo, no sólo europeas o norteamericanas. En IMD, por ejemplo, tratamos el caso de una empresa argentina como un buen ejemplo del manejo de la imagen. Y de Brasil tomamos el de Hering, al que apodamos el "Benetton de América latina".
-¿Qué opina de la tendencia a crear universidades corporativas?
-Desde el punto de vista de transmitir una cultura uniforme, me parece una herramienta útil; pero si lo miramos desde el lado del conocimiento, creo que son incompletas, sobre todo ahora que las compañías tienden a ser globales. En estas universidades se pierde el aspecto internacional, que es sumamente importante porque en el contacto con los demás surgen soluciones a problemas parecidos.
-¿Cómo podría mejorarse el modelo?
-Se está imponiendo un modelo que se ubica en un término medio entre las universidades corporativas y las escuelas de negocios. Consiste en encontrar cinco empresas no competitivas entre sí con el mismo desafío para intercambiar experiencias y encontrar soluciones comunes.
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