El mirador. El trabajo puede ser divertido
Jorge B. Mosqueira
El 1º del actual se festejó el Día Internacional de la Diversión en el Trabajo, iniciativa promocionada por la consultora Playfair y que viene creciendo en adhesiones desde hace doce años en Estados Unidos. En España esta vez tiraron la casa por la ventana. Promovieron una marcha en Madrid que culminó en el Ministerio de Trabajo. Los participantes debían llevar vestimenta formal y los organizadores proveerían de bombín y paraguas, para completar el estereotipo de ejecutivo, hombre o mujer. La celebración, en la Argentina, pasó sin pena y con poca gloria.
¿Cuáles son los modos de festejar que se proponen? Varios. Sorprender al personal con churros y chocolates frescos fuera de la oficina, pedir a todos que traigan fotos de cuando eran bebes e intentar reconocerlos, organizar un concurso de aviones de papel, entre otros. En un conocido call center alguna vez decidieron que los jefes fueran vestidos por sus supervisados. Así hubo monjas, policías, Elvis Presley, vendedores de autos usados y payasos.
Excepto este último ejemplo, donde es visible la utilidad del entretenimiento (es importante saber a qué personaje lo asimilan a uno), el resto de las justificaciones para celebrar el Día de la Diversión en el Trabajo resulta algo forzado. Se lo recomienda como un antídoto del estrés y para crear un ambiente de mayor creatividad y motivación. En síntesis, incrementa la productividad , una frase publicitaria típica, utilizada para todo el que intenta venderle alguna técnica a las empresas para sus recursos humanos.
Más interesante aún es analizar las limitaciones que manifiestan los promotores del evento. Es un enorme esfuerzo para acotar el posible desborde, restringiéndose a aquello que llaman el humor no tóxico . Significa evitar las bromas basadas en discriminación racial, las burlas sobre aspectos físicos o psicológicos individuales, o cualquier otra bufonada que implique una ofensa personal, por ejemplo, a los jefes. La línea que separa el humor tóxico del no tóxico es muy delgada.
Imposible negar el beneficio del humor, muy especialmente en el trabajo. También es una vía de expresión insustituible, porque pueden manifestarse críticas con una acidez inaceptable si se hicieran mediante un planteo serio. Desembarcar en una festividad que incentive el humor no se hace por decreto ni de un día para el otro. La empresa debe prepararse, tal vez durante años, para que no termine generando situaciones conflictivas. En suma, crear condiciones para que el trabajo sea una diversión de todo los días y el 1º de abril, un modo diferente de abordarla.
lanacionar