La paritaria corta ya no parece ser la opción válida
En este cuatrimestre cambiará la tendencia de las negociaciones
En épocas de crisis, las relaciones laborales resultan un eje central para los empleadores, y la paritaria salarial es un aspecto clave. Frente a los interrogantes de la coyuntura, es importante analizar cómo fue la negociación salarial en el primer cuatrimestre del año, cuáles las modalidades de negociación, y saber cómo será la modalidad de las paritarias para el segundo cuatrimestre. Las negociaciones enfrentan todos los años distintos desafíos, que se relacionan muchas veces con aspectos propios de cada actividad que condicionan las aspiraciones de los sindicatos y las posibilidades de las empresas. Este año, sin embargo, el factor común a todas las paritarias es la inflación, que se presenta en la mesa de discusión con especial intensidad.
La inflación condiciona el porcentaje de actualización del salario por el tiempo transcurrido desde la última escala, así como la pauta de incremento hacia adelante que contemple la suba futura de precios. Ambos aspectos representan el punto clave de la discusión paritaria.
En el primer cuatrimestre se generó una modalidad de negociación poco frecuente: la "paritaria corta", que ha sido una herramienta válida para sortear transitoriamente el problema. Si bien la inflación estuvo presente en las negociaciones de los últimos años, esta vez la incertidumbre fue tal que nadie sabía cuál era el porcentaje de aumento razonable que podía pactarse para el año, de modo que los paritarios adoptaron la modalidad de acuerdos parciales o cortos. La expectativa en los primeros meses fue que la inflación tendería a bajar, que era conveniente acordar un aumento "corto" y fijar un segundo tramo de negociación, con una inflación menor. Así, se firmaron alzas de 20 o 22% por seis meses hasta mitad de año, y en algunos casos se pactaron sumas no remunerativas.
Ahora bien, en las negociaciones del segundo cuatrimestre la tendencia tiende a modificarse. La "paritaria corta" ya no parece ser la herramienta más atractiva sino que genera inquietudes en ambos lados de la mesa. Si bien existen otros condicionantes como la preocupación por el empleo, la inflación sigue siendo la variable destacada. Para esta época del año, con índices de inflación que lejos de reducirse aumentaron (en abril fue cercano al 7%), se da un cambio de tendencia. Un aumento salarial "corto" implicaría reabrir las paritarias en unos meses, y si la inflación no se reduce, esa reapertura en lugar de brindar tranquilidad, generaría mayores interrogantes. Los negociadores no están convencidos de la esperada disminución de la inflación; por lo tanto, es difícil acordar un porcentaje de aumento transitorio y mucho más difícil reabrir una segunda etapa de negociación con pretensiones condicionadas por índices elevados de inflación.
Así está planteada la realidad paritaria, con el condicionante potente de la inflación y un cambio de temperamento como efecto de índices en alza.
El autor es abogado del Estudio Adrogué, Marqués, Zabala & Asociados
Federico Ronchetti
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