Fortaleza del euro debilita a las compañías europeas
LONDRES.- Uno debería ser cuidadoso con lo que busca, porque podría acabar por encontrarlo. Por ejemplo, ahí está el caso de los banqueros centrales y ministros europeos de Finanzas que pedían medidas para reforzar el euro hace un par de años, y ahora han visto como se les ha concedido el deseo.
El resultado de la apreciación del euro se ha convertido en una noticia demasiado buena para los gigantes corporativos europeos: desde Volkswagen (G.VOW) hasta Nokia (NOK), todos anunciaron que la fortaleza de la moneda única ha dañado sus resultados.
De hecho, es difícil encontrar una compañía en la eurozona que no haya recurrido a este argumento, incluidas las españolas, como los gigantes bancarios SCH (STD) y BBVA (BBV), pese a que su dependencia de ingresos en monedas latinoamericanas ha modificado algo el efecto sobre sus resultados, ya que algunas de las divisas de la región se han reforzado también frente al dólar en el primer trimestre.
Desde el comienzo del año, el euro ha subido un 15% frente al dólar EE.UU. Desde su mínimo histórico en octubre de 2000, el ascenso es del 41%. Ahora mismo, la moneda está a un palmo de su tasa de "nacimiento", de US$1,17, de enero de 1999, después de haber alcanzado el viernes un máximo histórico frente al yen.
Los estrategas de UBS Warburg estiman que cada ascenso de un 10% del euro resulta en una caída de alrededor de un 5% de la rentabilidad de las firmas incluidas en el índice FTSE Eurotop 300, debido a que el refuerzo de la moneda encarece las exportaciones y daña los beneficios de los manufactureros.
Muchos estrategas de divisas y economistas consideran como justo el valor actual del euro, y la noticia no supone ningún alivio para las compañías que sufren las consecuencias. Después de todo, si el euro pudo caer un 40% por debajo de su valor justo en una época de estable crecimiento, podría repuntar un 40% en las actuales circunstancias post-11 de septiembre.
¿Qué ocurría si el tipo de cambio llegara a US$1,60? Según Anais Faraj, de Nomura, las tendencias técnicas a corto plazo indican que los niveles entre US$1,20 y US$1,25 están a tiro; con US$1,60, "veríamos cómo (las compañías europeas) sacan los botes de rescate".
En los tiempos de la fortaleza del dólar, durante la pasada década, las compañías al otro lado del Atlántico eran las que se quejaban aunque, en un entorno de fuerte crecimiento, una divisa fuerte era considerada también una recompensa por una mayor productividad y una forma de exportar presiones inflacionarias, lo que dejaba más margen de movimiento con los tipos de interés.
Ahora, la situación no podría ser más diferente: Alemania corre riesgo de deflación a la japonesa y la política del Banco Central Europeo, BCE, mantiene los tipos más altos en la eurozona que en EE.UU., lo que ha alejado capital de la necesitada economía estadounidense y lo lleva al mercado europeo de renta fija, apoyado por el bajo nivel de endeudamiento estatal en la eurozona.
La otra divisa de uso global, el yen japonés, es mantenida bajo control por los continuos comentarios de los burócratas locales, que temen el ahogo del sector exportador. Sin embargo, la amenaza de una política económica heterodoxa, con posibles compras de bonos extranjeros por el Banco de Japón, para romper el círculo vicioso deflacionario en que se halla el país, podría arrastrar a la baja al yen.
La apreciación del euro ha creado un círculo vicioso por dos caminos: primero, ha atraído activos de todo el mundo que se unen al bando ganador y refuerzan su ascenso; segundo, y más importante, supone una restricción efectiva de política monetaria, al hacer muy atractiva la rentabilidad de los bonos.
El actual diferencial de tipos entre la eurozona y EE.UU., de un 1,25%, supone un ajuste invisible de la política monetaria, aunque el BCE parece no haberse dado cuenta aún. En opinión de Credit Suisse First Boston, la apreciación del euro este año supone que el diferencial auténtico de tipos está en más de dos puntos.
Tanto los europeos como los estadounidenses son culpables de la actual situación, los unos por no haber tomado medidas de reforma cuando podían y los otros por haber dejado que se crear una burbuja de activos. Mientras, los japoneses escondieron la cabeza en la arena.
Ahora mismo, sólo se verá un debilitamiento del euro cuando quede claro que la fortaleza de la divisa frena el crecimiento en la eurozona a niveles muy por debajo del de otras regiones, y los inversores vendan activos europeos.
Ese punto será psicológico, además de financiero. Sin embargo, hasta que se alcance, la rentabilidad relativa de la renta variable, en comparación con los bonos, parece muy pobre.
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