Fuerte autocrítica y catarsis colectiva
Empresarios y economistas debatieron con dureza sobre la profundidad de la crisis internacional
DAVOS, Suiza (De una enviada especial).- El clima que reina no es pesimista: "Es superpesimista", confió a LA NACION uno de los empresarios que participan del Foro Económico Mundial. El foro este año quedó marcado a fuego por un sentimiento de culpa generalizado porque en este mismo sitio clave del poder global, enclavado en los Alpes suizos, el año último nadie anticipó la crisis financiera global.
Fiel reflejo de esto, en una sesión titulada "¿Qué le pasó a la economía global?", de la que participaron economistas de renombre como los Nobel Joseph Stiglitz y Edmund Phelps, CEO de grupos importantes, políticos de todo el mundo y ejecutivos de distintas empresas (apenas un 6% es de América latina), pasó lo que nunca antes se había visto en Davos. Hubo palabras excesivamente fuertes, acusaciones y hasta expresiones de rabia que fueron interpretadas por los entendidos como una suerte de "catarsis colectiva".
Mientras alguien destacó, alarmado, que la crisis significará el desempleo para 50 millones de personas, otras voces sentenciaron frases de lo más diversas sobre el porqué del desastre. "La gente obtuvo lo que se merecía", "Esta es la venganza de los que estaban abajo en la pirámide", "Esta fue la crisis de la estupidez de los que compraban, de los que vendían, de los que no sabían que vendían y de los organismos de control", "Hubo demasiada liquidez en el mercado" fueron algunos de los conceptos que se oyeron. Además, una persona muy enojada dijo: "Con el diario del lunes todos ganan el Prode, pero hace un año ¿qué?".
Lo más impactante fue cuando alguien se levantó y lanzó una durísima acusación: "Acá hay gente que vendía veneno, que sabía que vendía veneno, que tiene que ir a la cárcel. Yo soy de la industria farmacéutica y si vendo veneno, voy a la cárcel, ¿por qué ellos no?".
"Nunca vi una cosa así", reconoció Federico Sturzenegger, presidente del Banco Ciudad de Buenos Aires, ex profesor de Harvard y uno de los Young Global Leaders del Foro, que quedó asombrado ante semejantes afirmaciones en un encuentro famoso por la parquedad suiza.
Alguien que reflejó como nadie el "superpesimismo" de esta edición que intenta entender qué forma tendrá el mundo después de que termine la crisis planetaria fue el magnate de los medios Rupert Murdoch. En una conferencia de prensa sentenció: "Esto sólo puede empeorar".
"Todos somos responsables por no haber reconocido los riesgos", admitió Klaus Schwab, fundador del Foro Económico Mundial en 1971, en otro virtual mea culpa. En su discurso de bienvenida al tradicional encuentro -este año más que sobrio, sin supermodelos como Naomi Campbell o Claudia Schiffer ni divos como Brad Pitt y Angelina Jolie, que desfilaron en otras ocasiones-, Schwab también habló de la necesidad de que haya "valores éticos". "La ganancia es el principal objetivo del negocio, pero está claro que no puede ser una ganancia a toda costa", indicó.
El único que se salió del coro y que pareció tener un mensaje más optimista fue el premier chino, Wen Jiabao, que aseguró que la economía china exhibe señales de pronta recuperación. Si bien Wen admitió que la crisis global tuvo un "gran impacto" en esa economía, se mostró confiado en que, pese a las dificultades, logrará alcanzar en 2009 su meta de un crecimiento del 8%, un punto menor que la de 2008, que fue del 9 por ciento.