Fuertes críticas en Wall Street
NUEVA YORK (Especial para LA NACION).- El acuerdo alcanzado anteayer por la Argentina y el Fondo Monetario Internacional no le cayó bien a nadie en Wall Street. Analistas y economistas consultados en esta ciudad coincidieron en que el gobierno argentino es el gran ganador y algunos subrayaron que un 3% del PBI de superávit fiscal primario para el año próximo no alcanzará para pagar lo que se les debe a los acreedores privados.
"Es una clara victoria política para Néstor Kirchner y una derrota económica para la Argentina", dijo José Luis Barrionuevo, director de estrategia de Barclays Capital. "No se resuelven problemas de fondo como la coparticipación con las provincias, la reestructuración de las tarifas de servicios públicos y cómo se recuperará la inversión", agregó.
Con esta crítica coincidió Mark Falcoff, economista del centro de investigación American Enterprise Institute: "Parece (el acuerdo) una curita hasta la próxima crisis". En todos los casos, lo que dejó disconformes a varios es que no se comprometieron reformas de fondo, que para muchos analistas, una vez hechas o al menos encaminadas, harán volver la inversión extranjera y el crecimiento sostenido. Brasil es citado como la contracara de la moneda en América latina porque está haciendo reformas de largo plazo.
El FMI volvió a ser el gran perdedor desde cualquier óptica. Para los más conservadores en EE.UU., el organismo otra vez dio el brazo a torcer y le da oxígeno financiero a una economía emergente, aunque sea otra vez a la Argentina, muy desprestigiada luego del default y del incumplimiento de compromisos escritos.
Y en el plano internacional, también el organismo de crédito dio la imagen de haber retrocedido. "El staff del Fondo perdió contra la presión de los gobiernos de EE.UU. -principal accionista del FMI-, Italia y Alemania, que claramente querían sacarse de encima el problema de la Argentina, pero no resolverlo", evaluó Barrionuevo. Asimismo, el peso del tamaño del default argentino en las cuentas del fondo quedó en evidencia.
Otro de los puntos conflictivos fue la meta de superávit fiscal primario. "El 3% de superávit alcanza para devolver parte del dinero prestado, pero a condición de que los acreedores privados acepten una quita de entre un 65 y un 70 por ciento".
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