Gig economy: la pandemia hace revivir el sindicalismo en EE.UU.
Los trabajadores de las nuevas plataformas de delivery impulsan nuevas formas de organización gremial
"1° de mayo, los multimillonarios se tienen que acabar", manifestantes con consignas y carteles, agentes de seguridad atrás: el acto frente a un depósito de Amazon en Richmond, California, el último 1° de mayo tenía todos los elementos de un piquete. Pero había una cosa diferente: en vez de estar todos juntos, los participantes se mantenían a distancia segura. Los organizadores incluso habían escrito "pararse aquí" en el pavimento a intervalos de dos metros.
Como tantas otras cosas, la acción colectiva no es lo mismo en los tiempos del Covid-19. La manifestación en Richmond, que incluyó demandas de aumento de salario, es parte de una ola de reclamos, paros, faltas colectivas al trabajo y huelgas organizadas por trabajadores eventuales, empleados de fábrica y personal de empresas de comidas rápidas en todo Estados Unidos. Coworker.org, un sitio en la red que ayuda a los trabajadores a lanzar campañas, ha visto una explosión con más de 100 nuevas iniciativas por semana.
Mike Elk de Payday Report, otro sitio en la web, cuenta 45 huelgas relacionadas con el coronavirus en marzo y 108 en abril. No es fácil comparar estos datos con las estadísticas oficiales, pero parece probable que se acelere el movimiento huelguístico que comenzó en 2018.
Una pandemia podría parecer un momento inoportuno para que reviva la organización sindical. Mucha gente simplemente está agradecida de no haber perdido el empleo y no quiere hacer olas. Pero la historia complica el cuadro.
Estudios de Orley Ashenfelter y John Pencavel, economistas especializados en cuestiones laborales, apunta a un rápido crecimiento en la cantidad de afiliados a los sindicatos después de la Gran Depresión, cuando el desempleo estaba en un nivel similar al de hoy. Sostienen que otros factores, desde "la actitud prevaleciente en la sociedad" hasta cambios en la legislación, también son parte de la explicación de las subidas y bajadas del movimiento sindical.
La percepción de injusticia probablemente ayude a la causa de los trabajadores. Cuanto más educado y rico sea uno, tanto más fácil es trabajar desde casa. Pero muchos trabajadores menos capacitados deben aventurarse afuera, con riesgo para su salud, al mismo tiempo que advierten que la economía se paralizaría sin ellos.
Primeros pasos
Los trabajadores de la gig economy habían comenzado a organizarse aún antes del virus. Habiendo quemado miles de millones de dólares de capital de riesgo, plataformas online como Instacart y Uber buscan obtener ganancias. Eso a menudo ha significado menos dinero y peores condiciones laborales para los trabajadores, lo que los ha llevado a formar grupos como Gig Workers Collective.
Esta nueva ola de acción colectiva permitirá a los grupos de trabajadores crecer y establecer nuevas relaciones, predice Veena Dubal del Hastings College de Derecho de la Universidad de California. Las huelgas del 1° de mayo fueron de las primeras en ser organizadas en forma conjunta por varios de ellos. Sin embargo lo que está a la orden del día no es una revolución en las relaciones laborales, como se dio después de la gran depresión.
Los trabajadores de la llamada gig economy aún están muy lejos de equiparar la fuerza de las grandes plataformas, cuyo modelo de negocios a menudo se basa en una fragmentación de la fuerza de los trabajadores. Thomas Kochan de la Sloan School de Administración Empresaria del MIT sostiene que, para aumentar su influencia, los grupos de trabajadores deben redoblar los esfuerzos para asegurarse de ser escuchados por los clientes, que pueden obligar a las firmas a cambiar su actitud. Protestar frente a depósitos, por más creativamente que se organice, probablemente no logre su objetivo.
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