GM: una reestructuración con el acelerador a fondo
Su presidente ejecutivo delega decisiones en un empeño por cambiar la cultura burocrática de la automotriz
Un viernes reciente, el presidente ejecutivo de General Motors Co. Se reunió con algunos de sus principales gerentes en el centro tecnológico de la automotriz, en las afueras de Detroit. En el encuentro, el equipo le pidió al ejecutivo que aprobara planes para una nueva generación de autos y camionetas que estaba lista para entrar en etapa de desarrollo.
Pero antes de que los gerentes pudieran mostrar las fotos, los gráficos y las proyecciones financieras que habían preparado,
Edward E. Whitacre Jr. les preguntó por qué se estaban reuniendo.
"Ustedes han revisado todo con detenimiento", les dijo Whitacre con su acento tejano, según asistentes a la reunión. "Supongo que no van a aprobar algo que sea malo o no sea rentable, así que, ¿por qué no toman ustedes la decisión final?" Whitacre no hizo cambios a los planes.
La delegación de autoridad y toma de decisiones a rangos más bajos en la escala corporativa de GM, así como la reducción de la burocracia, son buena parte de los cambios que Whitacre está tratando de implementar en la automotriz estadounidense.
Designado por el gobierno del presidente Barack Obama para que reestructurara la empresa como parte de la reorganización financiada por el Estado (pasando por la corte de bancarrota), el ex presidente ejecutivo de AT&T Corp. tiene por delante un trabajo difícil. El miércoles, la empresa anunciará sus resultados del cuarto trimestre, que se prevé sean negativos. También, se anticipa que GM haya usado miles de millones en efectivo, en parte porque empezó a pagar un préstamo de US$6.700 millones que le extendió el Departamento del Tesoro de Estados Unidos.
Los analistas creen que el desempeño de la empresa mejoró en el primer trimestre, gracias a mejores ventas, un aumento de la producción y a un balance financiero que fue saneado durante su paso por la corte de bancarrota. De todos modos, la reestructuración de GM no parece tan avanzada como la de su principal rival, Ford Motor Co., que de hecho fue rentable en 2009. Ford ha registrado un crecimiento más rápido de sus ventas en EE.UU. y se espera que reporte ganancias significativas este año.
Además, debido a que Washington invirtió un total de US$50.000 millones en GM, el gobierno posee 60% de la automotriz.
En algún momento, Whitacre tendrá que hacer una emisión de deuda para compensar esa inversión.
"Para que tengan éxito, todo su negocio tiene que cambiar. Tienen que ser más eficaces y rápidos", dijo Meter Kaufman, director general de banca de inversión de Gordian Group. "Es obvio que no tenían todas sus fichas listas cuando salieron de la corte de bancarrota, pero es demasiado pronto para decir que no lo van a lograr".
Desde que fue nombrado presidente de la junta de GM en junio, con casi ninguna experiencia en el sector automotor, Whitacre ha creído que un área en la que puede marcar una diferencia significativa es en la eficacia de la cultura de la empresa, que carga una reputación de lenta y pesada. En el pasado, la empresa trató de reducir la burocracia y terminó por nombrar un comité que supervisara cuántas reuniones de comités se deberían sostener.
Whitacre está tratando de delegar autoridad a sus máximos ejecutivos para que dirijan sus respectivos departamentos en la automotriz, aunque a veces eso puede causar cierta confusión. Por ejemplo, en diciembre Whitacre nombró a Mark Reuss como nuevo director de las operaciones de GM en América del Norte. Reuss es un ingeniero que había estado al frente de las operaciones de la automotriz en Australia. Su misión fue impulsar la cuota de mercado de GM sin depender de generosos descuentos. Bajo el mando de Reuss fue designada Susan Docherty, una ejecutiva proveniente de la filial Buick, como encargada de ventas y marketing.
Casi tres meses después, Reuss le dijo a Whitacre que necesitaba tener un papel más activo en la división de América del Norte, así que reajustaron las responsabilidades de los ejecutivos, lo que resultó en que Docherty cediera las labores de ventas a Reuss. "Quería elegir a su propio equipo y Ed lo apoyó", dijo un alto ejecutivo sobre los cambios.
Ejecutivos de GM dicen que esa decisión y otros cambios gerenciales que ha hecho Whitacre los han hecho sentir mucho menos seguros sobre sus trabajos.
"Existe una sensación de urgencia y responsabilidad al nivel más alto", dijo recientemente a periodistas el director general de finanzas, Chris Liddell, quien fue contratado a fines del año pasado.
Una de las formas en las que se nota el nuevo estilo de Whitacre es que se le ve con más frecuencia en los pasillos, la cafetería o las plantas de ensamblaje hablando con empleados comunes y corrientes, algo que raramente hacían sus predecesores, Frederick "Fritz" Henderson y Rick Wagoner, quienes solían pasar la mayor parte del tiempo en sus oficinas en el piso 39 de la sede central de la automotriz en Detroit.
Hace varias semanas, Nick Twork, que vive en el mismo edificio residencial en Detroit que Whitacre, vio a su jefe en el estacionamiento y en broma le pidió que si lo llevaba en su auto al trabajo. Whitacre accedió de inmediato. Una vez en la oficina, el presidente ejecutivo le dio un tour a Twork de la alta gerencia y lo presentó a la cúpula de la automotriz.
"Cuando habla con uno, se muestra interesado en la conversación. Le importa lo que uno está diciendo", señala Mike Green, director de la oficina en Michigan del sindicato de empleados automotrices, y quien ha presenciado visitas de Whitacre a las plantas.