Hans-Paul Bürkner, de BCG : “Se necesita cierta flexibilidad para crear empleos”
Aunque es un alemán con títulos de Yale y Oxford, Hans-Paul Bürkner conoce los vaivenes de nuestra economía como el mejor analista local. El presidente de Boston Consulting Group visita nuestro país regularmente hace 16 años y ha visto con sus propios ojos el devenir de la política económica criolla, desde el proteccionismo de la década kirchnerista hasta la apertura que propone Cambiemos.
En diálogo con LA NACION, Bürkner reflexionó sobre cómo se ha modificado el escenario nacional en los últimos dos años y el camino que el Gobierno todavía debe recorrer para materializar sus metas.
-¿Cómo ve el clima de negocios del país en estos dos años de la administración Macri?
-Estuve en [el Foro Económico Mundial de] Davos la semana pasada. Creo que en Europa, Norteamérica y Asia hay una perspectiva positiva sobre la Argentina y, cada vez más, sobre América Latina. Todavía hay un camino largo para recorrer, dos años es un período muy corto de tiempo, pero creo que están yendo en la dirección correcta. A la economía global le va mejor y eso también le da impulso al país.
-¿Qué está haciendo bien el Gobierno y qué debería mejorar?
-Lo mejor es que es un país abierto a desarrollar capacidades. El mayor recurso de la Argentina es su gente, su talento. Y proveer oportunidades para ellos es importante. Además, hay un cambio en la mentalidad. Ya no se asume que un potencial inversor busca explotar al país. Si creés que alguien quiere algo sin dar nada a cambio entonces vas a tratar de cerrarte.
-¿Por qué no llegan las inversiones?
-Lleva un tiempo a los empresarios recuperar la confianza después de tantos años de que este país mirara las inversiones extranjeras con aversión. Hay algunas inversiones pero no son tan importantes como se esperaba porque la gente no quiere hacer grandes desembolsos sin saber si este Gobierno seguirá en el poder en tres años. Pero existe una expectativa de que este cambio durará.
-¿Está de acuerdo con la política de gradualismo?
-Es una discusión que no solo sucede en la Argentina, también la estamos viendo en la India e Indonesia, por ejemplo. Cuando llegan las reformas, algunos sienten que hay que hacer cambios drásticos, pero creo que ese es un camino peligroso porque puede derivar en que la oposición vuelva al poder después de cuatro años. En América Latina ves este movimiento pendular entre la derecha y la izquierda, en el que todo Gobierno trata de deshacer lo que hizo el anterior. Esto deriva en una virtual parálisis para los países. El desarrollo económico se consigue cuando un Gobierno construye sobre los logros de sus antecesores. Es importante que la Argentina mantenga un enfoque gradual y vaya paso a paso.
-¿Qué gana el país con la organización del G20?
-Es una oportunidad para que los líderes del grupo se reúnan, se conozcan mejor y hablen de asuntos clave, como estabilidad financiera, empleo, crecimiento y el medio ambiente. Solo si los líderes se conocen y conversan pueden tener una chance de resolver esos problemas. Obviamente, el anfitrión cambia todos los años y la reunión le da la oportunidad de determinar la agenda, promover la discusión de tópicos de su interés y demostrar qué tipo de grandes oportunidades hay aquí.
-¿Por qué es importante ingresar a la OCDE?
-La gente le dice “el club de los países ricos”. La integran países de Norteamérica y Europa, entre otros, pero cada vez hay más naciones emergentes entre sus miembros. Acceder le permitirá compartir su experiencia, aprender de otros y compararse con ellos. La vara está alta en muchas áreas y Argentina siente que tendrá que hacer un gran esfuerzo para ser un buen miembro de este club.
-¿Producirá la reforma laboral los efectos deseados?
-Debemos entender que, en muchos países, reforma se convirtió en una mala palabra. En los 60 significaba más beneficios y oportunidades, hoy en día parece implicar menos subsidios y derechos. Es importante entender que si querés crear trabajos en el mercado laboral, necesitás tener cierta flexibilidad. Si miras a los países con el desempleo más bajo, como Dinamarca, el mercado es flexible, podés contratar y despedir. Si lo hacés, pagás una indemnización predefinida y el seguro de desempleo es muy generoso, pero estás obligado a aceptar cualquier empleo que se te ofrece. No importa qué tan mala sea la situación, si un país intenta prevenir cualquier despido entonces las compañías pensarán dos veces antes de contratar a alguien. La reforma laboral de Macri busca hacer el mercado laboral más flexible. En muchos países los sindicatos pelean contra la flexibilización porque dicen que destruye los empleos, pero es una oportunidad a mediano y largo plazo para crearlos. No es posible crear empleos en un país inflexible.