Hay razones para esperar que continúe la tendencia a la baja
Según el Índice de Estadística y Censos (Indec), en abril la inflación mensual fue de 3,4%, significativamente menor que la expectativa, que era cercana al 4%, y más baja aún que el 4,7% de marzo. Es un dato muy positivo y que, de algún modo, deja al número de marzo como algo anormalmente alto, incluso para el complejo contexto que se viene verificando.
En parte, la fuerte reducción respecto del mes previo estuvo influida por la baja de varios productos estacionales, que hizo que ese rubro subiera 1,7%. De todos modos, la inflación núcleo, que deja de lado esos precios y los regulados, también se redujo, aunque algo menos, a 3,8%, más en línea con la expectativa general.
El menor aumento de los bienes estacionales se dio, por ejemplo, en los alimentos. Esto, sumado a una moderación muy importante en el precio de la carne después de varios meses de aumentos elevados, permitió que la variación mensual de alimentos y bebidas no alcohólicas pasara de 6% en marzo a 2,5% en abril. La menor alza ocurrió a pesar de que los lácteos, que estuvieron afectados por problemas de oferta, volvieron a presentar subas muy altas.
Otro rubro estacional que perdió impulso en abril fue educación. En marzo había trepado 17,9%, como suele suceder todos los años por el inicio de las clases, pero en abril apenas subió 1,5%.
En bebidas alcohólicas y tabaco también hubo una moderación, en parte porque en marzo habían aumentado 7% los cigarrillos. Así, el rubro pasó de crecer 4,1% mensual a 1%.
En el resto de los rubros, las variaciones mensuales fueron similares a las de marzo, destacándose, como se esperaba, los combustibles, el transporte público, el gas.
El dato de abril quebró la tendencia al alza que la inflación venía mostrando desde el arranque del año y que contribuyó fuertemente a deteriorar las expectativas, tanto de inversores como de consumidores. Hay razones para pensar que, hacia adelante, la tendencia a la baja pueda continuar.
Ya a fines del año pasado se anticipaba que a partir de mayo se reducía significativamente la magnitud y la cantidad de aumentos de precios regulados. En abril, el Gobierno anunció directamente la suspensión de varios de los ajustes pendientes, lo que, sin duda, ayudará a bajar la inflación.
A su vez, hasta fines de año no hay aumentos estacionales tan relevantes como los de los primeros tres meses del año; los más destacados serían los del turismo en julio y diciembre, y los de indumentaria en el tercer trimestre.
Alzas salariales, la clave
La clave será lo que ocurra con los salarios y con el tipo de cambio.
El incremento en la frecuencia de los ajustes salariales y el deseo de recuperar el poder adquisitivo perdido el año pasado serán un factor de impulso para la inflación, pero chocarán con la realidad de un mercado laboral muy debilitado. En cualquier caso, la evolución de las demandas de reajuste estará condicionada también por lo que vaya ocurriendo con la inflación en los próximos meses, lo que dependerá críticamente de lo que suceda con el dólar.
En este frente, la incertidumbre es muy importante. La evolución reciente del tipo de cambio mostró la importante sensibilidad del mismo tanto al volátil escenario internacional como a la situación política local, factores ambos que seguirán presentes durante la mayor parte del año.
De todos modos, la posibilidad que ahora tiene el Banco Central de intervenir directamente dentro de la banda de flotación del tipo de cambio, y para la cual el Gobierno logró el aval del Fondo Monetario Internacional, muestra claramente la intención oficial de acotar de ahora en más los movimientos del dólar. A ello contribuirá también la dura política monetaria que ya viene implementando el Central y que continuará durante el resto del año, implicando que la base monetaria se mantendrá constante.
En este contexto, y sobre todo a partir del dato de inflación de abril, no puede descartarse que la inflación se acerque al 2% en los próximos meses.
Más adelante, lo que ocurra dependerá crucialmente de cómo se comporte el dólar en la cercanía de las múltiples elecciones que tendrán lugar.
El autor es economista, director de C&T Asesores Económicos
Camilo Tiscornia
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