Hundida por razones domésticas y globales
La plaza local vivió ayer un verdadero viernes negro al desplomarse los precios de los activos locales en un contexto de negocios adverso tanto por razones domésticas como por causas globales.
Todo quedó bien reflejado en el derrumbe del 6,2% con que cerró el índice de precios de referencia de la Bolsa porteña, en la que bien puede haber sido su peor rueda de negocios en el año. A esto se agrega la caída forzada de los bonos de la deuda en dólares, al continuar la Anses liquidando posiciones para forzar la baja de los precios implícitos del dólar que surgen de arbitrar monedas por operaciones con títulos.
La ola de ventas tuvo numerosos impulsos. Entre ellos hay que mencionar la ofensiva oficial contra el vuelo que tomó el dólar y la mayor regulación de tasas (que pegó duro entre los bancos). Pero eso sería mirar sólo el árbol. Después de todo en el bosque hay un vuelo hacia activos de refugio a nivel global ante la inocultable presión a la que están sometidas las commodities, ahora que todo el mundo descuenta que la primera suba de tasas en 7 años dará bríos extras al dólar estadounidense, además del impacto que esto tiene sobre las divisas emergentes.
A esto se agregan datos que mostraron que la actividad fabril en China tocó en junio un mínimo en 15 meses y una profusión de balances decepcionantes tanto en EE.UU. como en Europa. Es decir, lo que bien podría denominarse como una "tormenta perfecta".
Entre las acciones las bajas estuvieron encabezadas por Aluar (-8,5%), seguidas por bancos y eléctricas, que derraparon 7% promedio. Otro tanto pasó con los ADR, que registraron ajustes promedio del 4 al 5 por ciento.
Todo en un día de bajas generalizadas para el resto de las bolsas.