Impuesto a las Ganancias: cómo saber cuándo un aumento de salario generará un ingreso menor al esperado
La molestia de todos los trabajadores: cuando los aumentos impactan o las horas extra se apilan en el ingreso mensual, crece la preocupación por perder gran parte del deseado incremento por los impuestos.
El Impuesto a las Ganancias es progresivo, por lo que es imposible que ante un aumento en el salario, la tributación deje con menos dinero al bolsillo del trabajador. "Los saltos de escalones son suaves porque se va tomando la alícuota anterior y sobre el incremento se aplica la nueva alícuota. Lo que excede se calcula con una alícuota mayor, el siguiente tramo de la escala", explicó César Litvin a LA NACION.
"Eso pasó con la tablita de Machinea que hacía que se pueda dar una situación en la cual, de superar un tramo de la escala, en aquel momento, el ingreso adicional se veía pulverizado por la pérdida de esas deducciones. Hoy por hoy, con la ley actual, eso no se da", mencionó Daniel Lejtman.
Pero sí puede ocurrir que gran parte de los incrementos en salarios se vayan directo a las manos del fisco, beneficiando menos de lo esperado al trabajador .
Son dos los casos en los que puede pulverizarse parte del aumento. En primer lugar, ante una suba, que puede ocurrir por algunos tipos de horas extra, bonos, premios, trabajo en feriados u otras causales, el excedente al escalafón en el que el salario se encuentra (ingreso marginal) tributa a una tasa más alta.
Por lo tanto, es menor el porcentaje del incremento que recibe el trabajador al que recibe de su salario. En otras palabras, la remuneración neta por horas trabajadas es menor.
Una persona con un salario de $150.000 termina con $114.859,51 en el bolsillo. Si este trabajador realizara horas extra con una remuneración bruta de $15.000, a pesar de que no crece en alícuota, recibirá un total de $123.667,88. De los $15.000, percibirá cerca de $8.800, sólo el 58%.
El segundo factor tiene que ver con la fórmula de liquidación del Impuesto, que computa el aguinaldo. El prorrateo en todos los salarios implica que la ganancia neta acumulada sea superior a la "ganancia" que en realidad recibe el trabajador en su salario mensual. "Se sufre la retención hoy del aguinaldo que todavía no recibiste. Es un perjuicio para el empleado porque le retienen sobre algo que no cobró", puntualizó Lejtman.
"La idea de prorratear el aguinaldo en 12 meses fue evitar incrementos grandes en los meses de junio y diciembre, que podrían significar el aumento en uno o dos escalones", explicó Fernando López Chiesa. Por la inclusión del aguinaldo, lo que se tributa frente a un incremento puede ser incluso superior al máximo de la escala de Ganancias, que es 35%.
Un ejemplo, para un soltero sin hijos: con un aumento del 30% en un salario de $150.000, el impuesto absorberá casi el 40% del incremento (no de todo el ingreso, sino del excedente). Por lo tanto, la remuneración original continúa tributando en la escala original, pero el beneficio por el aumento se reduce, en parte.
Sin embargo, hay que tener presente un cambio que se realizó sobre las horas extra en 2017. "Las horas extra tienen un beneficio de exención en los días inhábiles, feriados y sábados y domingos. El plus de la hora extra no paga impuesto a las Ganancias. Además, se excluye, para establecer en la alícuota se coloca el salario, las horas extra de los días de semana", explicó Fernando López Chiesa.
Sin embargo, el proyecto de Sergio Massa puede implicar un peligro a la progresividad, y podría causar que un trabajador se quede con menos en el bolsillo ante un aumento.
La propuesta, que se debatirá pronto en el Congreso, busca subir la base mínima imponible a $150.000. De aprobarse y no modificarse los escalafones por decreto, habrá un salto exponencial entre los que ganen $124.500 netos, y los que ganen un peso más.
Los primeros pagarán $0 de impuesto. Los segundos, deberán tributar el 27% de la ganancia neta sujeta a impuesto. La causa de este salto es que a pesar de que se elevaría el piso sobre el cual el trabajador comienza a tributar, no se corren las escalas para el inicio de la tributación. Así, el empleado empieza pagando el 27%, en vez del 5%.
El proyecto habilita al Poder Ejecutivo a resolver esta situación de "salto al abismo" entre los montos de $150.000 y $173.000 de ingreso bruto. Sin embargo, los especialistas advierten que a pesar de que se intente lograr una progresividad entre estos salarios, ocurrirán una de dos cosas: o bien el crecimiento exponencial en la tributación se dará al final de la franja (entre $173.000 y un peso más) ó las escalas entre esos $23.000 de diferencia serán vertiginosas, debido a que "el tramo es muy corto".
"Las medidas que se quieren incorporar al proyecto, como dejar fuera de la tributación los aumentos por horas extra o feriados, son positivas porque reconocerían íntegramente el esfuerzo de trabajar más y permitirían que nada de eso se lo lleve gran parte el impuesto, como ocurre actualmente, en gran medida. Es muy frustrante para el empleador, que hace un esfuerzo para pagarle esa retribución adicional, que el impacto fiscal sea tan grande por la escala progresiva y aplicación actual de la tasa más alta sobre dichos ingresos", opinó Lejtman.
Carolina Lista, tributarista de HLB, comentó algunos consejos para los trabajadores. Por un lado, destacó la importancia de informar mensualmente las deducciones por servicios médicos, contribuciones patronales, intereses por préstamos hipotecarios y otros conceptos deducibles para disminuir la retención del impuesto. Este trámite se realiza a través del servicio SiRADIG.
"Es importante recordar que recientemente AFIP habilitó, por medio de SiRADIG, la posibilidad de computar como pago a cuenta el 35% de las percepciones sobre compras de moneda extranjera", recordó.
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