Japón está en una pendiente
Si quedaba alguna duda, las frías cifras oficiales terminaron de confirmarlo el último viernes: la economía japonesa está en recesión, y nadie tiene demasiado claro cómo convencer a los nipones de volver a gastar sus ahorros para que los motores vuelvan a ponerse en marcha. Para colmo, la crisis del sistema bancario, lejos de resolverse, no aporta mucho a la confianza.
La Agencia de Planificación Económica de Tokio informó que en el segundo trimestre del año el producto bruto interno cayó un 0,8 por ciento, colocando la tasa anualizada en una depresión del 3,3 por ciento. "La economía japonesa está atravesando probablemente su momento más oscuro", dijo con dramatismo el director de la APE, Taichi Sakaiya, luego de reconocer que, con los datos difundidos el viernes, se cumplió el tercer trimestre consecutivo de caída del producto, ciclo que se cumplió por primera vez desde 1955. Las cifras fueron divulgadas luego del cierre de la Bolsa de Tokio, pero se estima que los operadores ya intuían el resultado, lo que motivó la fuerte caída del 5,11 por ciento en el índice Nikkei.
En realidad, no hubo sorpresas. Los datos no hicieron más que confirmar la debilidad de la demanda doméstica de los japoneses, en línea con la caída significativa de la inversión empresaria. "Japón está caminando por el borde de una espiral deflacionaria", agregó Sakaiya al respecto. En este contexto, el funcionario pronosticó que los resultados económicos no serán mejores en el tercer trimestre, y que la recuperación no llegará al menos por los próximos dos años.
Observadores
De visita en la isla por una invitación del gobierno japonés, un grupo de economistas argentinos pudo confirmar in situ el clima que vive el Extremo Oriente. "La gran discusión aquí es cómo resolver el problema de los fuertes quebrantos del sistema bancario", apuntó Miguel Peirano (miembro del equipo de investigadores de la UIA), en diálogo telefónico con La Nación . La idea sería asistir con fondos públicos a las entidades que tienen problemas pasajeros de liquidez, pero que son solventes a futuro, y dejar caer a aquellos sin activos suficientes para sobrevivir.
Federico Poli, de la Secretaría de Industria de la Capital Federal, señaló que "lo que está en cuestión en Japón, y en el resto del sudeste asiático, es la calidad del proceso de inversiones en los últimos años. Evidentemente hubo una burbuja llena de proyectos millonarios pero con un nivel de productividad muy bajo".
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