La actividad económica cayó 0,7% en marzo y cerró un pobre primer trimestre

La actividad económica avanzó 1% en el primer trimestre del año, en términos desestacionalizados, pero empezó a mostrar signos de desaceleración en su ritmo de crecimiento, algo que se explica principalmente por el rebrote de Covid en enero, la sequía que impacta en el agro y el flojo desempeño de la industria y la construcción, que cayeron en marzo 1,9% y 4,1%, respectivamente.

En efecto, el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec) informó hoy que el Estimador Mensual de la Actividad Económica (EMAE) tuvo una caída en marzo de 0,7%, respecto del mes anterior, con lo que completa un pobre primer trimestre del año, luego de caer en enero 0,7% y crecer en febrero un 1,2%.

Algo de esto ya lo había anticipado el Centro de Estudios de la Unión Industrial Argentina (CEU), que en su informe de actividad publicado hoy, pero presentado internamente el martes, destacó: “La información preliminar muestra una desaceleración en el ritmo del crecimiento de la actividad en los primeros tres meses del año, que se explica en parte por el impacto de la tercera ola de Covid-19 durante enero”.

En el Ministerio de Economía, luego de remarcar que en la comparación interanual el primer trimestre del año cerró con un alza de 6,1% (+4,8% en marzo), confirmó que en la medición desestacionalizada ese período redondea un crecimiento de un 1%.

Con relación al dato mensual, María Castiglioni Cotter, economista de C&T Asesores Económicos, dijo que fue un poco peor de lo que estimaba y explicó a qué se debió. “Está en línea con el impacto que tuvo sobre todo la actividad industrial y la construcción, que cayeron en términos mensuales desestacionalizados. Y también se ve un efecto en lo que es el sector agrícola, que en términos interanuales registra una baja de 5,1%, y cuya caída se va acentuar en abril debido a la sequía que pegará en la cosecha de soja”, analizó la especialista.

El menor dinamismo de la industria lo corroboró también el informe de actividad del CEU, que concluyó: “En perspectiva trimestral, los primeros tres meses del año mostraron a la producción industrial con un menor dinamismo. Registró una muy leve suba de +0,1% (sin estacionalidad) respecto del último trimestre de 2021″.

En esta dinámica impactó la restricción para importar insumo claves para la producción, pero también los problemas de financiamiento, algo que las recientes subas en las tasas de interés podrían agravar.

Todo esto hizo, según Castiglioni Cotter, que la actividad económica aumentara 4,8% interanual, es decir, un ritmo menor que el de febrero (8,5%). “Además, sectores que muestran alzas interanuales fuertes son aquellos que el año pasado venían muy castigados debido a las restricciones por Covid, como el turismo”, agregó la economista.

Para Martín Kalos, director de EPyCA Consultores, empieza a observarse una dinámica de cierto amesetamiento en cada mes, con una leve baja en marzo, respecto de febrero. “Esto se debe a que muchas ramas de la industria no terminan de despegar, aunque la normalización pospandemia de algunos sectores, como turismo, gastronomía y transporte, compensa algo. Por supuesto, influye en este ritmo los malos datos de agricultura, por la sequía”, señaló el economista.

Lo peor de este panorama es que la desaceleración podría mantenerse. Matías de Luca, economista de la consultora LCG, opinó que, sobre la base de los resultados exhibidos en marzo (con una inflación del 6,7%), vislumbra “una nueva caída de la actividad para abril, fundamentalmente en una economía donde el consumo representa en promedio 70% del PBI y una inflación que se acelera y se mantiene elevada”.

De Luca agregó que incluso se espera una desaceleración para la segunda mitad del año. “Esto hará que el crecimiento anual promedio para 2022 no supere el 2%. Es más, esa cifra responderá principalmente al arrastre estadístico que dejó 2021, por lo que difícilmente sea palpable por la sociedad”, concluyó.

Castiglioni Cotter dijo que se vienen meses de invierno en que la actividad va a estar castigada por las restricciones energéticas, producto de falta de oferta y aumento del costo de importación de energía. “También habrá restricciones a otras importaciones que afectarán la actividad productiva. Todo en un contexto de necesidad del Banco Central de acumular reservas para cumplir lo acordado con el FMI”, afirmó.