Combustibles. La Argentina enfrentará ahora los problemas del petróleo muy barato
Descenderán la inversión en exploración y las regalías
Al promediar el año 2000, cuando el alza del precio del crudo no tenía techo y la estrategia de recortes productivos de la OPEP aparecía triunfante, pronostiqué que en dos años estaríamos discutiendo los problemas de una aguda caída de los precios del petróleo (LA NACION del 10 de septiembre de 2000).
Recuerdo una visita del experto venezolano Humberto Calderón Berti en julio de año 2000. Frente a los máximos directivos de las empresas petroleras argentinas y un grupo de analistas, el ex secretario general de la OPEP durante la crisis de precios de 1979 sostuvo que la organización de productores estaba repitiendo el error que se había cometido durante su gestión cuando el barril alcanzó su máxima cotización histórica: 40 dólares. Los altos precios habían reactivado la producción no OPEP y deprimido la expansión económica mundial.
Cuando los precios cedieron, se relajó la disciplina del cartel y la estrategia de cortes se volvió insostenible. La OPEP se vio obligada a defender sus mercados agravando la caída de precios. ¿Por qué habría de ser diferente en esta oportunidad?
Algunos creyeron que la defensa de una banda de precios (entre 22 y 28 dólares el barril de la canasta OPEP) mejoraba la estrategia pasada de explicitar un precio fijo de referencia. La mayor flexibilidad permitía a los socios mayor margen de maniobra y negociación. Otros, con más fundamento, subestimaron la reacción de la producción que no controla la organización. Los productores no OPEP explotan yacimientos maduros, algunos con aceleradas tasas de declinación. Unos y otros descontaban la continuidad o de la expansión de la economía mundial. La suba de precios en términos reales era inferior a la de otras oportunidades.
¿Qué ha sucedido? La economía mundial que en 2000 creció el 4,7%, este año apenas alcanzará el 2,2 por ciento. Las proyecciones para el año próximo indican, en el mejor de los casos, un 3% de crecimiento.
La recesión norteamericana ha impactado muy fuerte en los países en desarrollo, con las excepciones de China y la India. Sumemos la ya larga depresión japonesa y la desaceleración del crecimiento en la Unión Europea. Todo esto implica menos demanda de petróleo.
A comienzos de 2001 se pronosticaba un incremento de la demanda total mundial de petróleo de 1,5 millón de barriles diarios. A comienzos de septiembre se revisó la previsión a 600.000 barriles diarios. Después del 11 de septiembre se estima que el crecimiento promedio sólo llegará a los 100.000 barriles.
La demanda petrolera mundial en 2001 se estancó. Para 2002 se pronostica un moderado incremento de unos 650.000 barriles diarios. Con demanda estancanda y más producción no OPEP (sobre todo, de Rusia), todos los recortes productivos acordados se diluyeron.
Hoy hay una sobreoferta de 2 millones de barriles por día. La producción no OPEP que se incrementó el año último en 1 millón de barriles por día, este año volvió a crecer en 500.000 barriles.
La última apuesta a la estrategia de precios fue su compromiso de reducir el próximo año la oferta en 1,5 millón de barriles, a cambio de que los productores no OPEP la reduzcan en 500.000 barriles. Rusia se resiste. El fracaso del acuerdo puede determinar que el cartel vuelva a la estrategia de defensa del mercado y los precios del crudo se derrumben a las cotizaciones de 1998.
Menores beneficios
¿Cómo afecta a la Argentina? Los precios de los combustibles van a bajar, a menos que el Estado se tiente con nuevos impuestos. La inversión petrolera se va a resentir. Es preocupante porque en plena suba de precios la inversión exploratoria fue deficiente. Sin nueva inversión exploratoria, en algunos años perderemos nuestra condición de exportadores.
Va a caer la cuenta de regalías que sostiene muchos presupuestos provinciales (con los precios del año pasado ascendió a US$ 1000 millones). También se deteriora la cuenta de las exportaciones del sector (en 2000 representaron el 20% del total), justo cuando más necesidad tiene el país de dólares comerciales. Finalmente, los balances de las petroleras arrojarán resultados menos atractivos que pagarán menos impuestos a las ganancias.
Siempre se dice que un precio estable del crudo beneficia a productores y consumidores. Tiene sentido como expresión de deseos, pero subestima la influencia de la tecnología y los ciclos económicos en la dinámica de los precios.
El petróleo es un recurso no renovable, pero es sustituible. Ni la OPEP puede asegurar precios estables. Como la Argentina es receptora de precios, si quiere mantener una industria petrolera pujante, debe orientar su estrategia sectorial a los costos -teniendo en cuenta productividades comparadas- y mantener un marco institucional atractivo para las inversiones.
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