La Bolsa sufrió una nueva caída
La combinación entre un mercado intervenido con un contexto internacional cada vez más complicado, más la incertidumbre respecto del futuro económico local, no podía arrojar otro resultado que una nueva caída de los activos financieros domésticos.
Las acciones siguieron siendo los activos más castigados, aunque las miradas siguen estando en el comportamiento del dólar y de las tasas.
En medio del caos global, alimentado por los malos datos acerca de la salud de la economía de los Estados Unidos y la recesión que da certezas de instalarse en Europa, la Bolsa de Comercio de Buenos Aires volvió a bajar tras dos semanas consecutivas de alzas. La caída no hizo más que dejar en claro que esas subas fueron un oasis en medio del desierto.
El índice Merval cerró el viernes en los 1022,81 puntos, con una caída semanal de un 6,73 por ciento. Ahora acumula un descenso de un 52,5% en lo que va del año, que se va transformando en el peor de la historia, incluido 2001, cuando cayó casi un 30 por ciento. Los bonos tampoco pudieron mantenerse al margen del temblor y volvieron a ceder terreno.
La pérdida pudo haber sido más profunda, pero el jueves y el viernes intervino la banca oficial para acomodar los precios, que se encontraban en su piso. Y quedaron solas: el volumen sigue adelgazando y el promedio de los últimos días apenas alcanza los $ 55 millones, una clara muestra de que los inversores están a la espera de definiciones. Mientras tanto, prefieren la cautela, a pesar de los precios de la oferta.
Ni siquiera los buenos balances presentados por las compañías que cotizan en la plaza doméstica sirvieron de estímulo. Cada vez está más claro que el mercado descuenta que el Senado aprobará la estatización de los fondos aportados por los futuros jubilados a las Administradoras de Fondos de Jubilaciones y Pensiones (AFJP) y allí comienzan los grandes interrogantes. No se sabe, por ejemplo, la política que tomará la Anses en aquellas acciones que exceden el 10% del capital social de las empresas ni cómo se conformará el comité que definirá el destino de las inversiones.
Para peor, la sombra de un default se potenció el mismo viernes cuando la ministra de Finanzas de Ecuador, María Elsa Viteri, anunció que el gobierno ecuatoriano postergará 30 días el pago de US$ 30,6 millones correspondientes a los intereses de los bonos Global 12. El temor de los analistas internacionales es que ese mismo ejemplo sea seguido por otros países de la región, entre ellos la Argentina. En la misma línea, la calificadora Moody´s sostuvo que el default en el país no es inminente, pero sí probable porque tiene una "vulnerabilidad muy alta", por instituciones débiles, falta de fuentes de financiamiento e imprevisibilidad.
Al mismo tiempo, se conoció que en septiembre la actividad económica descendió 0,2% respecto de agosto, pero subió 6,8% frente al mismo mes de 2007, según las cifras difundidas por el Indec. Así, se estaría mostrando un aterrizaje más suave al esperado por el conjunto de los economistas.
Reflejo del temor
Los bonos también fueron un reflejo del temor y volvieron a caer, mientras que el riesgo país se disparó hasta los 1846 puntos. Entre los títulos que más bajaron se ubicaron -entre los indexados- el Bogar 18 (-6,61%), Pre 9 (-5,68), Par en pesos (-3,23) y Discount (-2,38), mientras que entre los nominados en dólares el Dicy cedió el 15% y Boden 15, el 11,47 por ciento.
En medio de la tormenta política y económica de la Argentina, el contexto internacional también contribuyó a que la semana que pasó se transformara en una pesadilla. El Dow Jones cerró con un retroceso de un 5%, en tanto el S&P 500 se contrajo un 6,2% y el tecnológico Nasdaq perdió un 7,9 por ciento. El Bovespa de Brasil, en cambio, perdió menos que el resto: 2,4 por ciento.
Hubo una interminable lista de malos datos: el gobierno estadounidense estimó en octubre un déficit fiscal récord de 237.000 millones de dólares, muy por encima del marcado en octubre de 2007, de US$ 56.800 millones. El aumento reflejó el gasto de US$ 115.000 millones de la compra de acciones de los bancos más grandes del país. Adicionalmente, el secretario del Tesoro, Henry Paulson, dijo que no se usarán los fondos del programa de rescate de US$ 700.000 millones para comprar bienes con problemas o hipotecas tóxicas, como se había previsto. La desaceleración de la economía quedó plasmada en la caída del 2,8% en las ventas minoristas.
Europa también mostró su lado más oscuro: sufrió un retroceso de un 0,2% en su producto bruto interno (PBI) durante el tercer trimestre y se sumó a la contracción registrada en Alemania e Italia, en tanto la economía española comienza a caer después de 15 años de crecimiento.
Ante este panorama desolador, comienzan a estrecharse las alternativas de inversión, sobre todo si se tiene en cuenta la incertidumbre que depara el futuro. Los cheques de pago diferido comienzan a ser una opción cada vez más importante.
Los avalados, con adecuado perfil de riesgo crediticio, pagan tasas cercanas a 30% en el segmento entre 60 y 120 días, mientras que los fideicomisos -si bien la oferta se contrajo- ofrecen tasas similares con plazos de hasta seis meses.
Para los próximos días, lo que se espera es que los ojos seguramente se posarán sobre el avance del proyecto de estatización de las AFJP, el precio del dólar y el nivel de las tasas, que amenaza con ser un condimento extra del enfriamiento de la economía local.