La deuda creció más de U$S 1000 millones
Aumento: la agresiva política de colocación de títulos públicos, y desembolsos de préstamos bilaterales y multilaterales fueron los principales causales del abultamiento de las obligaciones financieras.
La deuda pública argentina aumentó más de 1000 millones de dólares en el tercer trimestre de este año, con lo cual el monto total alcanzó los 91.420 millones de esa moneda, según un informe del ministerio de Economía.
Ese crecimiento, que se registró en los primeros tres meses de gestión del ministro de Economía Roque Fernández se debió a la agresiva política de colocación de títulos y a los desembolsos de préstamos bilaterales y multilaterales.
Para el cierre del año, se espera que el monto total de la deuda publica se eleve considerablemente ya que el nivel de emisión de títulos públicos fue muy elevado en el último trimestre de este año. La mayoría de los bonos fueron colocados a mediano y largo plazo.
Un informe reservado de la Auditoría General de la Nación, que publicó ayer La Nación en exclusiva, señaló que durante la gestión de Domingo Cavallo al frente del Palacio de Hacienda la deuda pública aumentó en 29.071 millones de dólares.
Crecimiento
Cuando asumió Cavallo en enero de 1991 la deuda pública era de 61.400 millones de dólares, y cuando fue reemplazado por Fernández, en los últimos días de julio último, aquella se había elevado a 90.471,80 millones de la misma moneda.
Ese incremento se produjo a pesar de haber ingresado por recaudación de privatizaciones 23.948 millones de dólares, de los cuales 11.440,8 millones fueron obtenidos en efectivo y 12.507,8 millones por rescate de títulos públicos.
Según un análisis de la Secretaría de Hacienda, contenido en el boletín fiscal del tercer trimestre, la deuda pública total del sector público argentina al 30 de septiembre último se ubicaba en los 91.420 millones de dólares.
El documento oficial destaca que al 31 de diciembre de 1995 la deuda del Estado nacional era de 87.091 millones.
Déficit
El creciente déficit fiscal fue el principal disparador del mecanismo de emisión de títulos públicos, destinados tanto al mercado local como al externo.
El informe elaborado por la secretaría de Hacienda no difiere del realizado por la Auditoría General de la Nación, ya que para el primer semestre de este año ubicó a la deuda pública en 90.408 millones de dólares, frente a los 90.471,80 millones del organismo de control.
Durante los meses de julio, agosto y septiembre el Estado amortizó deuda por 1503 millones de dólares, pero tomó deuda por 2515 millones, de donde surge un incremento de 1012 millones de dólares en el saldo total de la deuda pública nacional.
En esos meses, que marcaron la transición de Cavallo a Fernández y el sinceramiento de los números de las cuentas fiscales -que dieron un abultado déficit-, el Estado nacional emitió títulos por 1884 millones, y recibió desembolsos por 357 millones en concepto de préstamos bilaterales y multilaterales (Banco Mundial y Banco Interamericano de Desarrollo).
El reconocimiento por parte de las nuevas autoridades del ministerio de Economía de un déficit fiscal proyectado para 1996 en 6000 millones ampliaron las necesidades de financiamiento para este año. Así, el Congreso amplió el monto original de endeudamiento en 4000 millones más.
Bonos
En los últimos seis meses, el ministerio de Economía lanzó bonos en el mercado externo por 5185 millones de dólares.
Con esa cifra, las colocaciones a mediano y largo plazo efectuadas este año se elevaron a 10.413 millones de dólares.
Dos mil millones de esos fueron depositados en una cuenta especial del Banco Central, para ser utilizados recién a partir de 1997.
El subsecretario de Financiamiento, Miguel Kiguel, había adelantado a La Nación que en el primer trimestre del año próximo se emitirán títulos públicos en el mercado externo por 3500 millones de dólares.
En estas horas, el equipo económico realiza sondeos informales con bancos de inversión para lanzar un "megabono", por un monto que se ubicará entre los 2000 y los 3000 millones de dólares.
Ese será la mayor operación financiera del país desde el ingreso de la Argentina al Plan Brady.
Las necesidades de financiamiento para el año próximo ascienden a 14.000 millones de dólares.
El origen del déficit
El incremento de la deuda pública en los seis primeros meses de 1996 tiene un origen inconfundible: el déficit de las cuentas públicas. Cuando a un particular, una familia o una empresa no le alcanza el dinero que gana para cubrir sus gastos, que no consigue reducir, la salida es una sola: endeudarse más.
En cambio, los incrementos contables de la deuda ocurridos entre 1989 y 1995 pueden no ser tales. Hizo falta un estudio especial realizado por la consultora M&S y dirigido por Carlos Melconián y Rodolfo Santángelo para desentrañar lo ocurrido en ese período.
Durante muchos años, la Argentina no pagó lo que correspondía a mucha gente. Jubilados, agentes públicos, proveedores y contratistas entre muchos otros. Pero lo curioso es que, además, lo que se dejaba de pagar en cada caso, no se contabilizaba como deuda.
El estudio de M&S muestra que el registro contable de poco más de U$S 60.000 millones a fines de 1989 es una ficción. El trabajo concluye que el endeudamiento público no era inferior a los U$S 96.472 millones. A ese monto se arriba al sumar todo lo que hubo que reconocer a jubilados, contratistas, proveedores, entre muchos otros acreedores. Para Melconián y Santángelo, si se toman las verdaderas cifras de endeudamiento, entre 1989 y 1995 hubo una caída de U$S3765 millones.
Si se mide la deuda en dólares constantes de 1995, es decir, "en plata de ahora", la rebaja del endeudamiento real del país fue de U$S11.754 millones, al caer de U$S 104.461 millones en 1989 a U$S 92.707 millones en 1995.
Vacaciones en Economía
Nadie en Economía sabe bien a que atribuir la súbita desaparición de sus lugares de trabajo habituales de la plana mayor del ministerio de Economía, empezando por su jefe máximo, el ministro Fernández.
Los más prudentes lo atribuyen a el consabido ritual de vacaciones anuales, aunque los funcionarios en cuestión no puedan juramentar tiempo o año completo.
Otros señalan una coincidencia "desgraciada" en la ausencia, dada la importancia de los temas pendientes en el área.
Pero prácticamente nadie, excepto algún empleado de menor rango, con algo de malevolencia,quiso siquiera mencionar la posibilidad de un cansancio prematuro en las huestes roquistas, no acostumbradas al estilo "work-alcoholic" de los tiempos cavallistas.
Lo cierto es que la plana mayor del Ministerio de Economía siguió los pasos de Roque Fernández y su familia, que viajaron a los Estados Unido, a partir del pasado 18 de diciembre.
El jefe de la cartera económica primero terminó de cerrar la red de seguridad bancaria junto al titular del Banco Central, Pedro Pou, y luego inició un período de descanso en Nueva York hasta el lunes 6 de enero.
La lista de ausentes incluyó, hasta ahora, al titular de la DGI, Carlos Silvani; los secretarios de Hacienda, Pablo Guidotti, y de Programación Económica, Eugenio Pendás;los subsecretarios de Financiamiento, Miguel Kiguel, y de Relaciones Institucionales, Carlos Bercún.
También se sumaron, entre otros, el secretario de Obras Públicas, Transporte y Recursos Hídricos, Armando Guibert; el jefe del gabinete de asesores Carlos Rodríguez, y la asesora en cuestiones laborales, Carola Pessino.