La devaluación reditúa poco a las exportaciones fabriles
La industria siderúrgica, las productoras de insumos químicos básicos o metales no ferrosos (aluminio), las autopartistas y las curtiembres que colocan productos en el exterior se encuentran entre los sectores industriales más beneficiados por la devaluación del peso, ya que gracias a ella lograrán aumentar entre 5,56 y 11,56% su rentabilidad. El dato, que revela que los réditos de la devaluación pueden ser más acotados de lo que se creía inicialmente, surge de un relevamiento que realizó el Departamento de Estudios Económicos del Banco Credicoop en un intento por dimensionar los costos y beneficios de la modificación producidas en la política cambiaria.
En este sentido, el informe destaca que básicamente la devaluación favoreció a los productos exportables que tienen un bajo contenido de insumos importados, un renglón en el que se ubican los cereales y oleaginosas, la fruticultura, los aceites y subproductos, las materias primas plásticas, la producción siderúrgica (especialmente de tubos sin costura), las manufacturas de cuero, el petróleo y el gas.
"La devaluación hizo que se modificaran los precios relativos en favor de los sectores transables y en desmedro de los no transables. Pero como este tipo de cambios en la estructura de precios sólo generan efecto en las cantidades a mediano plazo, no hay que esperar que a corto plazo los envíos al exterior de estos productos crezcan", explicó el economista Leonardo Bleger, autor del trabajo, en referencia a lo que los especialistas en comercio exterior denominan el ´Efecto J´, por la retracción que, en lo inmediato, suelen sufrir las exportaciones en los países que devalúan.
Entre los importados, las actividades menos afectadas por la depreciación del peso "son aquellas que muestren cierta capacidad de sustitución de importaciones en el corto plazo". En este caso, el informe identifica al papel, las materias primas textiles, los minerales no metálicos y la maquinaria agrícola (entre los productos intermedios y los bienes de capital) y los electrodomésticos pertenecientes a lo que se conoce como línea blanca (cocinas, heladeras, etc.), el calzado, las confecciones textiles de cama, baño y mantelería, los juguetes y los alimentos procesados (entre los productos de consumo final), como los más favorecidos.
Por el contrario, las importaciones más perjudicadas son las de vinos, cigarrillos, bebidas espirituosas, perfumes y cosméticos, perlas y piedras preciosas, joyas de orfebrería, obras de artes plásticas y antigüedades, dado que su ingreso al país se deberá liquidar al tipo de cambio libre. "Pero hay que tener en cuenta que las compras externas de este tipo de productos representan apenas el 0,5% del total de las importaciones argentinas", dijo Bleger.
El economista también vaticina un futuro más complicado para el sector de productos no transables, que "acusarán el impacto de una menor demanda interna".Y sostiene que de este cuadro sólo podrían escapar el turismo receptivo y el transporte de granos, pero le será mucho más difícil hacerlo a la construcción, las actividades inmobiliarias, el transporte aéreo de pasajeros y las ventas minoristas y mayoristas.
El informe incluye la evaluación que el Ministerio de la Producción tiene sobre las perspectivas de reactivación que el cambio monetario abrió en los distintos sectores. Según la óptica oficial, en el corto plazo debería verse beneficiada la producción de fibras sintéticas, indumentaria y calzado e hilados de algodón y, en algunos rubros, la fabricación de maquinaria agrícola y de papel. En el mediano plazo (entre 9 meses y 1 año) ese efecto debería alcanzar también a la siderurgia, la fabricación de muebles y de electrodomésticos.