La economía dicotómica: por qué puede haber “crecimiento” mientras se percibe lo contrario
1. Dicotomía. Cuando uno escucha al ministro de Economía hablando del crecimiento de la actividad se sorprende al no coincidir con su diagnóstico, porque los salarios están en niveles muy bajos y la inflación viaja a una velocidad imposible de alcanzar. Pero las dos cosas pueden estar dándose en paralelo, ¿cómo puede ser? ¿Puede crecer una economía con salarios bajos, una brecha cambiaria alta, sin dólares en el Banco Central y una inflación que alcanza el máximo de 30 años? Podríamos llamar a este fenómeno la economía dicotómica.
2. Oferta y demanda. Al analizar el crecimiento, hay que ver dos caras de la moneda: la demanda y la oferta agregada. La demanda agregada es un indicador macroeconómico que muestra todos los bienes y servicios que están dispuestos a comprar todos los agentes económicos a determinado nivel de precios. Por su parte, la oferta agregada mide la cantidad de bienes y servicios que las empresas de un país están en disposición de producir y vender durante un periodo de tiempo y a un cierto nivel de precios. Un determinado nivel de oferta tiene que estar siendo demandado por alguien para que la producción se sostenga.
3. Inconsistencias. Hoy vivimos en una economía anómala, la fábula de la rana hervida nos indica que de a poco nos acostumbramos a que la temperatura del agua sea cada vez más alta. Esta economía, con cepo y brecha cambiaria, de alta inflación y un riesgo país elevado, trae aparejado una economía que se aprovecha de estas inconsistencias y que crece de la misma manera. Hoy las personas buscan formas de invertir y no pueden comprar dólar ahorro, por eso se sacan los pesos de encima buscando comprar terrenos. Y los sectores que necesitan de las importaciones para funcionar leen que este tipo de cambio está barato o que, dado el nivel de reservas y la incapacidad del Banco Central de comprar, no se sabe cuánto tiempo durarán las importaciones abiertas y aprovechan a stockearse, lo que pone mayor presión sobre el total importado, pero dinamizan la actividad en el contexto actual no por mejores perspectivas, sino porque no se sabe que sucederá a futuro. Esto juega un rol en la dinámica de los precios. La incertidumbre de no saber si se podrá reponer la mercadería o los insumos y a qué costo, adelanta las subas de precios a hoy. No es la mejor forma de crecer, porque la inversión no lo hace en paralelo.
4. Arrastre estadístico. ¿Me creerías si te digo que este año la economía puede no crecer respecto del año pasado y mostrar un crecimiento de todas formas? O sea, la misma producción de autos, la misma cosecha agrícola, la misma cantidad de edificios construidos e igual nivel de producción química y, sin embargo, la economía crecería 4%. Esto es porque en 2021 la economía mostró un crecimiento mayor al 10% respecto de un año muy malo y eso deja un “arrastre” positivo para este año. El efecto “no se va a sentir en la calle”.
5. Empresas. Cuando la inversión no crece, la capacidad de aumentar la oferta agregada es nula. Es decir, puede crecer el consumo, pero si eso no lleva a que las empresas produzcan más, esa suba de la demanda solo se traducirá en inflación. Si la población demanda todos los años 10% más de heladeras y los productores no generan las suficientes, el ajuste se hará vía precios. Desde que empezó la crisis cambiaria en 2018 hasta hoy, la Argentina perdió 46.000 empresas empleadoras, casi el 8% del total.
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