La estrategia de la ilusión, derrotada
El Gobierno se había planteado hace mucho la "estrategia de la ilusión". Sostener con una política de devaluación lenta y tipo de cambio atrasado la simulación de que había torcido el brazo de los "destituyentes que arman corridas" y llegado a las elecciones de octubre sin tener que volver a devaluar.
El precio a pagar era sostener la recesión y los problemas del empleo, y hubo quienes advirtieron que el riesgo era que aparecieran "planes reactivadores" que volvieran a la fuerte emisión.
No hubo un "plan reactivador", al estilo del basado en emisión de billetes como el que señalaba como peligro el economista Ricardo Arriazu. Pero los aumentos de gastos de los últimos meses han mostrado un rojo fiscal preocupante. Mientras, el comercio exterior y las actividades relacionadas se deterioran por el esquema de atraso cambiario y bicicleta financiera al estilo Martínez de Hoz montado por Axel Kicillof en nombre del progresismo.
La ilusión de la "década ganada" no puede ser despedida con un ajuste en los gastos
En parte, las subas de gastos se deben a los pagos de las renegociaciones de deuda que hasta Cristina Kirchner elogió sin medida, aunque opositores y profesionales criticaron las concesiones hechas tanto a Repsol como al Club de París. En la medida en que hay que cumplir esos compromisos firmados por Kicillof, crece la necesidad de pesos y de dólares.
La ilusión de la "década ganada" no puede ser una despedida con un ajuste en los gastos, de modo que en los últimos meses la emisión y las asistencias del Banco Central y la Anses al Tesoro muestran un rojo enorme en las cuentas públicas y una inundación de pesos. Justo cuando en la época en que aún en un año bueno la entrada de dólares comienza a declinar.
Los "ilusionistas" entonces han contestado con la amenaza de represión a los operadores. Y sólo han logrado agravar las cosas.
Lo más notable es que han persistido en los errores. Los operadores de mercado, incluyendo los ahorristas pequeños, han comenzado a ver como una palpable amenaza una devaluación incluso antes del cambio de gobierno.
Brasil y sus tropiezos políticos y económicos siguen agregando y ayudando a que se multipliquen los problemas internos.
Han sido insuficientes las ayudas a las economías regionales
Una vez más, el modelo de intervención en el mercado fue intervencionista. Una nueva ronda de techo de tasas para los préstamos y piso de tasas de interés para los depósitos a plazo fijo. Es con lo que se intentó desde 2014, pero los resultados dejaron de ser favorables, porque se sigue inundando la plaza de pesos sin respaldo y apelando al "prepo" de las autoridades.
Las ayudas a las exportaciones de las economías regionales prueban ser insuficientes y el conflicto con la lechería es una prueba palpable. Los ilusionistas del kirchnerismo han mostrado tremendas realidades. Con políticas como las que aplican no es negocio producir ni carne vacuna, ni trigo, ni leche, ni lácteos, ni maíz en la Argentina. Tampoco peras y manzanas en el Alto Valle del Río Negro.
Mientras desde sectores oficialistas o que simpatizan con el Gobierno proponen más impuestos o prohibiciones para los cigarrillos, en el sector aseguran que hay crecimiento de la producción y comercialización clandestina, con marcas falsas. La evasión así es del ciento por ciento y los precios al público, ridículos. Todos pierden, salvo los que organizan y explotan el comercio ilegal. No menos del 70% del precio en el mercado formal son tributos.
Los ilusionistas del modelo ya no pueden disimular que están dejando una herencia complicadísima al sucesor. "La estrategia de la ilusión" ha sido derrotada en parte por la realidad y en parte también por los reflejos de sus orquestadores, que no han tenido el buen pulso para sostenerla hasta el final.