La FIFA, contra la brecha financiera en el fútbol
Su presidente quiere atenuar el éxodo de jugadores latinoamericanos a Europa para nivelar las ligas locales
En los 11 años que lleva al frente del organismo más poderoso del fútbol internacional, Joseph Blatter ha presidido sobre una gran expansión comercial y financiera de este deporte, pero también ha visto cómo ese crecimiento ha ampliado la brecha entre las principales ligas europeas y los países proveedores de talentos, como los latinoamericanos.
Ahora, a través de una reforma del proceso de transferencia de jugadores, así como una mayor regulación de los traspasos de jugadores jóvenes al exterior, entre otras medidas, Blatter espera atenuar el éxodo de futbolistas a Europa y nivelar las condiciones entre los más y menos favorecidos del balompié mundial. Sin embargo, sus propuestas podrían traducirse en un golpe de gracia a las ya debilitadas finanzas de los clubes sudamericanos.
En las últimas décadas, el panorama económico del fútbol latinoamericano y europeo se ha convertido en dos caras de la misma moneda. Las ligas de la región han cimentado su posición como proveedoras de talentos, en detrimento de la calidad de sus propios torneos. Mientras tanto, Europa se ha especializado en convertir a sus jugadores en estrellas comerciales globales que llegan a firmar contratos exorbitantes.
Tan sólo para esta temporada, los equipos españoles Real Madrid C.F. y el F.C. Barcelona han invertido entre los dos más de US$ 460 millones en total para contratar a astros como el portugués Cristiano Ronaldo y el sueco Zlatan Ibrahimović. En contraste, las transacciones de los jugadores más cotizados en las ligas latinoamericanas rara vez superan los US$ 5 millones, e incluso esa cifra es inalcanzable para otras ligas que no sean las de la Argentina, Brasil o México.
"Debemos crear una solidaridad, pensando en que aquellos que tienen más deberían compartir con los que tienen menos", dijo Blatter en entrevista con The Wall Street Journal Americas. "Pero esto es más fácil de decir que de hacer."
A sus 78 años y en el penúltimo año de su tercer término como presidente de la Federación Internacional de Fútbol Asociado (FIFA), Blatter ha introducido varias medidas para regular las transacciones y las finanzas de los clubes que podrían cambiarle la cara a un negocio que mueve, según sus cálculos, US$ 300.000 millones al año y en el que participan activamente 270 millones de personas como empleados de la industria del fútbol.
Hasta ahora, las transacciones de jugadores se llevan a cabo entre el club en el que milita el jugador, su representante y el club que desea comprarlo. El equipo que genera el traspaso, el jugador y su representante reciben un porcentaje del dinero acordado, incluso hasta después que el jugador vuelve a cambiar de club.
El proceso a menudo es secreto y poco regulado. Esto ha dado pie a acusaciones de irregularidades, incluidos rumores de lavado de activos en algunos traspasos.
Este aspecto es muy importante debido a que las ventas de jugadores son uno de los pilares de las finanzas de muchos equipos en América latina. Según un informe de 2007 de la consultora Deloitte, en la temporada 2006, las transferencias de jugadores de la liga argentina representaron 35% de los ingresos de los equipos, comparado a un 5% en ingresos por taquilla y 19% por los derechos de transmisión de los partidos. En ligas como la mexicana, los ingresos por publicidad son mayores, lo que los hace menos dependientes de los traspasos.
Para incrementar la transparencia del proceso, en 2006, la FIFA comenzó a probar en algunas ligas africanas y de Europa del Este un sistema computarizado de transacciones conocido como Transfer Matching System. Bajo este sistema, en el que será obligatorio participar, los equipos colocan a los jugadores que desean transferir en una base de datos pública, administrada por la FIFA. Los clubes interesados entran al sistema y presentan una oferta por el jugador (el monto no sería público). "La FIFA asumirá el rol de una cámara de compensación. Será un mercado, un mercado abierto", indicó Blatter. El sistema entraría en funcionamiento en todo el mundo para octubre de 2010.
El aspecto en el que Blatter ha progresado más ha sido el de los traspasos de jugadores menores de edad. Desde principios de la década, la FIFA prohibió las transferencias de jugadores de menos de 18 años como medida de protección. Sin embargo se han aprobado excepciones como la del argentino Lionel Messi, que fue reclutado a los 13 años del equipo juvenil de Newell’s Old Boys y llevado a Barcelona junto a toda su familia. Messi debutó en 2004 a los 17 años con el equipo de primera división del Barcelona y pronto se convirtió en una de sus principales estrellas.
Los clubes y las federaciones respaldan las medidas de la FIFA, preocupados por el éxodo de sus jugadores más prometedores a edades tan tempranas. "Afecta a los clubes en la medida en que hacen todo el esfuerzo formativo de un jugador y luego no pueden aprovechar sus frutos", señala Eduardo De Bonis, socio de Deloitte en Argentina y uno de los autores del informe de esa firma sobre las ligas latinoamericanas.
Las restricciones al traspaso de jugadores juveniles se complementa con otra propuesta que el presidente de la FIFA lleva años promoviendo: el llamado "6+5". Esta regla exigiría que todos los clubes alineen, al inicio de cada partido, al menos a seis jugadores elegibles para la selección nacional, es decir, deportistas nacidos en el país o extranjeros naturalizados que no hayan jugado antes ningún partido con la selección de su país de origen.
Al reducir el flujo de jugadores en el extranjero, especialmente en Europa, argumenta Blatter, las ligas latinoamericanas y africanas, por ejemplo, elevarían inmediatamente su nivel y harían que sus equipos fueran más competitivos y atractivos para los hinchas. Sin embargo, algunos ejecutivos del fútbol temen que esta medida afecte las finanzas de muchos equipos para los cuales la venta de jugadores al exterior es su principal fuente de ingresos.
Para De Bonis, el 6+5 aumentaría aún más la inequidad entre las ligas latinoamericanas y europeas. "Si la transferencia de un jugador de US$ 6 millones no se completa es imposible compensar lo que no se recibe por la transacción, aunque juegue a cancha llena los 20 partidos (de local)", apunta.
The Wall Street Journal