"La inflación está agazapada"
Advertencia de la Fundación Capital
La salida de la convertibilidad y la devaluación volvieron a colocar los aumentos de precios en el centro de las preocupaciones de los argentinos.
El informe semanal de la Fundación Capital señaló que "la inflación está agazapada" y que no se registró en febrero una reversión del aumento de precios, sino que por el contrario "continúan verificándose considerables aumentos en diversos sectores (en particular el rubro alimentos y bebidas), confirmándose la vigencia del proceso inflacionario".
El tipo de cambio y la posible indexación de las tarifas de servicios públicos serán los principales condicionantes de la evolución futura del nivel de precios, para la Fundación Capital.
En enero, el índice de precios al consumidor (IPC) sufrió una variación del 2,3% respecto del mes anterior y el índice de precios internos al por mayor (IPIM) aumentó 6,6%, respecto de diciembre de 2001. Los rubros más afectados por variaciones en los precios fueron: alimentos y bebidas, transporte y esparcimiento.
Dependencia
El estudio remarcó que la estructura económica argentina está casi por completo dolarizada, con un sector productivo "fuertemente" dependiente de insumos importados. En ese contexto, la devaluación afecta la estructura de precios a través de dos canales, según la Fundación Capital: los costos de producción y el precio de los bienes transables.
En general, la devaluación produce un aumento de costos de todos los productos importados, y las firmas locales deben decidir si hacerse cargo de esa variación o trasladar el incremento a precios.
Los exportadores, por su parte, reciben un precio mayor en moneda nacional por sus productos, lo cual también se traduce en un aumento de precios.
De esta forma se desencadena un proceso inflacionario que puede derivar en una espiral devaluación-inflación, alerta el informe.
Cuatro factores condicionarán la evolución del nivel de precios: el tipo de cambio, la posible indexación de las tarifas de los servicios públicos, la recesión y el corralito. La decisión de dejar flotar el tipo de cambio determinó que sea necesaria una política eficiente de intervención del Banco Central para controlar el precio del dólar y atenuar las presiones sobre los precios. El resultado de las negociaciones sobre la indexación de las tarifas también tendrá una importante repercusión en los precios por su alta ponderación en el IPC (15%). La recesión y la iliquidez resultante del corralito, por su parte, actúan como factores de contención del aumento de precios, concluye el informe.
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