La innovación tiene su tiempo y espacio
Hurgar entre el laberinto globalizado que propone Internet es una aventura que no deja de ser apasionante. Así se descubren preocupaciones paralelas que se manifiestan en distintos lugares del mundo, como si estuviéramos viviendo al otro lado de la misma medianera.
La curiosidad siempre estará sesgada por algún interés en particular, desde los trabajos científicos de eruditos hasta inquietudes más modestas, como rescatar un dato puntual que la memoria perdió en el transcurso de la vida. En esos caminos encontramos una nota titulada Recursos Humanos. ¿Qué hay de nuevo? (RR.HH. Digital, 22 de junio de 2011). Allí se cita un trabajo elaborado por la Universidad de Cranfield, Inglaterra, donde se revela que "tanto los assessment centers como los development centers, o incluso el Feedback 360º, son herramientas que se comenzaron a utilizar a mitad del siglo pasado".
La popularización de estas técnicas las convirtió en descubrimientos recientes, calificándolas como nuevas herramientas, cuya aplicación produce resultados asombrosos. Esta afirmación invita a pensar cómo se instrumentan las acciones que inician verdaderas revoluciones tecnológicas, respecto de aquellas otras muy distintas que modifican las relaciones sociales. Las relaciones de trabajo son, sin ninguna duda, un hecho social con escasos puntos de contacto respecto de la ingeniería propiamente dicha.
La mejor demostración fue el fracaso en avanzar por este terreno a través de la propuesta de Frederick Winslow Taylor, cuya especialidad era la mecánica e intentó trasladar los movimientos de las piezas de acero a los brazos y las piernas de los seres humanos. Los abundantes cuestionamientos posteriores a la administración científica del trabajo encuentran su explicación cuando los sujetos de su teoría se vieron homologados a las máquinas, con consecuencias previsibles: alienación, desmotivación, daño físico y psicológico, entre otros males.
Pero la ilusión de asimilar a las personas con las máquinas no ha perdido vigencia. Hay una velada aspiración a que los hombres sean bastante más mecánicos y, por lo tanto, más seriados y previsibles. Una tuerca defectuosa puede ser reemplazada por otra y se supera el problema. Reconocer un hábito, una esperanza, un dolor o una alegría es menos accesible a la manipulación. De aquí que suena extraño llamar a las estrategias de recursos humanos con el nombre de herramientas.
Obsérvese otro fragmento del artículo citado: "La novedad (del área de recursos humanos) está en el acercamiento al negocio. En conocer con detalle los procesos que se llevan a cabo en la empresa, pasar por las diferentes áreas para entender su problemática y aportar nuestro conocimiento sobre las personas y su comportamiento para desarrollar soluciones ajustadas".
La solución, nuevamente, es ajustar. ¿No será al revés? La creatividad humana es prácticamente infinita, pero tiene tiempos y espacios propios. Ningún responsable del área de recursos humanos podría prever ,con exactitud, qué día y año esa microsociedad que es una empresa cambiará, o que fulano o mengana sean diferentes a lo que son. Son procesos que carecen de un manual de instrucciones confiable.
jorgemosqueira@gmail.com
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