La innovación, una materia pendiente que lograría mayor crecimiento para la Argentina
La verdadera energía sostenible que mueve el mundo son las ideas transformadas en innovaciones. En muchos sentidos las ideas nos convierten en seres humanos. Somos capaces de pensar diferente y modificar la realidad a propósito, sobre la base de nuestras opiniones. Somos capaces de desarrollar y utilizar tecnologías para modificar el mundo. Cuando las ideas cambian la realidad de una manera significativa es cuando las llamamos innovaciones y éstas son la verdadera competitividad de las sociedades.
Desde los primeros grupos humanos de cazadores, recolectores, de alguna forma, algunos de nuestros antecesores inventaron la agricultura. Y todo cambió. La agricultura permitió la planificación y acumulación de cierta riqueza. El sedentarismo permitió la conformación de las ciudades, que a su vez posibilitaron el crecimiento del comercio y la especialización productiva.
En el paradigma actual, las innovaciones son un factor clave para el futuro de nuestra especie. De hecho, la teoría económica moderna giró desde modelos de crecimiento exógenos hasta los actuales modelos de crecimiento económico endógenos para explicar por qué algunas sociedades crecen y otras no. Lo que ocurrió es que los datos sobre el desempeño económico y social de los países, de sus sociedades y sus sistemas productivos comenzaron a migrar a un nuevo paradigma: los países crecen principalmente porque son capaces de modificar su nivel tecnológico; en otras palabras son capaces de aprender a hacer cosas nuevas y útiles todo el tiempo. Este concepto es el fundamento de la economía del conocimiento.
Hoy nos preocupan cuestiones como generar más energía a costos competitivos y con menor impacto ambiental, pero también cómo consumir menos (eficiencia), mejorar la infraestructura de las ciudades y volverlas más inteligentes, de modo que sean plataformas de innovaciones y de calidad de vida, y también cómo crear soluciones y oportunidades sobre la base del manejo de información a través de la informática y las posibilidades de las tecnologías digitales.
Un aspecto clave para alcanzar este paradigma y desarrollar estas oportunidades es contar con un sistema de instituciones orientadas al desarrollo aplicado de la tecnología y a la educación de profesionales capacitados para transformar el estado actual del conocimiento en innovaciones. Las universidades, y en especial aquellas focalizadas en el conocimiento aplicado, somos un actor clave y relevante. El vínculo cercano y activo con el medio productivo es una condición necesaria. Algunos datos muestran que nuestro país debe incrementar significativamente su atención a estos factores:
- La Argentina se ubica en la posición 56 en el Índice Global de Innovación (GII, 2013) por detrás de otros cuatro países en la región de América Latina y el Caribe. Según este ranking, los países más innovadores del mundo son Suiza, Suecia, Inglaterra, Holanda, Estados Unidos, Finlandia, China, Singapur y Dinamarca.
- La inversión en I&D en nuestro país se ha incrementado en la última década (0,65% del PBI), sin embargo se encuentra por debajo de los líderes de la región (Brasil 1,15% del PBI) y del resto mundo (confirmarconfirmar>2% del PBI). El ranking de los países que más invierten incluye en los primeros puestos los siguientes países: Israel, Finlandia, Corea del Sur, Suecia, Dinamarca, Estados Unidos, Alemania, Austria y Australia. La Argentina se encuentra aproximadamente en la posición 43 del ranking.
- El incremento en la inversión en I&D en la Argentina ha estado relacionado con el sector público y, en menor grado, con el privado. Esta es una diferencia con otros países competitivos que también se refleja en grado bajo de participación de las exportaciones de valor agregado. Las exportaciones de productos manufacturados de nuestro país se ubican en aproximadamente 8% del total. Esto algo menor que los líderes de la región (Brasil 11%) y por debajo de los países más desarrollados (confirmarconfirmar> 20%).
- En términos de cantidad de profesionales en ciencia e ingeniería, la Argentina se ubica en la posición 84 (GII, 2013) y quinta en la región. Hay una significativa correlación entre los países de mayor nivel de vida y la formación de profesionales en estas áreas del conocimiento. Los países con la mayor cantidad de ingenieros son Israel (135 ingenieros cada 10.000 trabajadores) y luego Estados Unidos, Japón, Alemania, Canadá (85 a 60 ingenieros cada 10.000 trabajadores). La oportunidad hacia adelante es significativa. La Argentina cuenta con una gran cantidad de recursos naturales y humanos en línea con muchas de las demandas que se prevén relevantes en la región y en el mundo en los próximos años. Buena parte de las posibilidades de nuestro país radica en que nuestra sociedad lleve al centro de sus preocupaciones e intereses a la educación, y especialmente a la educación aplicada a la producción y la innovación.
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