La reactivación que no se ve
La recesión terminó, pero esta vez el crecimiento es motorizado por la exportación y no por los bienes de consumo.
Aunque aún falta cerrar septiembre, los números del tercer trimestre de este año ratifican que la economía argentina volvió a reactivarse, tal como se vislumbraba en los primeros meses de este año. Según todos los pronósticos, la producción industrial habrá crecido entre un 4 y un 5% al finalizar 1996, tendencia que, de no mediar nuevas incertidumbres políticas, se mantendría el año próximo.
Sin embargo, y pese a que casi todos los números de la macroeconomía muestran una performance positiva, el malhumor sigue predominando en el clima cotidiano de los argentinos.
Contrastes
La razón de este contraste entre las estadísticas y las sensaciones de la gente aparece con claridad al analizar los números en detalle: a diferencia de lo que sucedió en el comienzo de la convertibilidad, esta vez no son los productores de bienes de consumo durable los que lideran la reactivación, sino los de insumos o bienes intermedios, como los rubros hierro y acero, agroquímicos, petroquímicos, bienes de capital (como el de tractores, que encabeza el ranking de crecimiento en el acumulado de los primeros ocho meses del año), papel y celulosa. Por una parte, ninguno de estos rubros tiene incidencia directa sobre el consumo popular. Pero adicionalmente se trata de sectores poco demandantes de mano de obra. Según cálculos privados, hoy la industria representa apenas el 12% de la demanda laboral total.
Asimismo, en los contados casos en que se verificó una expansión en bienes de consumo final (como el rubro alimenticio), fue un movimiento motorizado por la exportación. En este caso, el renovado despertar de la demanda desde Brasil fue el principal fogonero de esa caldera.
Cuánto durará la bonanza es motivo de discusión entre los economistas, que siguen de cerca la evolución del nivel de actividad.
Las posiciones se dividen entre quienes pronostican que, mientras no haya cimbronazos políticos graves, a partir del segundo trimestre del año próximo la sociedad en general comenzará a notar el cambio, y los que creen que el ciclo se agotará a corto plazo, al no contar con el impulso del consumo, entre otras cosas, por la repercusión del paquete impositivo en el bolsillo de los argentinos.
Esta vez no habrá un boom
Crecimiento lento: de acuerdo con los consultores, habrá que esperar a 1997 para que los efectos del mayor nivel de actividad se reflejen en el consumo; el paquete impositivo puede jugar en contra.
Las encuestas de producción industrial (las privadas que elaboran FIEL y el Estudio Broda, y el Estimador Mensual Industrial del Indec) coinciden en un punto: el cuarto trimestre del año pasado marcó un punto de inflexión en la recesión que se había instalado en la economía argentina después del efecto tequila.
A partir del segundo trimestre de 1995, la producción industrial había registrado caídas "espectaculares" de hasta el 12,1% en el último cuarto del año, comparando con el mismo período del año anterior. "Ahí empezó a darse vuelta la curva", señala Abel Viglione, economista a cargo del sector manufacturero en FIEL.
La caída fue sensiblemente menor en el primer trimestre de este año (-7,9%, y se estaba comparando con el último período de expansión), y desde entonces comenzó el repunte. Según las estimaciones preliminares de la consultora, "el tercer trimestre mostrará un crecimiento de la actividad industrial de dos dígitos", apunta Viglione.
"Algunos dicen que no es ninguna hazaña porque se está comparando con un año muy bajo, como lo fue 1995. Pero, del otro lado, no es menos cierto que el bajón de ese año se vio amplificado por la comparación con el nivel récord de producción de 1994", acota el especialista.
Sin horas extras
Otro dato adicional que explica la contradicción entre los números y el mal humor reinante es que, al menos hasta ahora, la reactivación no trajo aparejado un aumento significativo de las horas trabajadas y, en consecuencia, del salario de bolsillo. "Hay reactivación, si entendemos como tal al hecho de haber vuelto a niveles de producción industrial similares a los de 1994. Pero el fenómeno se relativiza si pensamos en un proceso de crecimiento sistemático a una tasa no inferior al 5% anual", opina Daniel Novak, socio de la consultora Cedei.
Para este analista, la mayor actividad generada por la demanda brasileña tiene sus límites. Además de circunscribirse a unos pocos sectores (alimentos, algunos plásticos para envases y empaques y algunas materias primas siderúrgicas y petroquímicas, además de los automóviles), en muchas exportaciones tienen cada vez más incidencia los componentes importados.
Ciclo de corto plazo
"Me temo que estemos en un ciclo alcista de corto plazo", previene Novak, y da dos argumentos básicos: "Ante la crisis del segundo semestre del 95 las empresas ajustaron de más. Por lo tanto, el nivel de stocks al empezar a remontar la cuesta era bajísimo. Pero además, la recuperación de la demanda que se vio entre abril y junio en distintos sectores volverá a enfriarse por la aplicación del paquete impositivo". El aumento de los combustibles y del transporte y el incremento en los aportes de los autónomos seguramente obligarán a muchas personas a recortar sus gastos en otros rubros.
Wal Mart y Don José
Miguel Angel Broda tiene una explicación muy gráfica para el mal humor. Según su análisis, la economía argentina viene sufriendo un proceso de transformación profunda con un "dolor implícito: ¿cuál es la tasa de crecimiento que hace rentable al almacenero Don José, ubicado a 20 cuadras de un Wal Mart? Ninguna. Por lo tanto, desaparece", argumenta. En su último informe sobre actividad industrial, el economista enfatiza que ya van diez meses seguidos de reversión de la tendencia, desde el nivel "piso" de noviembre del año pasado. "El último trimestre del año será un récord histórico, con la sola excepción de noviembre del 94", pronostica.
Las encuestas de ventas que elaboró el estudio para agosto muestran un incremento del 0,6% con respecto a julio último, y del 7,2% sobre agosto del año pasado. La tasa de crecimiento mensual, de todos modos, será menor debido precisamente a las precauciones de la gente. "Recién en el segundo trimestre del 97 el consumo doméstico llegará a los niveles del segundo semestre de 1994", adelanta.
Hagan juego
Para el año próximo, Viglione anticipa una leve restricción al crecimiento de la producción de bienes intermedios. Este sector está trabajando al límite de su capacidad instalada (en aluminio, petroquímica, siderurgia y agroquímicos, entre otros), y las inversiones previstas para ampliarse demorarán un tiempo en madurar. Por otra parte, "si se afianza la confianza en la estabilidad, habría incrementos en la demanda de durables de consumo a través del uso del crédito", apunta. FIELesperaba que este movimiento se produjera ya en el segundo semestre de este año, pero la salida de Domingo Cavallo demoró esas decisiones.
En cambio, Novak aún tiene sus reservas, incluso para el resultado del último trimestre de 1996. "No creo que la reactivación en algunos sectores se vuelque en cascada sobre el consumo, sino que la lógica es la inversa", argumenta.
Su pronóstico es que la situación "inercial" ( sin modificar ningún elemento de los presentes hoy) sólo permite una salida lenta del estancamiento, con tasas de crecimiento del 3% como techo el año próximo.
Y plantea dos escenarios posibles, según las alternativas de cambio que plantee el Gobierno. "Si ante las próximas elecciones legislativas se propone algún subsidio para desempleados, podría haber una reanimación del consumo. Pero si la opción es profundizar la flexibilización laboral, se paralizará por el temor a la inestabilidad", concluyó.
Llegará al bolsillo sólo en 1997
Expectativas: economistas y empresarios consultados por LANACION coinciden en que la recuperación es lenta y que comenzará a reflejarse en el nivel de consumo en el mediano plazo.
La reactivación existe, bien. ¿Pero eso qué significa? Las lecturas son distintas según desde donde se lo mire. Para la óptica oficial lo que vale son los índices crecientes que muestran la recuperación de la industria y que indican, por ejemplo, un aumento del 2,6% del PBI en el segundo trimestre de este año y un incremento en las importaciones de bienes de capital del 34,26 por ciento.
En cambio, para la gran mayoría de la población la reactivación es otra cosa.Significa un aumento del consumo, el crédito y, sobre todo, el nivel de vida. Y hoy por hoy, esa reactivación brilla por su ausencia.
¿Por qué las buenas noticias que difunde el Ministerio de Economía no se traducen en el bolsillo de la gente? Economistas y empresarios de distintos sectores consultados por La Nación coincidieron en señalar algunos factores como la causa de ese fenómeno:
- La reactivación es lenta y tardará en traducirse en una sensación térmica palpable.
- No existe la confianza que antes llevaba a las familias a endeudarse.
- La mayor producción actual se canaliza a través de la exportación y no del consumo interno.
- Ahora el crecimiento se da selectivamente en algunos sectores de la economía y no es generalizado.
La industria
Para Osvaldo Kacef, economista de la UIA, "la reactivación es bastante firme -inclusive estamos en los niveles de producción casi similares a los del 94 (los más altos de la convertibilidad), aunque no se manifiesta igual en todos los sectores". Según la Fundación de Investigaciones Económicas Latinoamericanas (FIEL), los sectores industriales que mejor evolucionaron en los primeros ocho meses de 1996 son: los tractores (16,5%), la línea blanca (16,4%), bienes de capital (9,0%), hierro y acero (6,9%), petróleo (3,9%), agroquímicos (3,8), bebidas (2,3) y alimentos (2,0%).
"Los números son buenos, pero no hay que olvidarse que se parte de niveles de comparación muy bajos que son los del reflejo de la crisis mexicana", afirma Kacef.
Además, "el proceso reactivador no se ha manifestado en la pequeña industria". La afirmación pertenece a Mario Elkouss, titular de la Confederación General de la Industria (CGI).
Para Elkouss "las últimas medidas fiscalistas imprimieron un retroceso en la actividad de la PYME". Y como ejemplo muestra un dato: en septiembre cayó un 20% la venta de computadoras. Un indicador clave de la marcha de las inversiones en el sector de las pequeñas empresas. Elkouss afirma que sólo en 1997 "deberían empezarse a ver signos de recuperación".
Servicios
En cuanto al sector servicios la mayor actividad parece reflejarse lentamente. Rodolfo Martínez, presidente de la Unión Argentina de Entidades de Servicios (UDES), afirma que "la reactivación existe, ya que todos los economistas y empresarios del sector me muestran que hay un proceso de rectivación". Para Martínez "felizmente va a ir despacio porque las reactivaciones de golpe no son buenas".
En el sector de la construcción, en cambio, no hubo hasta ahora signos de recuperación importantes. El consumo interno de cemento, según datos del BHN, ha disminuido un 25% tomando el período enero-agosto de 1996. No obstante comienzan a experimentarse algunos signos alentadores. En agosto el consumo de semento subió 7,1% respecto del mes anterior.
Bancos
En el sector bancario los números macro son incluso mejores a los anteriores a la devaluación mexicana . Los depósitos del sistema están en los $ 51.200 (era de $ 45.000 antes del tequila) y el total de préstamos al sector privado alcanza los 48.500 millones. "El cambio de guardia en el Ministerio de Economía no produjo alteraciones en el sistema, salvo un mayor paso de depósitos pesos a dólares", señaló Luis García Martínez, asesor de la Asociación de Bancos Argentinos (Adeba).
Sin embargo, el boom del consumo quedó atrás y a la hora de prestar los bancos prefieren la cautela: se presta menos a individuos, para financiar el consumo, y más a las instituciones. Como el Gobierno.
La situación no es la misma que antes
Carlos Retondaro es claro: "La reactivación existe, pero se vincula más con las exportaciones e inversiones, y en mucho menor medida con el consumo interno".
Retondaro es uno de los economistas que asesoran a la Cámara Argentina de Comercio. Precisamente el comercio, sobre todo el chico, es el que menos siente la reactivación incipiente.
Una investigación realizada durante agosto por Retondaro arrojó que un 51% de los comerciantes de Capital y el conurbano considera como "mala" la situación del sector y un 43% como "regular", mientras que sólo el 5,5% percibe que la situación "es buena".
-¿Por qué la reactivación no llega a la gente?
- Lo que sucede es que se trata de una recuperación lenta que se va a sentir al largo plazo en el consumo. Durante los primeros años de la convertibilidad el consumo creció porque aumentaron los salarios, se incrementaron las horas extras, y sobre todo, porque se eliminó el impuesto a la inflación, hoy en cambio el proceso de recuperación es distinto, la gente no va a tomar créditos para viajar, comprar electrodomésticos o autos porque hay una mayor incertidumbre sobre lo que le puede pasar con su puesto de trabajo. Además, la seguridad respecto de la continuidad del plan no es la misma de antes.
Esto último es bastante parecido al análisis que hizo otro de los economistas consultados por La Nación: "Durante el boom del consumo, Menem era alto, rubio y de ojos celestes, igual que Cavallo, hoy en cambio Cavallo ya no está y los niveles de popularidad de Menem andan por el piso".
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