La recesión le gana la pelea a la inflación
Al menos por ahora, la profunda recesión que vive el comercio minorista sirvió para frenar un rebrote inflacionario.
Si bien todavía no se conocen estudios oficiales, el aumento en promedio de los precios no superaría el 5% y en los artículos de la canasta básica no se se produjeron grandes variaciones como producto de la devaluación del peso.
En las principales cadenas de supermercados afirman que no hubo remarcaciones. Sin embargo, off the record admiten que en algunos productos importados o en los que cuentan con una gran cantidad de insumos que no se fabrican en el país los proveedores no tuvieron otra opción que subir los precios.
"Hasta ahora, todos estamos haciendo el esfuerzo para no trasladar los aumentos al público. Pero la presión que tenemos por parte de los proveedores es muy grande y no sabemos hasta qué punto se va a poder mantener esta situación", señaló un ejecutivo de una de las cadenas líderes del mercado argentino.
En CCR, la consultora que se encarga de auditar las ventas en las principales cadenas de supermercados, coinciden en que el panorama en las góndolas hasta ahora se presenta sumamente tranquilo.
"Todas las cadenas se están cuidando de no hacer aumentos generalizados de precios porque saben que la demanda está estancada", dijo Guillermo Oliveto, director de la firma.
Quejas en el interior
Si bien en Buenos Aires, donde la competencia entre las grandes cadenas de supermercados es más fuerte, no se registraron remarcaciones generalizadas, en varias localidades del interior ya se advirtieron algunos problemas.
El Comité de Defensa del Consumidor (Codelco) de Salta denunció ayer que la suba en el precio de los alimentos en el interior de la provincia es "grosera".
"Lo que está ocurriendo en el interior de la provincia es claramente un abuso grosero", señaló Guillermo Durand Cornejo, titular de la organización.
Por su parte, el presidente de la Cámara de Supermercados de Córdoba, Rodolfo Saranz, admitió que se registran problemas de desabastecimiento en la provincia como producto de la decisión de algunos proveedores de modificar las condiciones de pago.
"Hasta ahora estábamos trabajando con un promedio de pago de entre 60 y 90 días y ahora nos exigen cancelar las operaciones a 30 días", señaló Saranz.
El ejecutivo de la cámara explicó que el problema obligó a algunos supermercados a racionar la venta de ciertos artículos hasta que se normalice la relación con los proveedores. "Tenemos que encontrar un punto de equilibrio, porque hoy nos presionan para achicar lo más posible los plazos, que en algunos casos, como en los del azúcar, harinas y aceites llegan a pedir sólo cinco días."
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