Massimo D´Alema, líder del Partido Democrático de la Izquierda. La solución para el desempleo pasa por un pacto social
El arquitecto de la coalición de centroizquierda que gobierna Italia se mostró en favor del Mercosur, dijo que la Unión Europea debe abrirse a la colaboración económica y comercial con América latina y no descartó la posibilidad de convertirse en el próximo primer ministro de la península
ROMA.- Aunque todo el mundo lo considera el arquitecto del Olivo, la coalición de centroizquierda que gobierna en Italia desde 1996, Massimo D´Alema prefiere definirse como "un constructor, el que trabaja, pone los ladrillos, el cemento y hace la mezcla".
Líder del Partido Democrático de la Izquierda (PDS, que ahora fue rebautizado Democráticos de Izquierda, el principal partido en la coalición gobernante que encabeza el primer ministro Romano Prodi), D´Alema logró en los últimos años el consenso necesario para reducir el gigantesco déficit del Estado y hacer entrar a Italia en la Unión Europea.
Por sus dotes de estadista y por ser artífice de una coalición de centroizquierda que consolidó y estabilizó la economía italiana, D´Alema llegará a la Argentina para participar del 34º Coloquio Anual del Instituto para el Desarrollo Empresarial de la Argentina (IDEA), que se realizará entre el miércoles y el viernes próximos en Mar del Plata.
Con apenas 49 años, D´Alema es hoy una de las principales figuras del escenario político italiano y, para muchos, alguien capaz de convertirse en el próximo primer ministro. Antes de viajar por primera vez a América del Sur, D´Alema mantuvo una entrevista exclusiva con La Nación en su despacho de la sede del PDS (el partido en el cual se transformó el viejo Partido Comunista Italiano -PCI- en 1989) de la via delle Botteghe Oscure, en la capital italiana.
-Siendo el mayor sostenedor del gobierno de Prodi, ¿cómo hizo para obtener el consenso de los sindicatos para las maniobras de saneamiento de la economía y mayor presión fiscal?
-Antes que nada, nosotros nos convencimos de que la reducción de la inflación y de la deuda pública estaban en el interés de los trabajadores. Porque la inflación se comía los salarios, así que los aumentos nominales no llevaban a una mejora de la calidad de vida; y una deuda pública muy alta, determinando una alta tasa de interés, favorecía una renta financiera. Así, la riqueza financiera se reforzaba pero el mundo productivo del trabajo se debilitaba. Los sindicatos italianos compartieron nuestra reflexión y juntos llegamos a un acuerdo. Los sindicatos hicieron un pacto de contención de los salarios, obteniendo a cambio una contención de precios y tarifas.
-Sin embargo, ahora hay problemas con los sindicatos y la nueva ley de presupuesto...
-Ahora los sindicatos quieren mayor empeño del gobierno en cuanto al empleo. Hay pedidos en ese sentido que considero razonables y habría que discutir con ellos y llegar a un acuerdo.
-¿Esto formaría parte del pacto social del que se está hablando?
-Esto reflejaría la necesidad de un nuevo pacto social: nosotros ya hemos tenido uno que nos permitió derrotar la inflación y detener la espiral de la deuda pública. Ahora tenemos que reforzar el pacto social individualizando juntos todas las iniciativas necesarias para crear trabajo. Este es un gran desafío no sólo para Italia, sino para toda Europa. Hay una tasa de desocupación estructural del 12% que se concentra de manera particular en el sur del país, y tenemos que vencerla. Este es el gran objetivo hacia el cual tenemos que apuntar la acción del gobierno, pero junto con el empeño de los sindicatos -que frente al aumento de productividad deben elegir si convertirlo en nuevos aumentos salariales o nuevos puestos de trabajo-, y de los empresarios -a quienes pedimos más inversiones y la creación de nuevos puestos.
-Entonces, ¿para usted la desocupación es hoy el problema más urgente de Italia?
-Nuestro país tiene varios problemas, pero éste es el problema social más urgente, sobre todo, reitero, porque la desocupación se concentra en el sur del país y en las nuevas generaciones. Es un asunto muy delicado.
-Al margen del acuerdo social, ¿cuál es la receta para combatir el desempleo? ¿Ayuda la ley para reducir la semana de trabajo a 35 horas?
-La ley de las 35 horas, que el gobierno propone y que el Parlamento deberá discutir, es una ley que alienta a las fuerzas sociales a reducir las horas de trabajo a cambio de mayor ocupación. Es una ley que debe ser aplicada de manera flexible y no de forma mecánica por todos los sectores. Pero tampoco creo que las 35 horas sean el remedio universal: considero que es uno de los instrumentos para una política de ocupación. Obviamente, después el problema es agrandar las bases productivas del país, invertir en servicios, turismo y reducir el costo del trabajo, entre otras cosas.
-¿Qué consejo le daría a un país como la Argentina, que en los últimos años también ha estabilizado y consolidado su economía, para que siga en ese rumbo, atrayendo más inversiones extranjeras?
-Mi trabajo no es dar consejos... Creo que en estos años nosotros hemos servido a nuestro país, en el sentido de que en un momento muy difícil hemos representado un elemento de estabilidad y de seguridad. Hemos tratado de garantizar la estabilidad del gobierno y también una política que le permitiera a Italia volver a ser protagonista en Europa. Así que voy a la Argentina para conocer, para reforzar los lazos y también para contribuir a una relación aún más profunda de la que ya existe. Por supuesto también me interesa la evolución democrática, y el modo en el que se están reorganizando las fuerzas de centroizquierda, con las que tenemos un diálogo.
-Pero usted ¿es consciente de que está considerado como una especie de ejemplo en el mundo político?
-Soy consciente de que la experiencia italiana fue vista con interés en la Argentina porque nosotros hemos superado algunas divisiones del pasado, y hemos construido una coalición capaz de ganar las elecciones y capaz de gobernar. Y nos halaga que nuestra experiencia pueda servir o ser usada como estímulo. Yo creo mucho en la idea de que para gobernar en las sociedades complejas de hoy hacen falta la colaboración entre distintas corrientes culturales, la capacidad de juntar las mejores ideas de distintos sectores.
-¿También con la oposición?
-Bueno, yo traté de acordar sobre las reglas con la oposición, porque pienso que en un país democrático el que gana gobierna, pero las reglas pertenecen a todos. Lamentablemente, la oposición en Italia está prisionera de los intereses personales de Berlusconi. El es un hombre que tiene una gran personalidad, para bien y para mal, en el sentido de que tuvo el mérito de organizar un partido nuevo, pero después quedó prisionero de sus intereses, de sus problemas, de sus casos judiciales, y esto hace que actualmente él represente más un obstáculo que un recurso.
-¿Cómo ve las relaciones entre Italia y la Argentina y entre la Unión Europea y el Mercosur?
-La relación Italia-Argentina es muy fuerte. La visita de Prodi este año tuvo mucho éxito, y es una relación que tiene un fundamento histórico, humano, por la presencia de tantos connacionales. Estoy convencido de que la UE debe abrirse a la colaboración económica y comercial con América latina. Creo que la creación del Mercosur es un hecho positivo: yo estoy en favor del crecimiento de estas instituciones supranacionales que se convierten en instrumentos para promover, organizar y regular la cooperación en áreas importantes del mundo. Creo que el crecimiento de una red de instituciones supranacionales es hoy un instrumento esencial para gobernar la economía mundial.
-Más aún en un período de globalización...
-La globalización no puede confiarse sólo a la espontaneidad de los mercados. Vemos justamente en estos días (con la crisis en Rusia y en el sudeste asiático) que una idea de la globalización en el sentido de liberalismo salvaje produce inestabilidad y riesgos de recesión. Por lo tanto, nosotros tenemos que acompañar la globalización con el crecimiento de estructuras por medio de las cuales se regula y se organiza, y que se convierten en una red de relaciones internacionales.
-Con respecto a la enorme cantidad de italianos que hay en la Argentina y en el exterior, ¿llegarán a votar algún día en elecciones italianas?
-Es un tema muy complicado por una razón muy simple: aunque queremos y consideramos justo mantener un lazo con los italianos en el exterior, esto debe conciliarse con un principio democrático esencial. Es decir: es difícil pensar que el destino político de un país dependa de la voluntad de millones de personas que no viven ni trabajan en él. Por lo tanto, nosotros queremos encontrar el modo racional de garantizar que haya un determinado número de representantes en el Parlamento de estos italianos en el exterior, que sean su expresión sin que se conviertan en el fiel de la balanza de la política italiana. Me parece, entonces, una solución razonable que los italianos en el exterior elijan a quienes los representen en el Parlamento. La reforma constitucional apunta a eso, y quizá podrán hacerlo en el 2001.
-¿Cómo se define políticamente usted, que ahora es considerado un socialdemócrata?
-Me reconozco en este gran movimiento que es la izquierda democrática, que tiene ideales socialistas o socialdemócratas.
-Y del comunismo ¿qué puede decir, dado su pasado en el PCI?
-El movimiento comunista dejó de existir. Tuvo una gran función en el curso de este siglo, pero fue derrotado. Lo que nos llevó a volver al movimiento socialista, del que veníamos.
-¿Este fracaso del comunismo tiene que ver con esta nueva tendencia de gobiernos progresistas como el de Tony Blair en el Reino Unido, Jospin en Francia y el Olivo en Italia?
-Creo que ésta es una reacción al riesgo que se entrevió después del derrumbe del comunismo de un dominio mundial de la derecha. Un dominio reaganiano, thatcheriano, es decir, esta idea de un capitalismo triunfante, sin reglas, como se dijo: "El fin de la historia". Pero en realidad cobró fuerza una izquierda democrática, que también nació de la voluntad de poner límites a este triunfo del liberalismo salvaje y de llevar adelante los ideales de igualdad y justicia social que el comunismo no supo respetar ni realizar a través de la democracia. Creo que este renacimiento de la izquierda sea tal vez la señal de una necesidad de igualdad y justicia social que la caída del comunismo no borró.
-¿Coincide con lo que dijo recientemente Blair en una entrevista con Mario Vargas Llosa de que ya no es importante ser de izquierda o de derecha?
-No sé en qué contexto lo dijo, pero supongo que lo debe haber hecho en cuanto a la política económica, en el sentido de que no debe ser ni de derecha ni de izquierda, sino que debe ser eficaz. Lo cual es cierto: la política económica tiene que garantizar el equilibrio de las cuentas públicas, ya que no se puede pensar en una política "alegre" y sacrificar los intereses de las generaciones futuras, porque no es responsable. Pero creo que en el mundo hay izquierda y derecha, y que representan modos distintos de mirar los problemas de la sociedad y es justo que se expresen democráticamente. El día en que no exista más esta confrontación de ideas distintas, la democracia perdería significado.
-Algunos lo ven como probable primer ministro, ¿qué diría usted?
-No sé... porque esto forma parte de la astrología de nuestro país. Creo que seguiré siendo por cierto tiempo uno de los protagonistas de la vida política italiana, y lo que haga después no depende fundamentalmente de mí. Veremos... no lo considero un problema primario.
Experto en consenso
Massimo D´Alema, secretario del Partido Democrático de Izquierda y líder de la coalición del gobierno de Italia, será uno de los expositores de la reunión plenaria "Los consensos en perspectiva" durante la primera jornada del 34º Coloquio Anual de IDEA, que se realizará entre el miércoles y el viernes próximos y promete ser uno de los acontecimientos políticos y empresariales de mayor peso en el año.
La necesidad de establecer consensos sobre los principales temas de la agenda política y económica de los próximos años será el eje de los debates, a una de cuyas mesas principales asistirá como invitado Massimo D´Alema, quien nació en Roma el 20 de abril de 1949.
D´Alema estudió filosofía en la Universidad de Pisa. Está casado con Linda Giuva y es padre de Giulia (nacida en 1986) y Francesco (nacido en 1990). Ingresó en la Federación de Jóvenes Comunistas Italianos (FGCI) en 1963 y en el Partido Comunista Italiano (PCI) en 1968.
En 1975, en Génova, fue elegido secretario nacional de la FGCI. En este período colaboró con el semanario Rinascita (Renacimiento, fundado por Palmiro Togliatti), la revista de la FGCI La Cittá Futura (La Ciudad Futura) y el periódico del PCI L´Unitá (La Unidad, fundado por Antonio Gramsci).
En 1983, después de su ingreso en el comité central, fue nombrado secretario regional del PCI en Puglia. En el XXII congreso del PCI, en 1986, además de miembro del comité central y de la dirección nacional, formó parte de la secretaría nacional.
En 1987 fue elegido por primera vez para la Cámara de Diputados por el distrito electoral de Lecce-Brindisi-Taranto (en la región de Puglia, al sur del país). De 1988 a 1990 fue director del periódico L´Unitá.
En 1989 estuvo entre los jóvenes dirigentes que con Achille Occhetto guiaron la transformación del PCI en el Partido Democrático de la Izquierda (PDS). Reelegido para el Parlamento en 1992, asumió el cargo de coordinador del grupo parlamentario del PDS. En 1994 fue elegido secretario nacional del PDS.
En 1996 fue nombrado vicepresidente de la Internacional Socialista. En febrero de 1997 fue elegido presidente de la comisión parlamentaria para las reformas constitucionales. D´Alema tiene cinco libros publicados.
El coloquio
La importancia que promete el 34º Coloquio de IDEA se refleja en los números que ya muestra la organización. Según cálculos preliminares de IDEA, alrededor de 600 personas (entre empresarios, políticos, sindicalistas, autoridades del gobierno y técnicos) asistirán a las tres jornadas, lo que representa un incremento de casi el 35 por ciento con respecto a la edición 1997 del Coloquio.
Las autoridades de IDEApreveían una concurrencia un 10 por ciento superior a la del año último, pero sus expectativas se vieron superadas. Según trascendió, IDEA invirtió cerca de 2.500.000 pesos en la organización del coloquio.
"Una de las razones que se evalúan se encuentra en la vigencia e importancia de los contenidos de los temas por discutir, la presencia de personalidades de todos los ámbitos y la atractiva puesta en escena de Ôla noche de los políticos´, que tendrá lugar el jueves 24 con la participación de Graciela Fernández Meijide, Fernando de la Rúa, Domingo Cavallo, Ramón Ortega y Eduardo Duhalde", apunta un informe de la entidad organizadora.