En el campo empresario. La tragedia griega y el sainete argentino
En las tragedias griegas el coro anticipa lo que pasará, explica la acción, advierte. Lo que ocurrirá, la tragedia, es producto del destino. Nadie podría cambiarlo. Ni siquiera el héroe. Los esfuerzos son vanos. Edipo ve la peste arrasar a su pueblo y quiere saber quién es el culpable. No atiende al coro que le aconseja no investigar Y termina por descubrir que el culpable no es otro que él mismo.
El género teatral argentino más desarrollado en los tiempos de gloria fue el grotesco, con sus personajes ricos y complejos, que evolucionaban y, a diferencia de las trágicos, eran responsables de su suerte. Pero más conocidos y populares fueron los sainetes, con personajes sencillos y "planos", que no cambian, pase lo que pase. Y son coloridos.
Guillermo Moreno se parece menos a Edipo que a aquel cronista en el campo de juego cuya presencia mantenía suspendido un partido de fútbol y contestó, resignado "soy yo, Muñoz". El recordado José María le reclamaba indignado en el micrófono desde la cabina de transmisión radial: "¡Averígüeme quién es ese señor que no tiene nada que hacer ahí!".
Moreno proclama que la inflación no existe. Si es así, ¿por qué prometió el cierre de importaciones para facilitar el negocio y que las industrias de la alimentación paguen un aumento salarial que amenaza con desatar una puja imprevista?
"Los gremios peronistas de la alimentación han sido superados por sus competidores de izquierda radicalizada; ellos llevaron adelante una lucha salvaje, desoyeron cuatro conciliaciones obligatorias y el Ministerio de Trabajo no se atrevió a cumplir la ley y quitarles la representación gremial", dice un empresario del sector, que aclara: "El aumento que arrancaron significa un piso de inflación del 30% anual".
Ahora, los gremios que no habían cerrado paritarias reclaman más y los que las cerraron con porcentajes inferiores se ven impulsados a reabrirlas.
Mientras tanto, el Gobierno ceba la bomba. Aumenta el gasto y hace crecer el déficit fiscal. En abril le faltaron más de mil millones de pesos para poder hacer frente a los vencimientos de deuda. La solución: apelar a las reservas, y si sale bien el canje y el mercado ayuda, volver a tomar deuda externa. Grecia hizo, hasta la crisis, lo mismo, pero en proporciones mucho mayores.
Mientras, con el dólar quieto, hay inflación en esa moneda. O lo que es lo mismo, apreciación del peso. En el pasado dinámicas semejantes terminaron muy mal.
lanacionar