Las consecuencias de la invasión de Rusia a Ucrania en el precio de la energía
1. Rusia-Ucrania. El precio de la energía pasó a ser un eje central de discusiones en el mundo. El principal motivo tiene que ver con la invasión de Rusia a Ucrania y las sanciones económicas al país invasor. Rusia es la economía número 11 a nivel global por su PBI y número 65 según su PBI per cápita. En 2019, antes de la pandemia, fue el país número 13 en cantidad de exportaciones, con un total de US$480.000 millones, un PBI argentino. En el caso de Ucrania, es la economía número 56 a nivel global y 122 en términos de PBI per cápita. Y ocupa el puesto 51 a nivel global en exportaciones, con US$60.000 millones.
2. Exportación. Las principales ventas al exterior de Ucrania son de maíz, aceites de semillas (es líder mundial), mineral de hierro y trigo. Su principal importador es Rusia. Las principales exportaciones de Rusia son el petróleo crudo y refinado, gas de petróleo, carbón y trigo, del cual es exportador líder. Así, el impacto en la oferta global de esta guerra se concentra principalmente en el aceite de semillas (ambos países representan 54% de la oferta global), el trigo (25% de la oferta); nickel (28%), gas (24%) y petróleo (11%). Los precios de esos productos reaccionaron al alza. El valor del gas natural licuado lideró los aumentos en lo que va de 2022, con un avance de 183%, el petróleo superó los máximos de 2010, tras subir más de 60%. El trigo avanzó 73%, seguido del aceite de semillas que aumentó cerca de un 40% en tan solo tres meses.
3. Reacción. ¿Qué hicieron los Estados para frenar el impacto de la suba del precio de la energía? Un informe de Bruegel, un think tank europeo especializado en economía, permite desglosar las estrategias de 24 países europeos. El 80% aumentó las transferencias monetarias a los sectores vulnerables, dado el impacto en precios de la electricidad. La mitad de los países optó por reducir impuestos al valor agregado. En menor medida se impusieron impuestos a la ganancia extraordinaria a las compañías generadoras y proveedoras de energía y también se utilizó la herramienta de regulación de precios, con valores máximos o congelamientos de corto plazo.
4. Subsidios. El desafío de corto plazo para la Argentina es que esto llega en un contexto complejo, por el escenario de alta inflación y expectativas desancladas, a la vez que los subsidios a la energía deben reducirse en línea con el programa acordado con el FMI y, además, por la imposibilidad de financiarlos. En el caso del gas, los usuarios pagan el 29,1% del valor promedio de producirlo e importarlo. En cuanto a la electricidad, se paga el 35% del costo de la generación. En los últimos tres años, el Ente Nacional Regulador de la Electricidad habilitó un aumento de 21% para Edenor y Edesur, cuando la inflación acumulada fue de casi 200%. Al mismo tiempo, el Ente Regulador del Gas, permitió un incremento de 60% a las transportistas y de 35% a las distribuidoras. En 2021, los subsidios a la energía significaron 2,3% del PBI y ese indicador deberá bajar a 1,7% según el pacto con el FMI.
5. Inversión faltante. En nuestro país existe una fuerte contradicción: Hay seis veces más reservas en Vaca Muerta que todo el gas que se necesita en los próximos 20 años y, sin embargo, la falta de inversión hizo que ese gas no pueda ser evacuado. La Argentina paga el gas local a US$3,50 por millón de BTU a las empresas nacionales que los producen en Vaca Muerta. El importado costó US$8,3 dólares y este año llegará a US$20.