En el campo empresario. Las inevitables consecuencias
Muchos empresarios temen lo que pueda ocurrir después de las elecciones. No por medidas que pueda tomar el Gobierno, sino por la llegada de las consecuencias de las que se tomaron en el pasado. Los petroleros creen que más temprano que tarde habrá que volver a importar petróleo. El precio internacional está muy volátil y amaga recuperarse ante cualquier signo de salida de la crisis o de inflación. Importar encarecerá aún más los combustibles. ¿De quién será la culpa cuando la producción local no alcance? Varios empresarios creen que serán señalados por el kirchnerismo por "no haber invertido y explorado". Entonces algunos de ellos se preparan para defenderse y mostrar que sí están invirtiendo y explorando hoy, que ellos no son los "malos".
Algunos prestadores de servicios públicos relatan siempre que pueden sus padecimientos por la falta de actualización de las tarifas, los problemas que han causado los incumplimientos de contratos, cómo las compañías se están "comiendo el capital". Los que cobran subsidios saben o creen saber que con el deterioro de la situación fiscal será imposible que les aumenten la cuota después del 28 de junio y que lo más probable será que para evitar algún colapso se actualicen las tarifas. Son los que cuentan cada vez que tienen la ocasión cuánto tiempo llevan los precios congelados y cuánto les han aumentado los costos, entre ellos los salariales.
Nadie quiere que, si llega a ocurrir un fuerte aumento, los diarios titulen "tarifazo". No sólo los funcionarios le tienen miedo a la "letra de molde".
Los productores agrarios no quieren que se los culpe por la falta de trigo para exportar, cuando ocurra, y los del sector de los frigoríficos ya comenzaron a advertir que faltará la carne y, por lo tanto, subirán los precios. Los que están en el área de precios u otros aspectos de la actividad muy regulados prefieren hacer saber sus cuitas y advertencias en privado.
El pobre panorama para la carne y el trigo ha sido expuesto en público. Las distribuidoras de gas, que han sufrido intervenciones y ahora tienen directores estatales, deslizan discretamente que el aumento de tarifas descomunal sobre los consumos medios no es para su propia caja, sino para financiar importaciones. Y por lo tanto, también, para apoyar inversiones y exploraciones en otros países.
La Unión Industrial Argentina (UIA) ha sido la más dura con los reclamos públicos, pero las bases del campo están empujando a la conducción de las entidades a volver a las protestas antes de las elecciones.
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