Las semillas de frutas y vegetales plantean desafíos para Monsanto
Desde que una serie de adquisiciones la ayudaron a convertirse en el mayor productor por ingresos de semillas de vegetales y cultivos usados como commodities, Monsanto Co. ha aumentado su capacidad de reproducción de semillas de hortalizas.
Sin embargo, la empresa estadounidense de biotecnología de cultivos, que gana la mayor parte de su dinero vendiendo semi-llas de maíz y soya genéticamente modificadas a los agricultores, se está encontrando con algunos problemas en la sección de verduras. Las ganancias de la división de semillas de vegetales de Monsanto cayeron 30% en el semestre terminado en febrero, debido a ventas débiles en Europa y pérdidas contables de inventarios. La facturación descendió 10% frente al mismo período del año anterior, a US$372 millones, tras aumentar durante varios años.
La empresa mantiene grandes esperanzas en su negocio de semillas de frutas y vegetales y pronostica que las ganancias de la unidad aumentarán en el próximo año fiscal. Se espera que las semillas de hortalizas pasen a ser su tercer mayor negocio por ganancias (frente al cuarto puesto que ocupan actualmente), luego de las semillas de maíz y de soya.
Los analistas esperan que la compañía reporte hoy miércoles un alza de 12%, a US$766 millones, en su ganancia del tercer trimestre fiscal, según Thomson Reuters.
Monsanto está concentrada en la reproducción de semillas que terminen en frutos con mejor sabor o contengan más nutrientes. Su primer vegetal genéticamente modificado, un maíz dulce, comenzó a aparecer en las últimas semanas en los supermercados estadounidenses.
Entre los retos que tiene su negocio de vegetales se encuentra la necesidad de considerar una amplia gama de factores, incluyendo los gustos de los consumidores, el transporte y la vida útil.
Al margen del maíz dulce, Monsanto está comprometida a utilizar las técnicas de reproducción convencionales para la crea-ción de semillas de frutas y vegetales, pese a que históricamente su fuerte ha sido las semillas biotecnológicas.
"Seguimos viendo un significativo crecimiento en los vegetales", dijo el mes pasado en una conferencia Hugh Grant, presidente ejecutivo de Monsanto. Desde la compra de las empresas de semillas de hortalizas Seminis, en 2005 por US$1.400 millones, y De Ruiter, en 2008 por US$800 millones, Monsanto ha refinado su portafolio de decenas de vegetales para concentrarse sólo en 23.
Durante años, las empresas del sector han hecho hincapié en la vida útil y durabilidad en el transporte de las semillas a ex-pensas del sabor, señaló en una entrevista Consuelo Madere, vicepresidenta de la división de semillas de vegetales de Monsanto. La unidad está llevando a cabo varios proyectos destinados a mejorar el sabor, incluyendo uno para reproducir el sabor de los tomates cherry en los tomates normales.
Los melones ofrecen la mayor oportunidad de mejorar a corto plazo, afirmó Madere. "No hay nada más frustrante para mí que cortar uno para servirlo a la familia y descubrir que no tiene sabor", comentó.
Asimismo, Monsanto ha desarrollado un brócoli, Beneforté, que resultó de la mezcla del brócoli convencional con uno silves-tre que se encuentra en Sicilia. Monsanto asegura que tiene niveles más altos de nutrientes que el brócoli convencional.
La empresa es con frecuencia cuestionada por algunos grupos de consumidores y medioambientalistas que sostienen que las semillas biotecnológicas de maíz y soya son perjudiciales, ya que alienta a los agricultores a aplicar mayor cantidad de ciertos herbicidas, aumenta la resistencia de insectos y tiene efectos desconocidos para la salud humana.
Su negocio de semillas de vegetales ha sido menos controvertido, ya que cerca de 95% de la investigación y el desarrollo de la empresa en el segmento se hace con métodos convencionales.
Monsanto también enfrenta competencia de rivales como Syngenta AG y Bayer AG, que han estado en el segmento de vegetales por más tiempo.