Lograr competitividad más allá del tipo de cambio y bajar la presión impositiva, los principales desafíos
Cuatro economistas plantearon los problemas estructurales que tiene el sector de las economías regionales, pero también se mostraron optimistas de cara al futuro
¿Cómo bajar el gasto público sin tocar proyectos o sectores que son clave para el desarrollo del país? La encrucijada en la que se encuentra el Gobierno fue el tema central del debate entre Daniel Funes de Rioja, presidente de Coordinadora de las Industrias de Productos Alimenticios (Copal) y vicepresidente de la Unión Industrial Argentina (UIA); Mariano Lamothe, director de mercados de Energía, Minería e Infraestructura de Abeceb; Ernesto Ambrosetti, coordinador del fondo fiduciario Fondagro del Ministerio de Agroindustria, y Diego Giacomini, director de Economía y Regiones.
Comenzó Funes de Rioja con la película de las economías regionales y su relación con la producción de alimentos. "Tenemos producción, podríamos tener escala, pero no somos competitivos -dijo-. Somos alrededor del séptimo o noveno productor, y el 11° o 13° exportador, pero en el ranking del Foro Económico Mundial de competitividad estamos en el puesto 104."
¿Dónde está la raíz del problema? Para el abogado, en los impuestos. "Hay tasas municipales que son de delincuentes. La imaginación no tiene límite, pero el descaro tampoco. Tienen que vivir los municipios, pero, ¿tienen que vivir de nuestra sangre?", disparó. Añadió: "Tiene que haber una lógica. No nos pidan competitividad si no nos dejan ser competitivos y no nos permiten tener precios acordes con la realidad".
Expresó que hay una "serie de patologías" que incluyen la "industria del juicio, que en la Argentina es monumental"; el trabajo en negro y el ausentismo que, aseguró, en la provincia de Buenos Aires alcanza hasta el 20%. "Lo que tenemos que tener es cultura del trabajo. La gente va a tener que transformarse porque si no, nos vamos a caer del sistema, porque las fábricas se mudan, pero la gente también. Soy industrialista, es decir, quiero producción acá, pero para que eso pase se tiene que realizar un cambio, no a los golpes, sino con diálogo social", apuntó.
Giacomini hizo hincapié en la necesidad de reducir el gasto público. "Todo el mundo habla de que es necesario bajar impuestos para impulsar la inversión, aumentar la capacidad de producción y generar puestos de trabajo. Nadie puede no estar de acuerdo con eso. Pero antes de bajar impuestos hay que bajar el gasto público y ahí se empieza a complicar", opinó. Señaló que las economías regionales tienen un problema "de competitividad sistémica" y no uno relacionado con el tipo de cambio, porque "al dólar no se le puede pedir más de lo que da hoy".
"Tenemos exceso de gasto público y exceso de presión tributaria que nos lleva a tener un costo de financiamiento y una inflación que triplican y quintuplican los de la región, respectivamente", indicó, y lanzó: "A la competitividad de las economías regionales hay que resolverla desde la macroeconomía". Recordó que, desde 2007 hasta 2016, el gasto público aumentó 16 puntos porcentuales en términos del PBI.
Más adelante, opinó que la reducción del gasto público debería ir "a la cuenta previsional" y "al empleo público". Siguió: "Yo compro lo que dice el Presidente sobre que hay que sacarle el pie de encima al sector privado, pero yo le recuerdo que en sus ocho años de gestión en la ciudad de Buenos Aires subió exponencialmente el impuesto a los sellos, Ingresos Brutos y el ABL. Todos los gobiernos siempre van por el aumento del gasto público vía aumento de los impuestos".
"La llave de la competitividad tiene nombre y apellido: reforma del Estado", indicó. Agregó que "si no se hace nada", la Argentina seguirá con tasas de crecimiento "bajísimas como las actuales" y con caída del PBI per cápita. "Podés no hacer la reforma, pero tenés que saber que la contrapartida es no crecer, bajo nivel de inversiones y de generación de puestos de trabajo", evaluó.
Ambrosetti, en tanto, se refirió a los desafíos de su trabajo con los productores de las economías regionales, vinculados con dar capital de trabajo y, al mismo tiempo, crear puentes para mejorar la rentabilidad y la competitividad de las empresas. Para eso, explicó, hay que congeniar necesidades inmediatas con visiones de largo plazo. Mientras tanto, no todo es color de rosa. "Vemos una falta de costumbre de los productores pequeños, que reclaman plata, pero no la quieren devolver, o que la gastan donde ellos quieren y no donde nosotros les decimos para que mejoren la productividad. Están acostumbrados a que les den recursos y a no responder por esos recursos", sostuvo.
Hacia el final se declaró muy optimista por el futuro de las economías regionales: "Tenemos todo por hacer para llegar con mejores productos y con buenos precios a competir en cualquier parte del mundo", apuntó. Resaltó la importancia que tiene el sector en el arraigo en el interior y en la demanda de trabajo, y reconoció que hace falta una mejora en la competitividad sistémica para que se desarrolle todo ese potencial.
Lamothe desarrolló su visión sobre la falta de infraestructura para las economías regionales. En primer lugar explicó que ese tipo de problemas se profundizan a medida que las producciones se alejan de las grandes ciudades y de las provincias centrales. Además del estado de las rutas, sostuvo, hay que sumar la seguridad en el camino y la red eléctrica y de gas. "Muchas economías regionales, para poder transformar commodities en valor agregado, se encuentran con la falta de disponibilidad energética por la falta de inversión y de planificación", expresó. Y analizó: "Eso tiene solución, pero no en el corto plazo. Si se hacen inversiones para mejorar la infraestructura, llevan un tiempo hasta la maduración".
Desde la micro del sector, agregó, los desafíos están en invertir en mejoras de las tecnologías y en realizar acuerdos sectoriales en lo laboral: "Muchos convenios colectivos eran acordes a un mercado doméstico cerrado, pero para crecer hay que mirar hacia afuera, y allí hay una Europa con 10 años de deflación y que tiene productos que compiten contra los nuestros", dijo.
Y concluyó: "El mundo da una oportunidad porque demanda energía, alimentos y minerales. Hay que seleccionar cuáles son los sectores que tienen potencialidad, porque no se puede producir todo a la vez y, al mismo tiempo, pensar en innovación, porque el consumidor va cambiando, lo que permite generar nuevos nichos de producción e industrialización del país".
La mirada de los economistas
Daniel Funes de Rioja
"Tenemos producción, podríamos tener escala, pero no somos competitivos"
Mariano Lamothe
"Hay que seleccionar qué sectores tienen potencial, porque no se puede producir todo a la vez"
Ernesto Ambrosetti
"Tenemos todo por hacer para llegar al mundo con mejores productos y con buenos precios"
Diego Giacomini
"Antes de bajar impuestos hay que bajar el gasto público y ahí se empieza a complicar"