Los polos tecnológicos buscan exportar
Las empresas piden que el Gobierno declare de interés estratégico la industria informática, para ganar mercados en el exterior
El año pasado, el mercado informático argentino facturó unos US$ 3690 millones, según los datos de la consultora Prince and Cooke. Las proyecciones más optimistas indican que en el mejor de los casos la inversión en software caerá un 50 por ciento este año; con la abrupta caída del poder adquisitivo local, sumado al parate de las inversiones privadas, las empresas argentinas desarrolladoras de software y de hardware apuestan a la exportación como única posibilidad de salir pronto del estancamiento.
Así, en distintas localidades hay grupos de estas empresas intentando aunar fuerzas para ganar mercado en el exterior, con más o menos suerte respecto del apoyo oficial: Córdoba, Rosario, Tandil, Gualeguaychú, Mendoza, San Carlos de Bariloche y San Luis son algunos de los considerados "polos tecnológicos" donde se articula el desarrollo empresarial con el conocimiento de las universidades.
Según las estadísticas del sector, la Argentina exporta cerca de 45 millones de dólares en software, la mitad de lo que declara Uruguay. Pero mientras que el país vecino dio un importante apoyo a la industria al declararla de interés estratégico, para lo cual creó una zona franca en Montevideo, y tiene una clara estrategia como país productor frente al Area de Libre Comercio de las Américas (ALCA), en la Argentina la actividad carece de incentivos.
Para exportar mejor
En el mundo, los ejemplos por seguir son las tres I: Israel, Irlanda e India. En 1991, las exportaciones anuales de software de la India eran de US$ 150 millones. Diez años después, alcanzaron US$ 7600 millones, de los cuales dos terceras partes fueron desembolsadas por firmas norteamericanas.
"Los polos o clubes de exportadores siempre son buenos, porque si uno es exitoso en el mercado externo, todos se ven beneficiados", dijo Carlos Pallotti, de la empresa Datastream, que además es presidente de la Comisión de Comercio Exterior de la Cámara de Empresas de Software y Servicios Informáticos (CESSI). "Durante muchos años la Argentina no fue un gran exportador porque la demanda interna era muy grande, debido a las privatizaciones y al efecto 2000 (Y2K). El nuevo contexto hace que las empresas miren afuera, pero exportar hoy no es fácil; el Gobierno debe agilizar las medidas de comercio exterior para que los proveedores locales puedan girar divisas y así pagar insumos o a la red de representantes, por ejemplo", añadió.
Precisamente la CESSI, que impulsa un proyecto de ley para declarar industria la actividad, acaba de realizar sendos seminarios sobre cómo exportar a Chile y a Brasil.
Hasta ahora, sólo el gobierno de José Manuel de la Sota otorgó una serie de exenciones impositivas y de incentivos a los fabricantes de la industria informática, lo que permitió que, primero Motorola y luego Intel se instalaran en ese Estado, dando origen al "cluster" (racimo, en inglés) cordobés.
Pese a estas iniciativas, para Carlos Zárate, encargado de las relaciones gubernamentales de Motorola para el Cono Sur, "no ha habido una estrategia de ninguno de los últimos gobiernos nacionales para encaminar la industria. ¿Qué estamos esperando para aprovechar la coyuntura y posicionar la Argentina como opción en el desarrollo de software y alta tecnología?".
Precisamente las tensiones con Paquistán, que amenzan la industria del software indio, hacen que muchos se planteen que es una buena oportunidad para la Argentina.
Además de Motorola, Intel, Siemens e Impsat, en Córdoba están Prominente -empresa del grupo Roggio-, Voipgroup, que exportó tecnología a la NASA, e Iplan. Hay firmas multinacionales y Pyme que emplean a 3 personas: en conjunto facturan alrededor de 200 millones de dólares. Para Manuel Sampedro, director del Cluster, "el desarrollo de software y hardware tiene un efecto de derrame transversal, porque mejora la competitividad de todos los sectores".
Varios son los proyectos que animan el espíritu del Cluster cordobés: identificar las Pyme que necesitan mejorar sus procesos de producción, así como incentivar nuevas formas de financiación para apalancar a las empresas que quieren exportar y que deben certificar la calidad de su software.
Calidad internacional
Con respecto a la devaluación, Sampedro señala que "no quedamos aislados del mundo. Por el contrario, con toda la infraestructura instalada podemos garantizar calidad internacional a precios locales".
Otro de los polos importantes es el de Rosario, que agrupa a unas 60 empresas y factura unos 70 millones de dólares al año. Fue fundado en junio de 2000 y entre el 10 y el 15% de su facturación se debe a las exportaciones. La nave insignia del polo es Neoris, una empresa local que, apoyada por un grupo de inversores privados y el fondo de inversión Hicks Muse Tate & Furst, pasó a ser una multinacional: en 2000 se fusionó con siete empresas de Europa y América latina, extendiendo su base de operaciones al tiempo que llegó a ventas por 150 millones de pesos.
Para Darío Rocha, presidente del polo, "si no exportamos vamos muertos; ya desde antes de la devaluación el mercado es el mundo", dijo Rocha. Y aporta un dato interesante: el software en español representa apenas el 5% de los sitios de Internet, mientras que el inglés capta el 45% de los sitios. "Hay mucho por crecer y la Argentina puede ser una buena fuente para América latina", concluyó.
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