Los porteños podrían ahorrarse 101 millones de horas en trámites con los pagos digitales
El informe señala que la mayor adopción de tecnologías financieras generaría beneficios anuales de US$ 12.000 millones
Se pierde, se ensucia, se rompe, se puede falsificar. Son muchas las desventajas que tiene el dinero físico, una invención que nos legó la China del siglo XI pero que, tras mil años de vigencia, empieza a perder fuerza frente a las ventajas que ofrecen los sistemas de pagos electrónicos y las billeteras digitales.
En este marco, la consultora Roubini ThoughtLab presentó “Ciudades sin efectivo”, un estudio comisionado por Visa que revela el impacto que puede tener una mayor adopción de pagos digitales en 100 urbes del mundo, entre ellas Buenos Aires, a la que define como “una ciudad centrada en uso del efectivo.”
“Buenos Aires está entre las tres primeras de las 100 ciudades incluidas en el informe con mayor beneficio en términos económicos por migrar hacia un mayor uso de los pagos digitales”, dijo a LA NACION Salvador Pérez-Galindo, vicepresidente de Relaciones con Gobierno de Visa para Latinoamérica y Caribe.
Esta transición traería asimismo ahorros considerables de tiempo para los residentes y de costos para las empresas, comercios y los gobiernos, que además pueden incrementar su recaudación fiscal porque los pagos digitales reducen la informalidad al permitir transacciones trazables y gravables.
Beneficios
En base a sus relevamientos, el informe estima que la Ciudad podría recibir US$ 12.414 millones en beneficios si toda la población alcanzara el nivel de uso de pagos digitales que hoy en día tiene el 10% que más los utiliza.
Del total, unos US$ 700 millones corresponden a los consumidores, US$ 7000 millones a comercios y US$ 4000 millones al gobierno porteño. Además, se ahorrarían 101 millones de horas en trámites, de las cuales 57 millones corresponden a transacciones en bancos, 32 millones a operaciones comerciales y 12 millones a tránsito.
“El ahorro más grande podría originarse de reducir el tiempo gastado en realizar operaciones con cheques, u otras actividades como esperar en una fila para usar el cajero automático”, sostuvo Pérez-Galindo. También se ahorrarían US$ 397 millones por la reducción de los crímenes vinculados al uso de efectivo.
Adicionalmente, los comercios porteños pueden ahorrar hasta 62 millones de horas anuales al aumentar el uso de pagos digitales-37 millones en procesamiento de pagos, 9 millones en pagos a terceros y 16 millones de reducción en la aceptación de pagos en puntos de venta-. Pero los desafíos para lograr esto son grandes.
Retos
Antes de cosechar estos beneficios, la Ciudad deberá hacer frente a una serie de dificultades, como el acceso limitado a los instrumentos de pago digitales, la falta de infraestructura adecuada, el apego cultural al efectivo y las inquietudes sobre la seguridad de las transacciones, entre otros factores.
“El papel de los gobiernos nacionales y locales es clave para acelerar la migración a pagos digitales y con ello potenciar los beneficios asociados”, dijo Pérez-Galindo. “A nivel nacional se requiere una mayor coordinación entre autoridades financieras y tributarias a efectos de generar incentivos apropiados" para su uso, agregó.
En este sentido, dijo que “la tecnología sin contacto asociada a tarjetas de pago y billeteras digitales en teléfonos móviles ofrece un gran potencial para sustituir el uso de efectivo y tarjetas recargables” y pidió que todo el ecosistema trabaje junto “para incrementar la aceptación" de estas tecnologías financieras.